La recuperación de autos que hicieron historia en el automovilismo argentino puede ser una odisea. Muchas veces, por temas económicos, los pilotos deben desprenderse de las máquinas con las que consiguieron la gloria y ese dinero lo usan para seguir corriendo. Un luchador fue Luis Rubén Di Palma, quien supo reinventarse una y mil veces, ya sea para poder correr él y para ayudar a sus hijos en sus comienzos. A mediados de los ochenta el Loco tuvo que vender el Volkswagen 1500 con el que salió campeón de TC 2000 en 1983. A partir de entonces ese coche y un gemelo vivieron un periplo por la Patagonia y la zona austral de Chile. Dejaron de correr hace más de tres décadas, se rescataron y comenzaron a restaurarse.
El TC 2000 (hoy Súper TC 2000) es una de las dos categorías más importantes de la Argentina, junto con el TC. Nació hace 42 años y Di Palma fue uno de sus fundadores junto con Juan María Traverso, Osvaldo “Cocho” López y compañía. La divisional captó la atención del público, en especial los usuarios de autos con motores de 2.000 cm3 (de ahí su nombre), que eran los que corrían en esta especialidad. Uno de los íconos es el “Milqui” con el que el arrecifeño se consagró hace 38 años.
En los inicios de los años ochenta era común ver a los autos de Di Palma pintados de dorado, con la publicidad de 43/70 en diversas categorías como el Berta de Fórmula 2 Nacional (luego Codasur) y su Datsun 280 ZX del Club Argentino de Pilotos. Pero también con el patrocinio de la tabacalera, un coche que marcó a fuego a Luis fue con el que peleó los primeros campeonatos del TC 2000 hasta conseguir la corona.
Luego del torneo presentación en 1979 ganado por Cocho López con un Peugeot 504, el TC 2000 tuvo un triplete reinante de Jorge Omar del Río entre 1980 y 1982 inclusive. Sin embargo, en 1983, Luis pudo cortar la racha del Profesor Del Río que también competía con un VW 1500, pero con atención del Pianetto Competición.
Si bien Di Palma atendió sus autos, los mismos fueron construidos por Juan Carlos Pianetto. “Veníamos participando en la F1 Mecánica Argentina como parte del equipo oficial Chrysler y Volkswagen. Cuando en 1979 se terminó esa categoría, en 1980 la comisión decidió participar en el TC 2000 e hicimos el primer VW 1500 y otros más. Esos autos eran ganadores porque aprovechamos todas las ventajas que nos dio el reglamento y tuvimos mucha prolijidad de trabajo y una confiabilidad enorme. Los coches terminaron una gran cantidad de carreras logrando siempre buenos resultados y sumar puntos que nos permitió lograr los campeonatos con del Río y luego Luis (Di Palma) obtuvo el suyo”, le cuenta el preparador a Infobae.
En 1983 el Loco resultó ganador en cuatro de las once fechas disputadas: tricota en el comienzo en Marcos Juárez, Paraná y Buenos Aires y en la novena cita corrida en General Roca. Se coronó de forma anticipada y sumó 145 puntos contra 99 de Mario Rodolfo Gayraud, cuya cupe Ford Taunus campeona en 1984 también es restaurada.
En 1985 Di Palma le cedió el auto campeón a su hijo mayor, José Luis, quien corrió con el número 9 (tres o cuatro carreras y luego lo reemplazó por uno nuevo) y su padre lo hizo con otro coche nuevo y llevó el 6. Las decoraciones de los autos eran idénticas a pleno dorado. En 1986 Luis perdió el patrocinio de la tabacalera y le tuvo que vender las unidades a Juan Carlos Riquez, un piloto de zonal de Río Gallegos quien solía ir a correr al Autódromo de Cabo Negro en Punta Arenas, en la zona austral de Chile, donde tuvo un terrible accidente con uno de los coches.
“En el taller de un chapista adaptaron esos autos para poder ponerle el motor Ford de seis cilindros para el TC 5000 chileno. Con uno de ellos tuvo el palo en Punta Arenas que fue en 1986. El choque fue al final de la recta principal del circuito de Cabo Negro que era de 800 metros y al llegar a la Curva del Mar algo se rompió, el auto no frenó y se pegó. Luego Juan Carlos se dio cuenta de que no podía competirles a los chilenos con los VW 1500 y compró el Falcon Angostado ex Carlos Reutemann de TC y fue campeón en 1989. Varios argentinos también compitieron allí”, le comenta a este medio el periodista de Río Gallegos, Carlos Raúl Zapico.
“Competir en ese circuito era muy difícil porque está pegado al Estrecho de Magallanes y suele haber mucho viento que en ocasiones hizo que volcaran los autos. Las ráfagas pueden llegar a los 100 kilómetros por hora”, agrega.
¿Cómo pasaban los autos argentinos a Chile? “Nosotros estamos a 300 kilómetros de Punta Arenas. Compartimos automovilismo desde los años 50 con las carreras de los Ford T. Cuando estaba abierto el tema –ahora no por la pandemia de COVID-19- el Automóvil Club de Río de Gallegos les pasaba los datos de los coches a la Aduana y los pilotos obtenían un permiso de exportación temporal. Lo mismo hacía la APIMAG, que es la Asociación Pilotos de Magallanes para cruzar a nuestro país”, explica Zapico.
Los coches de Di Palma se guardaron en un galpón de Riquez hasta que en 2013 fueron incluidos en la venta del Falcon Angostado a Hugo Mazzacane, presidente de la Asociación Corredores Turismo Carretera (ACTC). “Hugo estuvo 12 años para convencerlo a Juan Carlos de que le vendiera el auto de Reutemann. El día que firmó la venta en una escribanía Riquez le dijo que se lleve los coches de Di Palma”, concluyó el colega.
Hace ocho años los autos viajaron de Río Gallegos a Buenos Aires y los VW 1500 fueron a un depósito en Quilmes de Osvaldo De Jesús, un amigo de Mazzacane quien mandó a restaurar el Falcon del Lole y a los “Milqui” los alojó en el predio del Autódromo Roberto Mouras de La Plata. Pero las máquinas quedaron en la intemperie y su chapa y pintura se siguió deteriorando…
Hasta que Mazzacane llegó a un acuerdo con José Miguel Pontoriero, un ex piloto quien quedó en la historia por ganar una carrera nocturna de TC, pero con un auto cuyo motor era de 1.500 cm3, un Dodge 1500, contra coches más potentes con fierros de 3.000 cm3. Fue en 1978 en el Autódromo de Buenos Aires Oscar y Juan Gálvez. Después la ACTC luego le negó la continuidad a los coches con impulsores de hasta dos litros de cilindrada y de ahí nació el TC 2000. Pontoriero arregló restaurarle aquel auto a Mazzacane, quien a cambio le dio los dos de Di Palma.
Luego, en 2019, Pontoriero les vendió los coches a los hermanos Medina, quienes ahora los guardan en un lugar de Lomas del Mirador. Infobae fue hasta allí y habló con uno de ellos. “El número 9, que era el auto campeón de 1983, lo vamos a restaurar, pero le vamos a poner el ‘1’. Le conseguimos un motor VW 1500 del TC 2000 de esa época que lo conseguimos con todo el kit Berta y la caja de cambios original que es una Sáenz 780. El número 6 lo vamos a dejar como corrió en 1985. Los dos los vamos a restaurar con todos los detalles originales, nada de plotter sino pintura a mano con un filetero letrista”, cuenta uno de los hermanos Medina.
“Los trabajos están a cargo del taller Savino Sport (taller de Ignacio Savino, piloto de TC) que también está restaurando el Fiat Regatta de Cocho López, con el que consiguió cinco triunfos en 1990 y le peleó el título del TC 2000 al Flaco Traverso”, agrega. El Regatta también es de su propiedad.
“No buscamos lucrar con esto. Siempre fuimos apasionados por el automovilismo. Una vez que tengamos los autos, sólo serán expuestos en algún evento solidario para recaudar dinero”, comenta. Los hermanos Medina estuvieron muy cerca de Cocho López hace 31 años con el “Regatta Vencedor” como se bautizó al auto del porteño por su principal sponsor y por la racha triunfal. Hoy ese auto lo están terminando de restaurar y ya comenzaron con los de Di Palma.
Así se terminó la búsqueda del tesoro de estos dos autos, en especial el que fue campeón con Luis Rubén Di Palma hace 38 años. El Loco supo ser muy solidario y los hermanos Medina tomaron su legado. Si bien los coches no se cuidaron a lo largo del tiempo, lo importante es que se recuperaron y gracias a la pasión de dos entusiastas volverán a vivir con el fin de ayudar a quienes más lo necesitan.
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