El día que Alfredo Di Stéfano fue arquero improvisado de River Plate en un Superclásico

Ante la lesión de Amadeo Carrizo en medio del encuentro, el centrodelantero ocupó el arco. Fueron pocos minutos, pero mantuvo el arco invicto y le gustaba atajar durante los entrenamientos

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Alfredo Di Stéfano y su
Alfredo Di Stéfano y su particular relación con la pelota. Le gustaba jugarla con el pie, pero también con la mano. (Photo by Terry Disney/Central Press/Getty Images)

Alfredo Di Stéfano, considerado uno de los mejores futbolistas de la historia, y símbolo del Real Madrid, del que fue presidente honorario, llegó a ocupar el arco de River, pese a ser centrodelantero, y nada menos que en un Superclásico histórico.

El 31 de julio de 1949, por la decimotercera fecha del torneo oficial, que se jugaba durante gran parte del año, River, que iba puntero, recibía en el Monumental a Boca, que ocupaba en ese momento el último lugar de la tabla de posiciones, en una campaña decepcionante pese a que su entrenador era Renato Cesarini, de gran éxito en Italia y que ya había ganado campeonatos con los “Millonarios”.

River ganaba por 1-0 con gol de Ángel Labruna a los cinco minutos del segundo tiempo, cuando el arquero local, Amadeo Carrizo, recibió un pelotazo en los testículos y tuvo que ser asistido, para lo cual debió ser retirado del campo de juego, y fue sustituido por Di Stéfano en un tiempo en el que no existían los cambios por suplentes.

“Fue un pelotazo tremendo ahí abajo y tuve que salir porque me sentía descompuesto y entonces Alfredo entró por mí”, recordó Carrizo en una entrevista con el diario español “As” en 2014.

Di Stéfano había debutado en River en 1945, fue a préstamo a Huracán en 1946 debido a que en su puesto jugaba Adolfo Pedernera, integrante de la célebre “Máquina”, y retornó en 1947. Ya en 1949, cuando se disputó aquel Superclásico, era una de las máximas figuras del equipo que dirigía José María Minella.

El delantero, que solía ser arquero en muchos entrenamientos, se vistió con un buzo amarillo con mangas cortas y sin guantes, que tampoco se utilizaban en esos tiempos, y consiguió mantener el arco invicto en los ocho minutos que quedaban hasta el final del partido. “Es que Alfredo era bueno en todo, también en eso”, afirmó Carrizo.

Con la pelota al pie,
Con la pelota al pie, en España y frente al Barcelona. Di Stéfano, luego de aquella anécdota en el Monumental y tras pasar por Colombia, fue ídolo en Madrid.

Siempre dijo que a River llegó por casualidad desde Los Cardales, donde se crió: “Mi padre conocía a un jugador que era electricista, me probó Peucelle y me ficharon. En Tercera ganaba veinte pesos por partido ganado y con el primer premio que gané, me compré un traje en la tienda “Auténtico” y dos pantalones en la sastrería “Casa Danubio”.

En aquella ocasión del Superclásico, Di Stéfano tenía 23 años recién cumplidos (había nacido el 4 de julio de 1926) y el de 1949 fue el último torneo que disputó en la Argentina antes de emigrar a Colombia para jugar en el Millonarios de Bogotá, desde donde pasó al Real Madrid en 1953. Falleció en Madrid el 7 de julio de 2014.

River finalizó segundo, a seis puntos de Racing, que fue el campeón, mientras que Boca fue decimoquinto entre 18 equipos, con apenas un punto más que Huracán y Lanús, que debieron jugar un desempate por la permanencia en primera división.

Ese Superclásico fue dirigido por Juan José Álvarez, y por River jugaron Carrizo; Ricardo Vaghi y Lidoro Soria; Norberto Yácono, Néstor Rossi y José Ramos; Ángel De Cicco, Juan José Negri, Di Stéfano, Labruna y Félix Loustau.

Por Boca jugaron Claudio Vacca; Francisco Perrroncino, Juan Bendazzi; Martín Domínguez, Fermín Celaya, Natalio Pescia; Marcelo Urueña, Isaac Scliar, Emilio Espinoza, Eduardo Ricargni y Herminio González.

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