Miguel Ángel Russo sostendrá la duda hasta última hora respecto al once que alineará. Pero hay varios jugadores que tienen su plaza asegurada de cara al compromiso de esta tarde en la Bombonera ante un River diezmado por los casos de coronavirus y uno de ellos es Alan Varela. El juvenil que dentro de dos semanas cumplirá 20 años tendrá su estreno como titular en superclásicos e intentará aprovechar otra gran oportunidad para mostrar su valía y potencial.
Varela ingresó en el último choque contra el Millonario a falta de un cuarto de hora en reemplazo de Cristian Medina, su compinche de mediocampo (también había estado en el banco de suplentes en el 2-2 por la Copa Diego Maradona). Para esta ocasión el cuerpo técnico le dará la chance de bautizarse desde el minuto cero. Como previa a un partido crucial para unos y otros, con el boleto a las semifinales de la Copa de la Liga en juego, válido es repasar la historia de uno de los protagonistas.
El pibe que pateó una pelota desde que tiene memoria en su Isidro Casanova natal formó parte de la filial que el Barcelona de España creó en la localidad de Luján (provincia de Buenos Aires) con enlace directo con Boca en la época de Coqui Raffo en las inferiores xeneizes. Así fue capturado del baby fútbol de Zona Oeste para jugar en cancha grande con la azul y oro.
Además de tener saldo favorable contra River en inferiores, Varela se dio el gusto de ser campeón en 2018 con la Sexta División, que contaba con otros nombres como Santiago Ramos Mingo (defensor que emigró al Barça), Vicente Taborda y Juan Cabaña, quienes actualmente se destacan en la Reserva de Boca, y Agustín Sandez, lateral izquierdo recién promovido al plantel profesional. “Hombre invisible”, fue el apodo que el ex delantero de Boca le otorgó a una de las últimas joyas de la cantera de la Ribera por su omnipresencia en todos los sectores del campo de juego y su sigilo para moverse.
Hay quienes se atreven a compararlo con Juan Román Riquelme, quien arrancó como número 5 y luego terminó siendo enganche, por su versatilidad para adaptarse en todas las posiciones del mediocampo. En las juveniles jugó de volante por derecha e izquierda, también como volante central, doble 5 y hasta enlace. Lo que pocos conocen es que hasta llegó a jugar de extremo e incluso de 9 en alguna ocasión.
“Es muy bien pibe y entrenaba bárbaro. Leal y honesto. Reservado a más no poder”, dijo una fuente que lo conoce desde la adolescencia. En el último tiempo hubiera sido citado de manera fija por Fernando Batista para el Sub 20, pero las postergaciones y cancelaciones de los torneos de esa categoría le impidieron a Alan tener rodaje con la Albiceleste.
Hasta que en 2019 firmó su primer contrato, Boca le facilitó un viático para que viajara a entrenar. En ese momento fue padre y por eso en varias ocasiones lo proveyeron con pañales y leche en polvo, más asistencia social y citas con la psicóloga de la institución. Ese trabajo mancomunado dio frutos en lo deportivo: el año pasado compitió con la Sub 18 Argentina en el Torneo de L’Alcúdia.
El de La Matanza halló un hueco en el esquema de Russo, que no lo sacó más. Es eje central, ya no volante interno como cuando debutó, y le ganó la pulseada a un hombre más experimentado como Jorman Campuzano. Con las presiones y responsabilidades tendrá que aprender a lidiar el 33 xeneize, que es alabado por su juego por propios y ajenos. Y eso que todavía no tuvo la oportunidad de disfrutar del calor de la Bombonera en presencia de los hinchas...
“Ojalá pueda jugar contra River. En el banco, donde esté, voy a entrenar al 100% para poder entrar”, declaró después de uno de sus primeros partidos en Primera cuando había un Superclásico a la vista. Hoy Varela se va a poder sacar las ganas desde el arranque.
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