El fútbol amateur es una vivencia que existe en cada rincón de la Argentina y en todo el continente. En Pergamino, una ciudad en el norte de la Provincia de Buenos Aires, existe un jugador que poco a poco asoma como un ícono para aquellos que no practican el deporte de manera profesional y disfrutan patear una pelota los fines de semana. Su nombre es Miguel Ángel Durán, pero en las redes sociales lo llaman El Pájaro o Le Bird.
Cristian Pereyra, fotógrafo y profesor de tenis, fue el encargado de descubrir al simpático personaje que llama la atención con sus camisetas de Boca y Douglas Haig. Sus anécdotas en el campo y su look en el que siempre destaca el pelo largo, sumada a la extrema delgadez que forjó al trabajar de paleador de cereales durante 12 horas diarias, lo convirtieron en viral. En la ciudad es el rockstar, lo conocen todos y se detienen a saludar a quien hoy en día lo creen representante de Pergamino en el enorme mundo de Internet.
“Me gusta vincular mucho todo con la música. Vos ves al Pájaro y es una combinación entre Mick Jagger y Michael Jackson. Su estilo es muy de los Rolling Stones con su peinado, su forma de caminar y su nariz peculiar. Este pibe es la reminiscencia de Boca Juniors con su vínculo con el pueblo, el potrero y la simpleza que transmite”, reconoció Cristian en charla con Infobae. Y agregó: “Con su imagen rural, argento y de gaucho viene a romper todos los estereotipos y a lo que venimos acostumbrados en la era digital”.
Su rutina se basa en ir a su campo a trabajar con los granos y una vez que comienza a anochecer, se sube a la ‘chata’ y se va a jugar al fútbol con los amigos. “De mi casa para el campo salgo a las 6 de la mañana todos los días, y desde que llego hasta las 20, más o menos, aunque hay días que terminamos antes o después, estoy parado y con la pala. Aparte todo el tiempo al rayo de sol, el entrenamiento es muy bravo. Hay que palear mucho, estoy todo el santo día parado”, reveló El Pájaro en uno de los videos que sube a la red.
El apodo ya lo tenía desde antes de su descubrimiento digital: su madre lo apodó así porque “volaba” de su casa y regresaba a cualquier hora. “Nunca hacía caso, su principal preocupación era y es jugar al fútbol en sus tiempos libres. Su nido es el potrero del Barrio Güemes que está a poca distancia de Pergamino, que es donde vive”, reveló su fotógrafo y quien lo descubrió en medio de la pandemia durante el 2020. Si te cruzás a Le Bird, seguramente tenga un cigarrillo en su mano izquierda. El futbolista amateur aprovecha su alcance en las redes sociales para aconsejar a todos los jóvenes para que se alejen del tabaco, ya que es perjudicial para la salud. “Una vez una marca de cigarrillos nos regaló una caja enorme y yo se la di al Pájaro para que la use con cuidado. Al día siguiente me enteré que la vendió y me invitó a cenar. ¡Encima me quería dar la plata sobrante! Es un personaje que te enseña algo todos los días”, revela Cristian, entre risas.
A la larga, ese es el objetivo de su personaje: transmitir valores a través de las redes sociales. Sea con una pelota bajo el pie, paleando los campos o tomando una Coca Cola de vidrio que tanto ama, siempre va a intentar enviar el mensaje de que uno es feliz con lo que tiene a su alrededor. Rompe paradigmas con su camiseta aurinegra de Los Tumba Vasos, el equipo que defiende en el torneo de los fines de semana.
Dentro de Instagram, bajo el nombre PergaminoCity, poco a poco van creciendo sus números y hoy alcanza los 125 mil seguidores. Pero el verdadero boom ocurrió cuando Jacinta Pereyra, hija de Cristian y quien también es una pieza clave a la hora de producir contenido, tuvo un papel fundamental al presentar a Le Bird a la red social TikTok, donde tiene casi 220 mil seguidores y más de 6 millones de likes. Desde ese entonces miles y miles de mensaje llegan de todas partes del mundo. Desde Jamaica, Chile, Perú y hasta China y Estados Unidos se asombran con el talento de barrio que despliega El Pájaro.
“Define la muerte del ego. Es súper educado, con valores, compromiso, actitud y mucha alegría hacia la vida. Yo aprendí muchísimo con él en un mundo muy horizontal. Entiende perfectamente el fenómeno de las redes sociales y hasta se bancó las críticas cuando hacían memes o lo tildaban como ‘Di María después del paco’. El Pájaro ni se enoja, mira a la cámara y se divierte, que es lo más importante”, reveló Cristian sobre cómo maneja la grieta que también existe dentro de Internet.
Para los espectadores hay jugadas de todo tipo y de tinte lírico o rústico. “Un rato de volante, un rato de 6, a veces arriba”, reveló El Pájaro respecto de su posición en la cancha en otro de los videos. Polifuncional dentro del campo, sus goles y sus piques a toda velocidad son los que más furor levanta entre el fiel público. Además, pregona muchos valores y los inculca: pensamientos valiosos como el cuidarse a uno mismo, no tomar alcohol, salir para adelante, ser fiel a sus raíces y ser disciplinado en su trabajo.
El Pájaro también tiene un lado solidario y usa su fama para ayudar a los demás. Aprovechó los regalos que le hicieron algunas marcas y comerciantes de Pergamino para donar alimentos al comedor Ángel Guardián, en el que trabajan dos de sus hermanas -en total tiene 11 hermanos- y al que acuden alrededor de 77 niños y niñas. Además, en las últimas Pascuas se encargó de que cada chico se llevara un huevo a su hogar.
En marzo de este año, El Pájaro pudo cumplir su sueño: conocer la Bombonera. Gracias a una invitación del equipo Senior, el oriundo de Pergamino pudo acercarse a las instalaciones del club de sus amores y conocer Capital Federal por primera vez en su vida. “Esto es una locura total, estar acá en la puerta de La Bombonera no tiene precio. Aguante Boca”, exclamó en el video en el que se lo ve en las puertas del icónico estadio.
“Él, a sus 50 años, no conocía Buenos Aires. No pudo entrar al estadio porque estaba cara la entrada, pero con estar en la puerta fue muy emotivo para él. La Bombonera conoció a Le Bird, decían en los comentarios o la hinchada como me gusta decirle, ja. La gente en La Boca quería mil fotos con él y hasta desde una cantina nos gritaban para que nos quedáramos a comer”, cuenta Cristian en primera persona sobre ese momento.
Aún en la puerta de uno de los clubes más grandes de Sudamérica y luego de haber conocido a Lalo Maradona, quien le regaló una camiseta autografiada con la 10 de Tevez en la espalda, Le Bird reconoció que nunca cambiaría la canchita donde pateó su primera pelota en Pergamino. “Estoy recontento de haberlo conocido a Lalo, pero incluso si hubiese estado con Diego Maradona y me invitaban a quedarme, igualmente volvería al potrero porque me gusta estar rodeado de mis chicos y quiero seguir siendo el mismo. Mi felicidad es seguir jugando con mis amigos”, reconoció antes de regresar a su ciudad natal.
Como objetivo a largo plazo, aparece en el horizonte el poder armar una canchita en Barrio Güemes y que Le Bird pueda tener su escuelita de fútbol para lograr una de sus metas: que los chicos hagan deporte y puedan desarrollarse con una pelota bajo el pie. Transmitir mensajes profundos a través de simples imágenes y demostrar que con poco uno puede ser feliz a través de la humildad.
La simpleza es su principal característica, él es feliz con poco y es más que suficiente. “Yo no soy nadie, me conocieron como el Pájaro y me voy a morir como el Pájaro. No tengo nada, pero el que quiera venir a mi casa tiene las puertas abiertas”, concluye Miguel Ángel Durán, más conocido por el Pájaro de Pergamino.
SEGUIR LEYENDO: