Emiliano Martínez (7): cuando fue convocado a la acción, rindió. Le tapó un mano a mano a Vargas y le atajó el penal a Vidal; tuvo la mala fortuna de que el rebote derivó en Vargas, quien marcó la igualdad. Bien en en los centros, otro paso adelante en su rendimiento.
Gonzalo Montiel (5): un par de proyecciones interesantes, como en la combinación con Messi en la que dejó solo frente al arco a Lautaro Martínez, pero sin la comodidad y la convicción que muestra en River. En el retroceso, algunos desajustes.
Lucas Martínez Quarta (3): le costó la marca del movedizo Eduardo Vargas, salió a cortar lejos y mal en varios lances (o cometió falta o perdió, como en la jugada de Meneses en el primer tiempo) y de arriba fue irregular.
Nicolás Otamendi (4): mejor en el primer tiempo, pero su nivel decayó en el complemento. Pierde a Vargas en la jugada del mano a mano que derivó en el penal y perdió en algunas ocasiones en el juego aéreo.
Nicolás Tagliafico (4): sin las trepadas que muestra en el Ajax o en sus mejores momentos en el fútbol argentino; además le cometió el penal a Arturo Vidal por un intento de rechazo a destiempo.
Rodrigo De Paul (6): rueda de auxilio de todo el mediocampo, dueño de los relevos, siempre intentó tocar simple y al pie. Sin Paredes, en el segundo tiempo, ocupó su rol.
Leandro Paredes (6): correcto en el primer tiempo, sobre todo cuando Argentina logró salir del primer acoso. Primera puntada inteligente, sin pisar tanto el área como frente a Colombia, cuando anotó un golazo.
Giovani Lo Celso (7): de lo mejor de Argentina en el mejor momento de Argentina. Como el mediocampista con menos obligaciones de marca, fue el mejor socio de Nico González, al que le entregó varias asistencias, y provocó la falta en el gol de tiro libre. Había bajado su incidencia en los primeros minutos del complemento, pero no se entendió su salida.
Nicolás González (6): por rendimiento, desgaste y desequilibrio; gran partido. Por efectividad: pobre. De ahí el promedio que le entrega un 6 de puntaje. Como atacante-carrilero, impidió la proyección de Isla y llegó 5 veces a posición de gol: falló todas. Hizo autocrítica y aceptó sus culpas. De todas maneras, una pieza que abona las esperanzas del equipo en el torneo.
Lionel Messi (7): un tiro libre con la marca de su talento y varios destellos de altísimo nivel, como el remate que le saca Bravo o las asistencias a Nico González en el segundo tiempo. Empujó hasta el final. Por él, Argentina debió ganar.
Lautaro Martínez (4): con la voluntad y el coraje de siempre, pero sin la tiza de otra época y peleado con el arco. Tuvo dos chances en el primer tiempo: en una, tras centro de Lo Celso, se deslizó pero tiró el balón por encima del travesaño; en la otra, tras cesión de Montiel, pateó mal y mordido. Fue reemplazado.
Ángel Di María (5): la búsqueda de siempre con su tranco y vértigo, pero sin claridad, en el trance de mayor confusión de Argentina. Algún centro venenoso.
Exequiel Palacios (5): la intención habitual de jugar al pie y filtrar balones, pero con poca eficacia.
Sergio Agüero: entró sobre el final y buscó, pero no fue correctamente abastecido.
Joaquín Correa: se ubicó sobre la izquierda, en la función de Nico González. Algún buen desborde como acción más positiva.
Nahuel Molina: entró por Montiel para enviar centros; no consiguió inquietar.
Lionel Scaloni (4): responsable de lo bueno y de lo malo en la Selección. Por propuesta y la posición difícil de descifrar para los rivales de Nico González, Argentina se fue en ventaja y redondeó un buen primer tiempo. Se derrumbó en el segundo porque una vez más se replegó ante un empuje tibio de Chile. Los cambios no hicieron efecto y también resultaron difíciles de entender (Lo Celso había sido el mejor del primer tiempo; salió Paredes, el 5, improvisando en su rol).
SEGUIR LEYENDO: