“De chico jugaba al fútbol. Empecé de 9 y terminé como marcador central. Pero en un momento me di cuenta que era malo y, como siempre fui alto, me dijeron que probara con el básquet. Fui a Unión de Santa Fe y me gustó. Así empezó todo…”. Juan Francisco Fernández tenía 13 cuando dejó la N° 5 y comenzó con la naranja. ¿Quién iba a pensar que, cinco años después, estaría citado para la preselección olímpica de básquet, junto a cracks mundiales como Scola, Campazzo y compañía?
“Cuando me dijeron que estaba convocado realmente fue un momento increíble, de mucha alegría, obviamente, y de satisfacción por todo el esfuerzo que he venido haciendo. Yo, un poco me hacía a la idea de que podía estar en la preselección, por lo que venía escuchando. Incluso me entrenaba con la cabeza puesta en que podía estar…. Por suerte se me dio, me llamaron, aunque por momentos todavía no me lo termino de creer mucho y me siento muy emocionado. Quede o no entre los 12, esto es muy motivante para seguir entrenando y progresando. Es un enorme incentivo para mí”, revela este ala pivote santafesino de 2m10 que, además de querer aprender al lado del capitán y sus muchachos, tiene una meta en la cabeza. “Tengo muchas ganas de entrenar con Luis, aprender a su lado, pero también ver si le puedo meter algunas bandejitas en la cara”. El pibe, más allá de la emoción que le genera haber sido citado entre los 15 para Tokio, no se achica y tira, entre risas, una frase que marca su ambición. “Estar con él es un sueño, un objetivo, pero yo soy así, competitivo, y me encantaría poder enfrentarlo y ganarme un lugar entre los 12”, deja claro, con el respeto que se merece el Rey Luis V que, por estos días, se encuentra en su campo de Castelli entrenando a full para llegar afilado a su quinto Juego Olímpico, a los 41 años.
Tal vez Fernández no estaba en el radar de tantos hinchas de básquet, pero él hace rato se viene destacando en selecciones menores y hasta en España, donde esta temporada estuvo entrenando con el equipo de la ACB del Fuenlabrada y, a la vez, fue la figura de la filial que logró el ascenso a la tercera división (promedió 14 puntos y 5.7 rebotes) hasta ganarse el llamado de Sergio Hernández.
-¿Y por qué sentís que te llamó Oveja? ¿Es tu talla, la versatilidad, el tiro, la mentalidad que mostrás? Si tuvieses que decir algo tuyo, ¿qué te gusta de vos?
-Yo creo que mi mentalidad ganadora, por así decirlo. Todo lo que juego lo quiero ganar. También creo que es un poco de todo: el tiro, ser alto, tener brazos largos y mi capacidad para el rebote.
-Medís 2m10 y Argentina no ha tenido mucha altura en general y menos con tu versatilidad. Vos tenés la talla, esa característica tan buscada hoy y ya con roce europeo. No estuviste jugando ACB pero sí entrenando con el equipo y ascendiste a la tercera división siendo importante.
-Sí, es verdad. En Fuenlabrada tuve la oportunidad de tener bastantes entrenamientos con el primer equipo y me fue bastante bien, aprendí y me di cuenta que mi juego no está tan lejos de los mejores internos. No es que me falten muchas cosas por así decirlo, ya conozco más o menos el mundo profesional y me siento cómodo en ese ámbito.
-Volviendo a tu personalidad. Me dijeron que no le tenés miedo a nada. Que no vas a ir a hacer experiencia sino a ganarte un lugar. El mismo Oveja Hernández dijo que no le regala un lugar a nadie y que el que está es porque tiene chances de quedar. Más allá de que no vas a ir a Las Vegas por estar en tu Mundial las chances de quedar están.
-Sí, es así como yo lo pienso. Si estoy entre los 15 no es para hacer experiencia y nada más. Quiero ganarme un lugar en Tokio.
Fernández está muy contento. Pero, a la vez, le da un poco de bronca lo que le sucede. Desde el 14 de este mes hará la última parte de la preparación con el seleccionado U19 que disputará el Mundial de la categoría en Letonia, desde el 3 de julio. Eso le impedirá estar en la preparación de la Mayor en Las Vegas, desde el 27. Hernández decidió convocarlo igual y, según su rendimiento en la cita mundialista, definirá si va o no a Tokio. “Me jode un poco perderme Las Vegas, pero me pondré contento si juego el Mundial, sobre todo porque lo haré con mi camada (2002), con mis amigos, aunque es obvio que me molesta perderme la experiencia con la Mayor. Ojalá pueda jugar bien el Mundial, que nos vaya bien como equipo, y ganarme un lugar en Tokio”, resalta quien no ha tenido experiencias esquivas con sus compañeros porque se perdió el Sudamericano U17 y luego, por la pandemia, Premundial U18. “Sí, por eso digo que tengo muchas ganas. Porque además nos veo bien para Letonia. Si bien todavía nos falta un poquito yo creo que en la próxima concentración vamos a poder pulir todos los detalles. Si jugamos bien y alcanzamos los objetivos que nos planteamos podemos ganar partidos y ponernos bien arriba. Pero también podemos perderlos y estar abajo. Cualquiera opción es posible”, explica Juan Francisco.
El pibe saltó a la fama en un torneo U16 en Turquía, cuando lo vieron los scouts de Europa y recibió ofertas de varios clubes. Meses después quedó entre los 12 para el Mundial U17 disputado en Santa Fe, su ciudad, dando casi dos años de ventaja. Y no sólo quedó. Jugó y bien, promediando 8.7 puntos y 7.6 rebotes. “Te diría que podría haber hecho un mejor Mundial, pero jugué bien y me sentí cómodo en el equipo. Tomé ese torneo de referencia para saber dónde estaba y qué me faltaba, y creo que pude aprovecharlo al máximo. También el estar en mi ciudad, con todos mis amigos y jugando para Argentina, lo completó. Fue una gran primera experiencia en la elite”, explica quien luego del torneo aceptó la oferta del Fuenlabrada y emigró, con 16 añitos. “No fue una decisión tan difícil porque mi familia y amigos me apoyaron mucho. Pero, claro, no fue fácil en los primeros meses. Hubo un montón de veces que dije ‘no aguanto más, me quiero volver’, pero tuve a mi agente que me ayudó mucho. Fue más un amigo.. Y también mis compañeros de equipo me apoyaron mucho y pude aguantar por suerte”, explica.
Talento precoz, siempre visto con un enorme potencial, Fernández también se ganó un lugar en el Mundial U19 de Grecia, hace dos años. También dando dos años de ventaja y nada menos que en la gran camada 2000 de Leandro Bolmaro y compañía. “Aprendí mucho de esa experiencia, del hecho de haber ganado los primeros tres y perdiendo uno solo quedamos eliminados. Por ahí la gente dice que es injusto pero para mí no es tan así. Hay que ir partido a partido y ganar el que toca. Tuvimos la mala suerte de que perdimos, pero aprendí de esa experiencia y de mis compañeros”, comenta. Las buenas noticias no se detuvieron y en febrero del 2020, antes del estallido de la pandemia, fue invitado a estar en la previa del All Star de la NBA, con prospectos internacionales top. “Sí, estuvimos entrenando con un montón de chicos de todos lados, con entrenadores asistentes de la NBA e incluso hubo jugadores. Nos mostraron ese mundo, vimos el concurso de volcadas, habilidades y el partido también. Disfruté mucho de esa experiencia”, cuenta.
-Pasando a tu última temporada en Fuenlabrada, que termina con un moñito por el ascenso, pero sobre todo jugando mucho y pudiendo desplegar tu talento. Una temporada que te dejó mucho, ¿no?
-Sí, tuve la suerte de que en Fuenlabrada me dieran la batuta, por decirlo así, del equipo. Un poco el rol de líder y ahí me sentí muy cómodo con los chicos, que ya eran mis amigos. Conocía a la mayoría, hubo algunos nuevos. Nos fuimos desarrollando como equipo durante el año y hasta tuvimos una racha de 14 victorias seguidas. Nadie se la esperaba y cuando nos dimos cuenta llevábamos 14. En el trascurso del año nos dimos cuenta que estábamos para grandes cosas y lo culminamos con el ascenso.
-En los entrenamientos con el primer equipo del Fuenlabrada, ¿con quiénes te encontraste ahí y qué aprendiste?
-En total habré ido unos dos o tres meses en todo el año a entrenar con el plantel de ACB. Siempre trataba de hablar mucho con Cristian Eyenga, que es ex NBA y compañero de LeBron (James) y un montón de estrellas. Él me ayudó mucho. Me sirvió para darme cuenta que no estaba tan lejos como parecía. Si bien estaba confiado en que mi juego estaba bien, y pude hacerlo muy bien en los entrenamientos, eso me sirvió y pude aprender mucho de mis compañeros.
-Yendo al plano personal, ¿cómo es Juan Fernández? Me dijeron “muy exigente y competitivo” pero también te noto tranquilo, como que sos de una forma en la cancha y de otra afuera. ¿Cómo te describirías?
-Sí, soy bastante distinto jugando que afuera, en la vida. Jugando soy muy pasional, exigente, quiero ganar todo y hacerlo todo bien. Si gano por 20 y puedo ganar de 40, quiero hacerlo. Soy así. En la vida soy tranquilo, me gusta estar con mis amigos. Soy normal, nada fuera de lo común.
-¿Y qué te gusta fuera del básquet? No sé si sos obsesivo del básquet… Me dijeron que te gustaría empezar a estudiar algo.
-(se ríe) Me gusta mirar deportes, sobre todo fútbol y la Fórmula 1, que me está empezando a gustar ahora. Por ahí juego a la Play con mis amigos. La mayoría de ellos juega al fútbol, yo siempre intento ir a verlos cuando estoy en Santa Fe. No miro mucho básquet. Miro los partidos buenos, como el Final Four de la Euroliga y ahora los playoffs de la NBA, pero no mucho más. Trato de desconectarme un poco cuando puedo.
-Me contaron que tenés de referente a Dirk Nowitzki y que hasta tenés un perro en Santa Fe al que le pusiste Dirk.
-Sí, así es. Ahora, para esta entrevista, con mi hermana lo encerramos porque si no viene y te despelota todo, pero sí, se llama Dirk y le puse así por el jugador. Es un border collie, es una raza muy activa, no se queda quieto un segundo. Tiene mucha energía.
-Más allá del alemán, imagino que también tendrás como referente a Scola, nuestro capitán. ¿Cómo te ves entrenando y aprendiendo con él?
-Creo que no hace falta decir mucho de lo que significa Luis. Estoy muy entusiasmado con el hecho de quedar, entrenar con él y aprender lo máximo que pueda. Y hasta ver si le puedo meterle algunas bandejitas en la cara (se ríe). Como te dije soy muy competitivo, pero lo que más quiero es aprender y disfrutar de esta experiencia que puede ser única.
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