La emotiva carta que preparó Carlos Tevez para su despedida de Boca

“Nacimos de Boca y vamos a morir de Boca. No hay nada más lindo y no necesito más nada para ser feliz”, dijo Carlitos con la voz entrecortada en uno de los pasajes del extenso texto que leyó en la conferencia de prensa

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El discurso de despedida de Boca de Carlos Tevez

Carlos Tevez llegó acompañado al escenario por el presidente Jorge Amor Ameal y sonrió a los presentes. El máximo mandatario de Boca tomó la palabra mientras el Apache esperaba paciente su turno. Cuando le cedió el protagonismo, primero bromeó: “Ya lo dijo todo Presidente, no hace falta que hable...”. Pero luego se puso serio, pidió perdón por la demora en el inicio de la conferencia y empezó a leer “un par de cosas para comunicar a la gente”. En sus manos, escondido debajo del atril, tenía un texto que escribió para iniciar su despedida de la entidad que ama.

“Pensé que nunca iba a llegar este momento, pero acá estoy. Se va a hacer muy difícil hablar en sí. Acá estoy para decirles que no voy a seguir en el club. No es una despedida, digo siempre que no es una despedida con esta camiseta, sino un hasta pronto. Siempre voy a estar para el hincha, para el pueblo xeneize. Ya no como jugador, pero sí como el Carlitos de la gente. Eso es invalorable”, comenzó la lectura de la carta que preparó especialmente para la ocasión.

Decirles que estoy lleno, que estoy pleno con esta decisión porque no tengo más nada para dar. Como jugador lo di todo, por eso es que estoy feliz. En estos momentos, Boca siempre me necesitó al 120% y mentalmente no estoy preparado para darle eso. Para mí Boca es el mejor club del mundo. Mi papá era de Boca, mis hermanos, mi mamá, mi mujer y mis hijos son de Boca”, continuó ya con la voz entre cortada.

Carlitos cerró su tercer paso en la entidad con la que ganó 11 títulos y en la que es uno de los 10 máximos goleadores históricos: “No puedo mentirles a ellos ni a los hinchas. Por eso es mi decisión, es pura y exclusivamente mía. Esta es la verdad de mi decisión. Boca te lleva a dar lo máximo, mucho más que lo máximo. Y yo mentalmente no estoy en condiciones para darlo porque la verdad es que no tuve ni tiempo de hacer el duelo de mi padre que ya estaba jugando de vuelta. Así es la exigencia de Boca”. La referencia estaba emparentada a la muerte de Don Segundo, su padre, en febrero.

Con Juan Román Riquelme, Miguel Ángel Russo y Jorge Amor Ameal entre los presentes, Carlitos también les dedicó un pasaje a ellos y a todos los que trabajan hora a hora en la entidad: “Quiero agradecer a la dirigencia, quiero agradecer al cuerpo técnico, a mis compañeros. A toda la gente del club que trabaja: seguridad, masajista, toda la seguridad, toda la gente que trabaja y hace que este club cada día sea más grande. Muchas gracias”.

La voz entre cortada volvió a reaparecer cuando recordó su última vez en la Bombonera con el estadio lleno, en aquel día que consiguió el título local. “Mucha gente me pedía que me quedara hasta diciembre, que aguante hasta que vuelva la gente a la cancha, que eso me iba a llenar un poco más, pero eso era lo que querían ellos. La verdad es que se me hizo muy difícil, pero para mí, mi mayor alegría y satisfacción es quedarme con el recuerdo más lindo que puedo tener: la última vez que nos vimos donde la gente gritaba como loca dale campeón. Donde los hijos, los padres y los abuelos se abrazaban, y gritaban que éramos campeones. No hay nada más lindo que esa imagen para mí, la última ovación a Maradona en una cancha”, leyó muy emocionado.

La última vez que mi viejo me vio jugar a la pelota y salir campeón. La última vez que vi llorar a mi papá de alegría. Porque siempre desde el día que nací, nacimos de Boca y vamos a morir de Boca. No hay nada más lindo y no necesito más nada para ser feliz. Pueblo xeneize no tengo palabras para agradecer tanto cariño. No sé si merezca, pero lo que sí sé es que mi sangre no es roja, mi sangre siempre va a ser azul y amarilla. Hasta pronto, gracias”, concluyó entre los aplausos de los pocos periodistas que pudieron ingresar a la Bombonera.

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