Una cuestión casi personal: así se preparó Messi para intentar ganar la Copa América

Leo quiere dejar atrás las frustraciones y se preparó para que la última foto sea feliz. Hace años que él quiere un cuadro levantando una Copa con Argentina

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La Pulga, feliz en modo Selección
La Pulga, feliz en modo Selección

Messi es otro Messi cuando juega la Copa América. Pasó a ser una cuestión casi de piel. Él tenía la zurda de miniatura cuando Argentina la ganó por última vez. Leo nació en junio del 87, el año en el que se jugó nuestro país y el trofeo lo levantaron Alzamendi y Francescoli con Uruguay. Leo apenas empezaba a mirar sin ver al Tata Martino en Newell ‘s cuando la Selección dio la vuelta olímpica con Coco Basile entrenador y Ruggeri capitán en ausencia de Maradona. Fue en Chile 91 y Ecuador 93. En el primer equipo la rompieron Caniggia y Batistuta, que explotaba en Argentina después de transformarse en Batigol en Boca, un apodo que patentó el inolvidable relator Pancho Caldiero. En el segundo título fue célebre el lateral rápido que saca Simeone para el segundo gol de Batistuta en la final con México.

La cuestión de Messi igual es más personal. La última vez que disputó la Copa sintió que le pusieron la mano en el bolsillo para ayudar a Brasil -también local- y explotó contra la Conmebol. Fuera de la cancha representó su versión más maradoniana de la historia. Pero antes, en el 2016 en Estados Unidos, hubo otro punto de mayor impacto aún. Después de errar su penal contra Chile se fue a un costado, en el banco. Estaba solo. Cuando salió del vestuario, ya eliminado, con los ojos inyectados de dolor, sin que ningún compañero lo supiera renunció a la Selección. Ahora se preparó para que la última foto sea feliz. Hace años que él quiere un cuadro levantando una Copa con Argentina.

Messi no levantó la voz pero interiormente seguro que tampoco le seduce mucho la idea de que la Copa se juegue en Brasil. Ya no es sólo por el temor al peso de la localía y el uso del VAR sino por la situación sanitaria. El presidente Bolsonaro ha subestimado los efectos del COVID-19 durante un largo tiempo y tiene una interna que hace ruido. No parece casual el mensaje del Kun Agüero apenas pisó Ezeiza después de ser presentado en el Barcelona. Habló de los peligros de organizar la competencia allá. Si bien tiene autonomía y chapa para declarar a su gusto, no parece algo que no haya hablado nunca con el capitán. Kun y Messi son amigos además de compañeros de concentración. Scaloni fue otro que levantó la voz en la conferencia previa al partido con Chile. Y en otras selecciones hablaron públicamente Luis Suárez y Cavani.

Era difícil que Messi cuestionara a la Argentina hasta hace unos días. Hasta hubiera sido entrar a una grieta de la cual el mejor jugador del mundo nunca participó. Ahora, entonces, no sorprendería que Leo hable después de un partido y marque su diferencia con Brasil 2021... La otra ventana que se abre es la directamente deportiva. Leo hace algunas semanas que está focalizado en estos dos partidos de Eliminatorias y después en levantar la Copa como el Cabezón Ruggeri. Ya la última fecha de la liga española contra el Eibar -cuando no podía ser campeón- no la jugó para descansar y pensar en modo Selección.

Siempre se sintió feliz en los grupos. Primero era un chico que acompañaba desde su chapa pero también la ilusión. Su primera Copa América fue en 2007, ese equipo repleto de talento que cayó en la final con Brasil. Allí estaban Riquelme, Tevez, Crespo, el Ratón Ayala, Zanetti, Heinze, con Basile DT. Más difícil la pasó en el 2011, con Checho Batista, aun antes de quedar eliminados con Uruguay por penales. Una noche en Santa Fe, después de un 0 a 0 con Colombia, se fue silbado jugando de local. Fue el día de la famosa discusión con Nico Burdisso en el entretiempo. Tan nerviosos estaban que tuvieron que separarlos para que no se fueran a las manos. En esos tiempos, aun con su mamá enferma, Diego dio una entrevista básicamente para bancar a Messi. Después ya fue el grupo estable, que perdió la final en 2015, cuando Mascherano entre lágrimas llegó a decir “tal vez el problema sea yo, no le encuentro explicación, es una tortura”. Ahora con Scaloni hay un grupo nuevo y Messi se siente cómodo. Ya no camina en versión póster para la mayoría. Tiene cerca a De Paul, los nuevos como Paredes y el regreso de Di María. No hay una preparación física especial pero sí un compromiso grande. Ya sin Masche, Messi siente que tiene que tomar ese lugar y hablar cuando hace falta. Así lo sintió cuando se detonó en la última Copa América. No es que tiene más personalidad ahora. Asumió el rol ante la ausencia.

Desde su lugar, el 10 baja línea para cuidarse y otra vez intentar ganar. “En la última Copa América dejamos una buena imagen, pero no podemos quedarnos con eso. Hay que seguir creciendo”, es el mensaje interno de Messi. Él la juega para ganar. Más allá de que pueda ser una línea de crecimiento para armar el equipo para el Mundial del año que viene, lo mueve ganar la Copa. Aun cuando el entrenador no está tan en evaluación como la edición anterior, Messi no quiere más imágenes derrotado. No es lo mismo que perder en Qatar, pero él ha dicho que la foto que más le duele es cuando le queda la Copa del Mundo en la espalda en Brasil 2014. Aun cuando sabe que es una preparación distinta, con un equipo que no pudo jugar la última doble fecha de Eliminatorias por la pandemia, y ahora también deberá convivir con el virus en un país crítico. Los torneos ahora también están atravesados por este rival, que llevó a Enzo Pérez a atajar en Copa Libertadores y al juvenil Leo Díaz a debutar en River en un Superclásico con Boca. Su motivación siempre es la misma: ser campeón con Argentina. Tiene una excelente oportunidad después de tantas malas. Por eso Messi es otro cuando juega la Copa América.

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