Alan Leonardo Díaz fue llamado de urgencia ante las bajas de Armani, Bologna, Lux y Petroli por COVID-19 y asumió sin temores un rol protagónico. Su caso fue particular: debutó en la Primera de River antes que en la Reserva. Y lo hizo en el Superclásico correspondiente a los cuartos de final de la Copa de la Liga Profesional.
La jornada del domingo le cambió la vida. Incluso desarticuló una canchereada de Edwin Cardona cuando quiso picar su penal en la definición que finalmente terminó festejando Boca.
Pero antes de su tarde consagratoria, el joven de 21 años se destacaba en Los wachos del 1ro, el equipo de su barrio en el que demostraba tener una enorme personalidad desde los doce pasos.
Tras su notable producción en La Bombonera, en las redes sociales se viralizaron las imágenes en las que Leo Díaz fue la figura de un duelo disputado en Villa Oculta. Un potrero inundado de espectadores, donde los vecinos se hicieron presentes en el terreno de juego dejando solo el espacio para la ejecución y el arco.
¿Cómo iba a intimidarse en el templo xeneize si el chico ya había tenido desafíos superadores? Por algo el mismísimo Carlos Tevez se refirió a él como la figura estelar del domingo. “Lo fui a felicitar. Pobrecito estaba en su casa, le tocó jugar esta clase de partidos y lo hizo muy bien. Es para sacarse el sombrero”, dijo el Apache sobre el arquero que le ahogó tres goles y sufrió el tanto del experimentado delantero porque el árbitro, Facundo Tello, ignoró una falta previa del atacante sobre Maidana.
Algunos afirman que el arquero era la estrella de los torneos amateurs que se organizaban en su barrio. Competiciones en las que se ponía algo más que el orgullo, porque en varias ocasiones había dinero de por medio.
Con la número 32 en su espalda, el oriundo de Lanús categoría 2000 (nació el 27 de enero) tuvo su debut soñado en la máxima categoría del fútbol argentino. Si bien en la primera jugada clara de peligro Carlos Tevez abrió el marcador a los 10 minutos, el joven no tuvo nada para hacer con el certero cabezazo del delantero. Y con el correr de los minutos la presencia del portero fue creciendo. En la primera parte ganó confianza resolviendo dos remates desde lejos: uno a Agustín Almendra y otro al capitán del xeneize.
El guardameta empezó a rasparse codos y rodillas arrojándose en los arcos del club Ateneo de su Lanús natal. De ahí saltó a River en 2007; cuando tenía apenas 7 años. Integrante de una familia humilde, sus seres queridos, cuando el bolsillo lo permitía, se tomaban tres o cuatro colectivos para poder acompañarlo en su tránsito por Inferiores.
Su proyección era más que interesante, al punto que resultó citado a las selecciones Sub 15 y Sub 17 en sendos torneos sudamericanos. En ambos, curiosamente, fue suplente de Manu Roffo, entonces arquero de Boca. Pero la competencia y los nombres de fuste en el plantel profesional no le permitieron crecer, dar el salto. En 2020 cuidó la valla de River en la Copa Libertadores Sub 20, de Paraguay. Había sido la mejor vidriera que había alcanzado en su club. Nunca bajó los guantes.
“Estoy feliz por la gran actuación que tuvo Leo Diaz en su debut. Lo conozco de pibe y sé de su fuego sagrado y su personalidad. Es un arquero que tiene mucha proyección. Fue la figura del Superclásico y con sus atajadas honró la historia del arco millonario y a su familia”, dijo el Pato Fillol luego de ver al debutante millonario. River sabe que tiene arquero para rato.
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