Fecha 13 del Torneo Clausura 1996. El campeón defensor Vélez peleaba por el título con Boca en Liniers. ¿Figuras? De sobra: José Luis Chilavert, Mauricio Pellegrino, Christian Bassedas, Patricio Camps, Fernando Pandolfi y el Turu Flores en el equipo dirigido por Carlos Bianchi; Navarro Montoya, Fernando Gamboa, Néstor Fabri, Kily González, Juan Sebastián Verón, Claudio Paul Caniggia y Diego Armando Maradona en el de Carlos Salvador Bilardo. El árbitro Javier Castrilli tuvo un protagonismo desmedido por sus decisiones. El público también.
El Xeneize arrancó con el pie derecho por el tanto de Caniggia, pero Vélez lo daría vuelta gracias a Camps (un gol discutido porque el Mono Navarro Montoya juró haber sacado el balón sobre la línea) y Chilavert, con un tiro libre magistral. Sobre el final del primer tiempo el juez sancionó un dudoso penal de Mac Allister que fue cambiado por el arquero del Fortín por el 3-1 a favor. Antes de su ejecución, Fabri vio la roja por protestar en la visita.
Los fanáticos xeneizes no toleraron la actuación arbitral y, enfurecidos, obligaron a suspender el partido por varios minutos. Decenas se colgaron y rompieron los alambrados de la popular visitante. Maradona acusó a Castrilli de haber exasperado a la gente y el referí también lo echó. Fue entonces cuando se produjo uno de los diálogos más desopilantes que se recuerden.
- Explíqueme por qué, a ver. Maestro, ¿pero usted que está, muerto? No está muerto, explíqueme, por favor se lo pido. Estamos hablando como hombres, como seres humanos.
La súplica de Maradona a un inmutable Castrilli, rodeado por sus asistentes, fue inútil. Allí Navarro Montoya, en su afán por contenerlo, lo llamó por su apodo (Armando por su segundo nombre) y trato de disuadirlo: “¡No te va a contestar, no te va a contestar!”, le insistió el Mono. Y Diego explotó: “¿No me va a contestar? Es un botón entonces. Es un hijo de puta”.
En el complemento Vélez lo liquidó con un tanto de Gamboa en contra y otro del Turu Flores. De yapa, el Colorado Mac Allister fue expulsado por insultar a Castrilli. Paradójicamente, la noche que fue para el olvido en Boca, jamás podrá ser perdida en la memoria colectiva de todo futbolero.
La popular visitante era un hervidero con golpes entre hinchas y efectivos policiales. Mientras tanto Castrilli decidió continuar la acción. Con dos hombres menos, a Boca se le hizo imposible competir de igual a igual frente a un rival que a la postre sería campeón otra vez. Años después, Navarro Montoya contó que en la intimidad del plantel muchos lo llamaban “Armando” a Maradona y hasta por su grado de confianza él se atrevía a decirle “Gorda”. El Mono, no era el Mono, sino “Gorila”. Sobre el episodio, recordó hace un par de años: “A Javier en algunas ocasiones le faltaba entender el contexto, el momento. Diego no entendía la expulsión y es más, yo no sabía que lo habían expulsado, me doy cuenta cuando lo veo cara a cara. Lo voy a buscar, a separar, porque no quería que pasara a mayores y sabía que no le iba a contestar como le dije... Nosotros los futbolistas a veces generamos momentos que quedan para toda la vida”.
Castrilli también dio detalles de aquel cruce con Maradona en una entrevista con este medio el año pasado: “Lo dirigí varias veces. Y siendo sincero, el trato de él conmigo siempre fue respetuoso. Siempre se dirigió a mí diciéndome ‘maestro’. Es decir, yo no tuve de él un trato ni descortés ni irrespetuoso hasta ese partido ante Vélez”.
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