Los beneficios de la práctica del ajedrez: un juego para niños y adultos revitalizado por el efecto Gambito de Dama

Los campeones argentinos de las categorías menores destacan su rol educativo; la ciencia avala su valor pedagógico, terapéutico y social. La serie y la pandemia se conjugaron para un resurgimiento global

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Ilán Schnaider, el campeón infantil argentino, combina el estudio del ajedrez con sus obligaciones escolares. (Foto: gentileza familia Schnaider)
Ilán Schnaider, el campeón infantil argentino, combina el estudio del ajedrez con sus obligaciones escolares. (Foto: gentileza familia Schnaider)

La idea real de lo que nos deparará el futuro es aún hoy, un gran desafío. Los avances tecnológicos y a la velocidad con que se desarrollan nos hacen prever que en diez o quinces años, nuestros jóvenes deberían formarse en profesiones o especialidades que todavía no existen, y con una tecnología que aún nadie ha creado. ¿A qué padre no le gustaría que su hijo aprenda a pensar y a desarrollar su creatividad y hábitos de pensamientos para lidiar de manera autónoma con problemas diferentes y escenarios cambiantes?

Acaso, aprender y descubrir las virtudes y beneficios de la práctica del ajedrez, con su versatilidad y poder pedagógico, resulte una alternativa diferente para enfrentar el incierto panorama que requiere de soluciones urgentes.

“Pienso que el ajedrez me ayuda muchísimo en la escuela; con en el ajedrez usamos mucho la mente, y tal vez eso me permite concentrarme y comprender mejor para hacer las cosas más fáciles y rápidas”, dijo con sorprendente dialéctica, Vanesa Jazmín Guzmán Milla, de 9 años y alumna de 5° grado del Normal N°1 Pte. Roque Sáenz Peña, que en 2019 (la última vez que se disputó el torneo de manera presencial) fue campeona argentina categoría Sub8.

“Cuando juego al ajedrez me gusta pensar, calcular y planificar, tal vez por eso me gustan mucho las matemáticas; creo que son muy parecidos y los ejercicios de la escuela me parecen muy fáciles”, contó Ilan Schnaider, el campeón argentino Sub8, que concurre al 5° grado de la escuela Martín Buber.

Durante los tiempos de aislamiento, como consecuencia del avance de la pandemia por el Covid19, el juego de ajedrez a través de su práctica online alcanzó un alto grado de popularidad en el mundo; millones de ajedrecistas, niños, adultos, hombres y mujeres, recurrieron diariamente a internet para jugar partidas como pasatiempo o competencia con aficionados y maestros de cualquier punto de la Tierra. Además, el éxito de la serie Gambito de Dama provocó no sólo un pico de audiencia en más de 100 países, sino que también produjo un mayor acercamiento de la mujer al mundo del ajedrez (aproximadamente el 70% de sus practicante son varones), un significativo aumento en la venta de juegos, aplicaciones y libros especializados, y una gran demanda en la búsqueda de expertos dedicados a la enseñanza.

Los jugadores jóvenes de ajedrez reconocen que la práctica de este deporte los ayuda a organizar y facilitar sus tareas estudiantiles.
Los jugadores jóvenes de ajedrez reconocen que la práctica de este deporte los ayuda a organizar y facilitar sus tareas estudiantiles.

“Cualquier chico o adulto lo puede aprender rápidamente, las reglas y los movimientos de las piezas son fáciles de comprender; después, seguro que van a querer jugarlo todo el día (risas)”, señaló Francisco Fiorito, el campeón argentino de la categoría Sub10 Absoluto, representante del Círculo Torre Blanca, y alumno de la escuela Primera Junta en la que intentará dar 5°grado libre. Y agregó: “Pero si te gusta tanto y querés competir lo mejor es ir a un club o tener un profesor; yo lo tengo en casa porque mi papá (Fabián Fiorito, maestro internacional) es profesor y con él repasamos las partidas de los libros. ¿Mi preferido? Mis Geniales Predecesores, de Garry Kasparov”.

“Yo creo que a la gente le gusta el ajedrez porque se pueden enfrentar con cualquier otra persona, de manera presencial o por Internet sin importar el sexo, ni la edad o condición física; no hay impedimentos. Además su aprendizaje no tiene límites. ¿un libro para principiantes?, tal vez, Los fundamentos de Capablanca, o el Tratado General de Roberto Grau” apuntó Candela Belén Francisco Guecamburu, campeona argentina y Sudamericana Sub14. Que cursa el 2° año en la escuela Solar del Pilar.

Así el ajedrez, ese juego de origen incierto, con personajes e historias cautivantes en sus más de 15 siglos documentados, comenzó a romper algunos de sus estereotipados tabúes que estigmatizaron su desarrollo: de tratarse de un juego aburrido, de difícil resolución o de precisar una necesaria perspicacia o incluso pequeño grado de locura para su comprensión o dedicación. La exposición mediática contribuyó a resaltar su raíz lúdica y a refrendar los beneficios y virtudes de su práctica. Es que el ajedrez puede ser un juego fácil y divertido tanto para niños y adultos, como un deporte de competición entre los jóvenes, o convertirse en una herramienta pedagógica, de gran utilidad educativa, terapéutica y social, según los estudios e investigaciones de la Ciencia.

“Creo que para jugar al ajedrez no es necesario ser inteligente, sino tener entusiasmo y querer aprenderlo. Para mí es un juego divertido y me ayudó mucho en la escuela”, señaló Abril Sánchez, campeona argentina Sub12, representante de la Escuela Roberto Grau (en Morón) y alumna de 3° año de la escuela Milton.

En la familia Fiorito, Fabián -el padre- es maestro internacional y tiene como aventajados alumnos a sus hijos.
En la familia Fiorito, Fabián -el padre- es maestro internacional y tiene como aventajados alumnos a sus hijos.

“Mi mamá quería que estudiara danza árabe pero a mí no me gusta el baile; gracias a mis hermanos el ajedrez ahora es parte de mi vida. Se los recomiendo a todos chicos porque los va a ayudar muchísimo, van a conocer nuevos amigos y descubrirán que es divertido”, dijo Vanesa Guzmán Milla, representante del Club Argentino de Ajedrez.

“Es un juego o deporte para cualquiera, no se necesita ser inteligente; al principio cuesta tomarle la mano pero después descubrís un mundo diferente. Socializas con nuevos amigos, es carismático y para nada aburrido. Es aconsejable para jugarlo a cualquier edad”, agregó Anapaola Suri Borda Rodas, campeona argentina y Panamericana Sub16, nacida en Lima (Perú) y que vive en Boulogne

Los beneficios y virtudes del juego de ajedrez son temas de estudio de investigadores y científicos desde hace casi un siglo; en 1925, en la URSS se realizó el primer trabajo por un grupo de especialistas soviéticos, los doctores Rudik, Djakow y Petrowsky, que al cabo de cinco años concluyeron que “el ajedrez es un excelente motivador de la memoria y que con su práctica se estimulan más de veinte habilidades mentales…”. Desde entonces, la mayoría de las investigaciones realizadas en los cinco continentes coincidieron en señalar que el juego estimula varias facultades mentales y permite forjar patrones de conducta entre los más jóvenes.

La inclusión del juego en el aula, como método transversal de enseñanza vinculado a las ciencias (aprendizaje de aritmética, geometría, geografía, historia, idioma y tecnología con un tablero de ajedrez) ha demostrado avances significativos en el rendimiento académico; mejoras en las habilidades cognitivas, promueve el pensamiento lógico y estratégico, la autoestima, habilidades de socialización, enseña responsabilidad y respeto, concentración y objetividad, sin descuidar el control del primer impulso, la paciencia, la estrategia, toma de decisiones y la capacidad para gestionar el tiempo. ¿Qué más se le puede pedir a un juego que está revolucionando los planes de enseñanzas?

“Los seres humanos estamos acostumbrados a interrelacionarnos; los ajedrecistas llevamos muchas cosas del ajedrez a la vida cotidiana. En la escuela se pueden vincular las matemáticas y geometría con los cálculos y movimientos del ajedrez, también la historia y la geografía haciendo un revisionismo del paso del juego por el mundo. Y ahora en tiempos de aislamiento la práctica On Line es perfecta para jugar ajedrez” comentó Anapaola Borda, representante del Círculo de Villa Martelli y estudiante universitaria del 1° año en Ingeniería Informática.

Sin embargo, y pese a que desde 1995, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) recomendó su inclusión en los niveles primario y secundario en todos los países miembros, su práctica en las escuelas sólo es obligatoria en muy pocos países. En la Argentina no forma parte de la ley de educación nacional; su enseñanza es sui géneris, dependiendo del interés de cada gobierno provincial. Aproximadamente, en 4650 escuelas (150 Jardines, 3000 primarias y 1500 secundarias) el ajedrez es practicado como taller. Sobresale San Luis, con más de 60.000 chicos alfabetizados con el programa Ajedrez Escolar Inicial (AEI) impulsado por la maestra Claudia Amura, que llegó a casi 300 escuelas y que permitió que el 50% de la población sanluiseña (500 mil habitantes en 2017) sepa jugar al ajedrez. En menor orden le siguen las provincias de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, Misiones, Entre Ríos, Salta y Santa Cruz. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 14000 chicos integran el plan de ajedrez en las escuelas.

Aunque existen trabajos interesantes en las aulas de Hungría, Armenia, Uruguay y Argentina, hoy en día, el centro del ajedrez educativo, terapéutico y social, es España; en diez de sus 17 comunidades autónomas (Andalucía, Cataluña, Aragón, Canarias, Baleares, Galicia, Murcia, Navarra, Madrid y Cantabria) introdujeron el ajedrez en horario lectivo, además de un importante número de establecimientos que lo tienen como materia extraescolar.

El ajedrez online pegó un salto durante la pandemia, acercando niños y la serie de Gambito de dama sumó mujeres, a un deporte monopolizado por hombres.
El ajedrez online pegó un salto durante la pandemia, acercando niños y la serie de Gambito de dama sumó mujeres, a un deporte monopolizado por hombres.

Manuel Azuaga, escritor y coordinador del programa aulaDjaque (en Andalucía asisten a 400 colegios, 5000 profesores y 80.000 alumnos) explicó sobre los por qué de la enseñanza, “El factor juego crea un vínculo que nos da ventaja; jugando reforzamos la autoestima y valoramos cada logro; el error es un elemento clave del aprendizaje porque no existe la partida perfecta, por lo tanto, la mala suerte no es más que un eufemismo de la excusa”. Por último, Azuaga que además es periodista y fundador de la asociación Ajedrez Social de Andalucía, contó: Con las partidas se alimentan varias capacidades mentales; con el saludo al rival o la espera del turno de juego nos permite trabajar el respeto, la paciencia y la reflexión. También ejercitamos la resiliencia al plantearles movimientos inesperados durante el juego. Pero lo más importante es transmitir y enseñar que lo que sucede en el tablero también sirve en la vida real”.

“Cada derrota me apena un poco, sin embargo es necesario para seguir creciendo. Por eso analizo mis partidas para ver mis errores y no volver a cometerlos” señaló Candela Guecamburu.

“Hay que aprender a sobrellevar la derrota, con el tiempo lo vas tomando como un aprendizaje; lo que más duele es perder teniendo ventaja o una buena posición. Por eso uno va adecuando las emociones y aprendes a convivir con ellas; si ganas, apenas una sonrisa y enseguida a pensar en la próxima partida”, sentenció Anapaola Borda.

“Aunque soy muy chica aún, de pequeña pensaba que los adultos nunca se equivocaban, pero con el aprendizaje del ajedrez me di cuenta que se les podía ganar porque nadie es invencible” aseguró Vanesa, la campeona argentina Sub8.

Existen estudios científicos, como los diseñados por las Universidades de Girona y Lleida, cuyas conclusiones confluyen en un mismo punto: los niños con quienes se utiliza el ajedrez como herramienta educativa mejoran su inteligencia. Los progresos en el rendimiento académico se destacan en matemáticas y en comprensión lectora.

Los niños con quienes se utiliza el ajedrez como herramienta educativa mejoran su inteligencia.
Los niños con quienes se utiliza el ajedrez como herramienta educativa mejoran su inteligencia.

Otro estudio de la Universidad de La Laguna (Tenerife) en 2012, asegura que los niños que juegan ajedrez además de la inteligencia cognitiva también mejoran la inteligencia emocional. Existen argumentos para confirmar que con relación al trabajo del investigador norteamericano Howard Gardner, y la Teoría de las múltiples inteligencias, la práctica del ajedrez desarrolla al menos cinco de las ocho inteligencias de Gardner: matemática, lingüística, espacial, intrapersonal e interpersonal (las otras tres son musical, corporal y naturalista).

Por su parte, investigadores de la Universidad de Tréveris (Alemania) estudiaron durante cuatro años a dos grupos de niños de 9 años de las escuelas primarias en Renania-Palatinado y Olewig; el grupo A recibió tres horas semanales de matemáticas, y el B, dos de matemáticas y una de ajedrez. La investigación arrojó que el segundo grupo, pese a que tuvo una hora menos de clase, duplicó en promedio las notas en matemáticas y capacidad lectora en comparación con el primero. El proyecto Schach statt Mathe (Ajedrez en lugar de Matemáticas) fue replicado en Dresde y Hamburgo.

Aunque el ajedrez puede ser una herramienta innovadora en los planes educativos, también está actuando como un gran complemento en aplicaciones sociales; tanto en niños, jóvenes y adultos. Son reconocidos sus trabajos y estudios (los que encabeza a nivel mundial, el Club Magic de Extremadura, a través de su director, el psicólogo Juan Antonio Montero) sobre la utilización del juego en talleres terapéuticos; un complemento en el camino a la rehabilitación. Con atención en personas vulnerables, adictos o privadas de su libertad. También sobre los que padecen trastornos -tipo Asperger, Síndrome de Down y en déficit de atención por hiperactividad-, sin descuidar la importancia de su práctica en adultos mayores, como uso preventivo para combatir el deterioro cognitivo de las enfermedades tipo seniles.

Por lo expuesto, el ajedrez como método innovador escolar, terapia en el tratamiento de trastornos y adicciones, y gimnasio mental en mayores, acaso, sea la herramienta pedagógica para desafiar los escenarios cambiantes de un futuro incierto y lleno de interrogantes.

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