Con el boleto en mano de los octavos de final de la Libertadores pasada, el Consejo de Fútbol decidió anunciar la renovación del contrato de Miguel Ángel Russo. En ese noviembre de 2020 el equipo daba muestras de solidez y exhibía credenciales de candidato en la Copa tras el extenso parate por la pandemia del coronavirus. Hoy la realidad pinta un panorama muy distinto y el crédito del que dispuso otrora el entrenador xeneize ya no es el mismo.
Increíblemente en la mencionada instancia de la Libertadores apareció el primer llamado de atención desde lo futbolístico y actitudinal: fue en la revancha de los octavos contra Inter de Porto Alegre en la que Boca tuvo que afinar la puntería y rezar en los penales para ubicarse entre los mejores ocho de América. La magnífica actuación en el desquite ante Racing en la Bombonera por los cuartos apagó el incendio. Mientras, al mix de titularles y suplentes en la Copa Maradona le bastó para clasificarse de ronda, salir ileso del Superclásico y disputar la final que le ganaría a Banfield para cerrar la campaña con un dulce tras la amargura que provocó la eliminación sin atenuantes contra Santos.
Pese a la nueva estrella, el semblante de Boca dejó incertidumbre. El Consejo reforzó al plantel con Marcos Rojo y no consiguió contentar a Russo con el arribo de un lateral derecho de calidad (se cayó a última hora lo del colombiano Felipe Román), algo pendiente y que priorizan hoy en día. En el retorno de la actividad el cuadro de la Ribera anduvo a los tumbos. Fue irregular y perdió poderío en casa. Recién ganó su primer partido de local el fin de semana pasado ante Defensa y Justicia sin sobrarle demasiado. Sus puntos altos fueron el baile ante Vélez en Liniers (7-1) y el buen partido contra River en la Bombonera que terminó en parda. Después, empates con Gimnasia, Sarmiento (en casa), Independiente (de visitante) y el triunfo con un Newell’s colista de la zona.
La falta de confianza y convencimiento se ratificó con el casi papelón por Copa Argentina ante Claypole. Hoy ese certamen puede ser un arma de doble filo para la continuidad de Russo, que sabe que para mantenerse en el buzo azul y oro deberá salir favorecido de tres situaciones en los próximos meses.
1. CLASIFICARSE A OCTAVOS DE LA LIBERTADORES
Boca compartirá el Grupo C con Barcelona de Ecuador, The Strongest de Bolivia y seguramente Santos de Brasil (si este martes en Brasilia defiende el 3-1 que obtuvo ante San Lorenzo en Buenos Aires por el repechaje). En los papeles, surge como favorito de zona junto al potencial cuadro brasileño dirigido por Ariel Holan. Russo, que alzó la gloria continental en 2007, tiene claro que la localía es fundamental por más que no cuente con los hinchas y el mítico clima copero a su favor.
Serán seis semanas consecutivas de competencia a partir de la del martes 20/4 a la del martes 25/5 en la que Boca no podrá descuidar la Copa de la Liga, ya que se le vendrán los últimos cuatro cotejos en los que tendrá que defender su posición dentro de la línea de clasificación a la Fase Final contra Atlético Tucumán (local), Huracán (visitante), Lanús (local) y Patronato (visitante).
El cuerpo técnico no encuentra el once ni refleja sus intenciones de juego en cancha (así lo expuso Tevez en una de sus últimas entrevistas). Y ahora tendrá que lidiar con el cansancio que provocarán los partidos entre semana sin demasiado recambio, con varios lesionados (Eduardo Salvio, Pulpo González y ahora Marcos Rojo) y exigencias en cada presentación. Hasta ahora Russo puede sacar chapa con los últimos dos títulos nacionales que Boca ganó y escudarse en la falta de refuerzos y bajas que sufrió su plantel. La crueldad o benevolencia de los resultados pueden eyectarlo de su cargo u otorgarle una inyección de crédito abierto de cara al segundo semestre de 2021.
2. GANARLE A RIVER EN COPA ARGENTINA
Sin fecha programada por la proximidad de los compromisos de Copa de la Liga y Libertadores de cada uno, Boca ya sabe que tendrá a su merced la posibilidad de reivindicarse en un mano a mano con River después de las últimas cinco históricas derrotas ante su eterno rival. Haber estado a la altura en los derbis que se disputaron en la Bombonera es un buen augurio. ¿Alcanzará? Será trabajo de Russo sacarle un plus a cada uno de sus dirigidos a la hora de afrontar una cita que puede marcar un antes y un después en la temporada.
Con mucha más espalda por su historia reciente y general, Marcelo Gallardo igualmente querrá exprimir al máximo a un River que se transforma en los cruces directos. Llegó el turno de que varios referentes de Boca hagan torcer el destino a favor para alivianar el palmarés superclásico y respaldar en cancha a su técnico.
Sí, el pase a cuartos de Copa Argentina significará quedar bien parado de cara a otra posible final (luego chocaría con Estudiantes de San Luis, Villa San Carlos o Patronato y ya en semifinales aparecería Gimnasia La Plata, Argentinos Juniors, San Telmo o Banfield), pero en esta ocasión todo Boca firmaría un pacto con el diablo: ser eliminado en cualquier otra ronda pero salir victorioso del cruce con River. Y Miguel sería el primero en tomar la lapicera.
3. CONTAR CON REFUERZOS DE CALIDAD
Este punto, evidentemente, no dependerá del DT. Lo que sí está claro es que tanto el cuerpo técnico como el Consejo de Fútbol saben que el plantel necesita inmediato recambio y salto de calidad para pelear nuevamente por la Libertadores, objetivo que desvela al hincha y también a la directiva (fundamentalmente a Juan Román Riquelme, algo que arrastra desde su época como futbolista).
Boca tendrá que resolver las renovaciones de varios jugadores y buscará sumar una alternativa en el lateral derecho (tema irresoluto hasta ahora) y la delantera. Al mismo tiempo que sueñan con los uruguayos Edinson Cavani y Lucas Torreira, terrenales solamente por el deseo público de los protagonistas, en el CDF tienen una serie de variantes por si no prosperan las tratativas con los charrúas. A partir de finales de julio se comenzarán a disputar los mata o muere de Copa Libertadores y el grupo debe estar completamente delineado para esa época.
Hasta ahora la dirigencia no realizó grandes erogaciones de dinero en los mercados y se manejó con la austeridad que marca la economía global. Sin embargo, para apuntar al premio mayor (y que Russo por consiguiente sea sostenido en su cargo), en el próximo mercado no podrá titubear ni escatimar. Además, dar en el blanco con los nombres que se contraten.
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