Tras el golpe que significó la salida de Diego Maradona del Mundial 1994, cuando la selección argentina aparecía con ilusiones de llevarse el título, el entrenador Alfio “Coco” Basile parecía tener su revancha en la Copa América de Venezuela 2007 con un gran plantel que era señalado como el más serio candidato, pero cayó inesperadamente en la final del torneo ante Brasil por un contundente 3-0 y Robinho se apoderó de los premios y el protagonismo que en un principio se estimaba que quedarían en manos de Lionel Messi.
Al no contar Brasil con sus principales figuras (Ronaldinho, Kaká, Lucio, Ze Roberto, Ronaldo o Dida), debido a que venía ganando títulos importantes y prefería apuntar sus objetivos hacia el Mundial 2010 porque había conseguido ganar la Copa América 2004 y la Copa Confederaciones 2005, este torneo de Venezuela fue promocionado por el duelo entre Messi y Robinho, aprovechando que el argentino jugaba en el Barcelona y el brasileño, en el Real Madrid.
Messi y Robinho llegaban en momentos cruzados. En lo individual, el rosarino se encontraba en un gran momento, con rendimientos deslumbrantes en el Barcelona, mientras que Robinho no contaba mucho para su entrenador en el Real Madrid, Fabio Capello, aunque los blancos se quedaron con el título de Liga y los catalanes comenzaban una crisis con la evidente baja de Ronaldinho, que acabaría yéndose al terminar la temporada 2007/08 (con el Real Madrid, otra vez campeón).
Todo indicaba que la selección argentina era amplia favorita para ganar la Copa América 2007. Las bajas en Brasil, sumado a que se consideraba que la generación de grandes estrellas comenzaba a terminarse (Bebeto, Romario, Rivaldo, Ronaldo), el hecho de que el entrenador Dunga convocara a un equipo B, cuyas figuras más destacadas eran Robinho, “La Bestia” Julio Baptista o Wagner Love, realzaban las posibilidades de los de Basile, que había conseguido reunir a jugadores como Riquelme, Messi, Verón, Tevez, Crespo y Mascherano, y de hecho, resultó el equipo con mejor rendimiento en el torneo hasta llegar a la final de Maracaibo.
En cambio, Brasil había comenzado mal, con una derrota por 2-0 ante México y los presagios eran de los peores, aunque enseguida vino la recuperación en el grupo con un 3-0 a Chile, y con un triplete de Robinho, que volvió a aparecer ante Ecuador con su gol de penal para la victoria final por 1-0 pero que sirvió parea pasar a los cuartos de final.
Allí Brasil volvió a enfrentar a Chile, pero esta vez el marcador fue mucho más abultado, 6-1 (Robinho marcó otro gol) y eso despertó la ilusión de sus seguidores, aunque la semifinal ante Uruguay fue mucho más sufrida y tras el 2-2 en tiempo reglamentario, tuvieron que definir por penales. Los “Celestes” tuvieron una gran oportunidad cuando Pablo García tuvo un penal decisivo, pero lo falló y el equipo de Dunga llegó a la final.
Era la gran ocasión para la selección argentina, que venía de varias derrotas seguidas ante Brasil, como la muy dolorosa por penales en la Copa América de Perú 2004, cuando Adriano empató sobre la hora, o el 4-1 de la final de la Copa Confederaciones de Alemania 2005, o el 3-0 del amistoso de Londres en 2006, el día del regreso de Basile como DT.
El equipo argentino llegaba mucho mejor a esa final tanto en individualidades como en rendimiento, pero en una tarde muy ventosa, Brasil se puso en ventaja demasiado pronto, a los 4 minutos, por Baptista, y luego aumentó la ventaja con un gol en contra de Roberto Ayala y otro de Daniel Alves. El 3-0 había sido lapidario y volvía a establecer una gran diferencia entre los dos en el marcador.
Este resultado cambió por completo la percepción de lo que había ocurrido, y Robinho, autor de seis tantos (dos de ellos, de penal) recibió el premio al máximo goleador y fue elegido mejor jugador del campeonato.
Tras los festejos, Dunga describió a su selección como “un equipo de trabajadores” y recordó que con su asistente, el ex lateral Jorginho, “estuvimos encerrados por horas en la habitación del hotel planificando en detalle el partido, utilizando el sistema del entrenador italiano Marcello Lippi”, para recordar que en las finales “gana el que se levanta mejor”.
Robinho (Robson De Souza) nació en Sao Vicente el 25 de enero de 1984 y es conocido como “El Rey de la Bicicleta” porque es una jugada típica suya. Sus comienzos fueron jugando al fútbol sala en el desaparecido club Beira Mar, que ahora dio lugar a un complejo deportivo que lleva su nombre. Allí fue descubierto en 1994 por el entonces DT del Santos, Betinho, quien lo llevó a la Asociación Atlética de los Portugueses, aunque rápidamente lo sacó de allí y lo trasladó a las divisiones inferiores del club en el que trabajaba.
En 2001, después de ganar el Brasileirao sub-17 con el Santos, fue ascendido al plantel de primera división y fue cuando Pelé, leyenda del Santos, lo señaló como su heredero, Y ya en 2002, en su primera temporada, marcó diez goles en 30 partidos y el club pudo ganar el Brasileirao tras veinte años de sequía. Robinho parecía estar llamado para cosas muy grandes en el fútbol, y más aún cuando llevó a su equipo junto con otra estrella emergente, Diego, a la final de la Copa Libertadores 2003, aunque allí fue vencido con claridad por el Boca de Carlos Bianchi y con Carlos Tevez (nacido diez días después que él) como gran figura.
Robinho siguió siendo una estrella en los torneos brasileños siguientes. En 2004 marcó 21 goles en 27 partidos, a los que hay que sumarles 7 en el Paulista y 4 en la Copa Libertadores, y Santos volvió a ganar el Brasileirao y él recibió a fin de año el Balón de Oro de su país como mejor jugador del año, y en 2005 convirtió 24 goles en 28 partidos y ya llegó el Real Madrid decidido a contratarlo luego de complejas negociaciones, cuando ya parecía que se lo llevaba el Benfica. Los blancos pagaron 30 millones de dólares por su pase.
Al llegar a Madrid, nadie esperaba que jugara tan poco. Tuvo una primera temporada irregular, a lo que se sumaron las críticas de la prensa por sus continuas salidas nocturnas. Su entrenador Capello no lo tuvo en cuenta y casi no jugó en la primera parte de la temporada 2006/07. Recién en la segunda tuvo algunas posibilidades como volante o por el lateral izquierdo, aunque el equipo fue campeón de Liga y volvió a repetir en 2008. Al comenzar la temporada 2008/09 alcanzó a ganar también la Supercopa de España antes de ser transferido al Manchester City, donde tampoco tuvo regularidad.
En 2010, tras un paso que no fue el que la mayoría imaginaba por Europa, Robinho regresó por seis meses al Santos con la idea de mostrase para ser convocado para jugar el Mundial de Sudáfrica, y ayudó a su equipo a ganar la Copa de Brasil, pero ya en septiembre estaba regresando al Viejo Continente para vestir la camiseta del Milan, con el que ganó la Serie A de esa temporada , y la Supercopa de Italia hasta que en 2015 pasó al Guang Zhou Evergrande con el que ganó la Superliga china, otra vez volvió a Brasil para jugar unos meses en Atlético Mineiro, para terminar en 2017 en el Sivasspor y en 2020 en el Estambul Basaksehir, ambos de Turquía. En éste último ganó la Superliga, antes de finalizar su carrera otra vez en el Santos, que le rescindió el contrato al quedarse sin uno de los auspiciantes más importantes.
En total, Robinho marcó 249 goles en 770 partidos en clubes. y 35 en 112 con la selección, contando su participación en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
Con la selección brasileña pudo ganar dos Copas Confederaciones, en Alemania 2005 y en Sudáfrica 2009, pero no logró repetir en los años siguientes en los Mundiales de esos mismos países, y también participó de las Copas América de Argentina 2011 y Chile 2015.
En marzo pasado, el Tribunal de Apelaciones de Milán ratificó el fallo por el que fue condenado a nueve años de prisión por una violación en grupo a una mujer de 22 años en una discoteca en 2013, y su defensa presentó una apelación al Tribunal de Casación.
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