Cuando alguna persona festeja un aniversario, ciertos familiares o amigos tienen la tradición de ponerle un pasacalle para felicitarlo o expresarle su amor. Hoy, 3 de abril, Boca cumple 116 años pero el primer regalo que recibió en la madrugada no fue de los más auspiciosos: en la puerta 3 de La Bombonera, el sector disidente de La Doce colgó un pasacalles con un mensaje unívoco: “Está cambiando el club, falta la barra, dirigentes no se metan”. Lo que sonó a una amenaza directa para que desde adentro de la institución ni se les ocurra participar en la guerra interna que viene sumando muchos capítulos desde febrero tal como viene reflejando Infobae y que tuvo el miércoles pasado un componente adicional en el mundo político y judicial que envalentonó al grupo de Lomas de Zamora y a sus satélites a ir por todo. Y ese ir por todo es ni más ni menos que ir por las cabezas de Rafael Di Zeo y Mauro Martín.
La autoría del pasacalle se le adjudica a la facción La Boca de La Doce, sí, la del barrio, que se ha visto relegada en todos los negocios post pandemia y que tenía como su fuente básica de ingresos los trapitos el día de partido más los puestos de venta ambulante de alimentos y bebidas. Perder esa caja fue un golpe duro para la facción e intentó negociar dádivas de otros negocios que sí mantiene la oficial, como la venta del merchandising de la barra que regentea el grupo de Di Zeo y también parte de la mensualidad que se recibe desde tiempos inmemoriales. Pero no hubo caso. Por eso, esa facción donde militan históricamente Santiago Lancry, un adláter desde la época del Abuelo, los Melli Fernández, también de larga data en la tribuna, que estuvieron con todas las conducciones y son apreciados por parte de la actual comisión directiva y los hermanos Varela comenzaron el proceso de escisión. Esto lo vio con mucho cariño la facción de Lomas de Zamora al mando de Walter Coronel, capo de la barra de Los Andes, quién también quedó relegado en los negocios y culpa de su mala suerte con la Justicia y la Policía a los contactos que tiene en esos ámbitos Rafael Di Zeo. Ese combo explosivo empezó a horadar el poder del tándem Di Zeo-Martín quienes además se ganaron mayores enemigos cuando el segundo hizo una movida polémica tras el superclásico jugado con River en la Bombonera que terminó en empate en uno: mandó a su grupo a retirar varias banderas de los barrios que siempre han estado en la popular bajo el argumento que quienes las colgaron se sacaron fotos dentro de la Bombonera y las subieron a sus redes sociales sin la anuencia de la barra. Ese mismo domingo tras el partido con River varias horas después, la sangre estuvo a punto de llegar al río porque los barrios se unieron para que las banderas no terminaran en manos de la barra, cuya propuesta había sido: a partir de ahora, nos las llevamos nosotros, se las colgamos cuando juega Boca y listo. Y se las devolvemos recién cuando vuelva el público a las canchas. Esa propuesta no tuvo aceptación y cuando todo amenazaba con desmadrarse a metros de la Bombonera, dos hombres de Seguridad intervinieron e hicieron entrar en razones a los bandos enfrentados. Pero el resquemor quedó y son varios los que van viendo con ojos poco cariñosos el accionar de la facción oficial.
A eso se suma lo ocurrido dos semanas atrás, cuando la facción de Lomas fue a dirimir el poder en el club Leopardi y no encontró a sus rivales pero se llevó una causa judicial iniciada de oficio por la Subsecretaría de Seguridad Ciudadana a cargo de Juan Pablo Sassano que recayó en la fiscalía 35 a cargo de la doctora Celsa Ramírez. La disidente creyó ver otra vez fantasmas políticos pero este miércoles hubo otra noticia que pudo haber alimentado las fantasías de que a los jefes del bando oficial les soltaron la mano desde arriba: se desarchivó una vieja causa de 2020 en la que estaban involucrados los 12 hombres más poderosos de La Doce. Y Di Zeo, Martín y su círculo íntimo fue citado a declaración indagatoria para el próximo miércoles bajo la acusación de amenazas e impedir el normal funcionamiento de transportes e instalaciones afectadas a un evento deportivo, delito previsto en el artículo 9 de la Ley del Deporte y que tiene pena de hasta tres años de prisión. El hecho que se les imputa ocurrió el 8 de marzo del año pasado tanto en la previa como después del partido que Boca le ganó a Gimnasia y se consagró campeón del torneo local. Antes del encuentro, la barra intentó parar el micro de Gimnasia para entregarle una plaqueta a Diego Maradona en su regreso a la Bombonera como DT del equipo rival, y según las actuaciones de la Policía habrían violado el perímetro que tienen prohibido acercarse al estadio por el derecho de admisión. Y tras el partido, ya de medianoche, cuando el plantel de Boca salía del estadio también intentaron desviar el micro para festejar el título y habrían amenazado a los policías y al chofer para cumplir con su objetivo. La fiscal del caso archivó el expediente el 17 de marzo de este año, pero el Cuerpo de Investigadores Judiciales del Ministerio Público Fiscal que viene trabajando a destajo en causas de violencia en el fútbol, se opuso, argumentando tener filmado todo lo ocurrido con pruebas contundentes y consiguió no sólo el desarchivo, sino también los llamados a indagatorias. Por eso, el semblante de Di Zeo y Martín comienza a ensombrecerse. No saben si les soltaron o no la mano mientras sus rivales avisan, en medio de un cumpleaños, que van por todo.
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