Fecha 10 del Torneo Apertura 1996. El Boca de Carlos Salvador Bilardo frente al Independiente de César Luis Menotti en la Bombonera. El primer cruce entre el Narigón y el Flaco tras sus respectivas consagraciones con la Selección en los Mundiales del 86 y 78. La victoria fue del Rojo por el tanto de Francisco Guerrero. El encuentro se empezó a disputar mucho antes por el fuego cruzado y el circo mediático. Y se sigue jugando hasta hoy.
Diego Latorre, titular xeneize aquella tarde, contó su versión como testigo presencial: “Estaba todo muy tenso. Bilardo no nos permitía cambiar las camisetas. Había un enfrentamiento histórico entre los técnicos y nosotros (los jugadores) fuimos el jamón del sándwich ese. Estuvimos en el medio de la disputa y no fue grato”.
En el ciclo Muy Argento le preguntaron si era cierto que antes de que comenzara el partido le dijo a un rival: “Cáguennos a goles así se va este tipo (por Bilardo)”. ¿Su respuesta? “No puedo decir nada, son cosas que quedan en la cancha. Teníamos relación con todos, con Cascini, que repartía, con Burru también. Lo otro queda para mí. Pasaron muchas cosas. Se vivió con mucha tensión y hubo mucha máquina mediática como era lógico”.
Finalmente confesó: “No fui a saludar a Menotti por orden y pedido de Bilardo. Traté de respetarlo y me arrepiento verdaderamente. Lo tendría que haber ido a saludar al Flaco. Me parece que son cuestiones aleatorias que no hacen al compromiso de un jugador de fútbol con su equipo. Vos podés tener coincidencias y diferencias, pero cambiar la camiseta, saludar a un rival o a un técnico no te hace mejor ni peor persona. Ni más de un lado, ni menos del otro. No me parece que pasen las cosas por ahí. Es tóxico todo eso”. Y completó: “No aporta nada. Que ellos tengan su disputa, fenómeno. Pero nosotros no teníamos por qué participar de esto. Se lo dije al Flaco, porque a mí me quedó la culpa, me costó volver a saludarlo porque sentía vergüenza de lo que había hecho. ¿Por qué no lo podía saludar? No iba a jugar mejor o peor por eso”.
Más tarde Gambetita reconoció que “todos sabían que yo no tenía mucha afinidad con el Narigón pero me pareció un buen técnico; yo era más menotista en ese momento” y reveló cuáles eran los manejos de Bilardo ante el grupo: “Él era muy obsesivo con que no se filtrara nada, andaba buscando siempre quién era el informante, una especie de investigador privado, detective. A mí por lo menos mucho no me gustaba. Hay que lograr llegarle al jugador de otra manera, pero es sistema y creencia de él. Seguramente le habrá dado resultados en otro plantel”.
Y sobre el plano personal, aclaró: “Teníamos algunas diferencias pero la relación siempre fue respetuosa, cordial, siempre jugué de titular. Nunca tuvimos grandes inconvenientes pero particularmente a mí mucho no me aportó. Tal vez por el tiempo y porque era una época muy convulsionada en Boca. Llegaron 20 jugadores, se fueron otros 20, Verón, el Kily (González) y Diego (Maradona) y llegamos todos nuevos. Yo era el único jugador que había pedido Macri y quizás no era del paladar de Bilardo, pero convivíamos bien. No tuvimos grandes problemas”.
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