El mismo día que la Argentina tocaba un nuevo récord de casos de coronavirus ingresando de lleno en la segunda ola, una barra brava decidió que no existen las restricciones y armó una fiesta multitudinaria para festejar el cumpleaños de uno de sus miembros. Y lo hizo en el club, porque como siempre, se manejan por las instituciones como si fueran sus dueños. El miércoles por la noche, en la previa de Semana Santa, un rato después de que su equipo perdiera 3 a 2 con Banfield el partido por un lugar en la Copa Sudamericana 2022, La Pandilla de Liniers, la barra de Vélez, se rió de la pandemia y celebró un nuevo aniversario de Nano, uno de sus integrantes, en los quinchos del Polideportivo con cientos de personas bailando, sin barbijo y revolucionando a todo el barrio. Lo insólito es que tras la denuncia de una vecina al 911, la Policía mandó un patrullero pero los oficiales no tenían permiso para ingresar a la institución, por lo que dejaron asentado que ellos no podían comprobar la situación. Porque cuando se trata de fiestas de barras, pertenecer tiene sus privilegios, aunque se verá hasta cuándo, porque la Subsecretaría de Seguridad Ciudadana de CABA a cargo de Juan Pablo Sassano anoticiada del llamado al 911 inició una investigación de oficio que recayó en la fiscalía de la doctora Celsa Ramírez.
La fiesta además se produjo una semana después de la reelección de Sergio Rapisarda como mandamás de la institución. Durante la última parte de su primer mandato hubo un cambio en la cúpula de la barra brava: en enero entró como jefe Eduardo Raúl Cimminelli, apodado Raulo, y salió el histórico Pedro Paz. En su momento Infobae contó que el nuevo líder junto a su hermano habían alcanzado la cima con el apoyo de la dirigencia y las comisarías zonales. Lo ocurrido el jueves parece otro botón de muestra en esta historia. Porque Raulo llegó representando al sector Villa Luro de la barra con apoyo de la facción de Fuerte Apache y dejando fuera de la misma al grupo de Versalles, cuyos jefes son los ex convictos Fernando Morales y Christian Galuzzi, a quienes los dirigentes los quieren lejos porque los consideran muy pesados, como si los otros fueran unos nenes de pecho. Cierto, los antecedentes de Morales y Galuzzi asustan: ambos formaron parte de una banda de polibarras que se dedicaba a secuestros extorsivos y Galuzzi salió de prisión poco tiempo atrás por un robo con armas mientras que Morales está prófugo por una causa de violencia de género.
Pero a la hora de meter miedo, los de Villa Luro y Fuerte Apache no se quedan atrás. De hecho la oficialización de su reinado llegó el 9 de enero de este año, en el partido frente a Godoy Cruz en el Amalfitani y por la Copa Diego Maradona. Allí en el centro del alambrado y con la popular vacía, se lucía la bandera “La banda de Raulo (más de uno se quiere matar)” que dejaba en claro quién era el mandamás de ahí en más. Y por si faltaba alguna duda, este miércoles por la noche todo quedo ratificado en los quinchos del club.
Como se puede apreciar en los videos, la fiesta tuvo un despliegue impresionante, con una cantidad de alcohol muy importante y obvio, sin ningún barbijo a la vista y menos que menos distancia social. Porque si los barras no aceptan la ley en cuestiones de espectáculos deportivos, vayan a hablarle del Coronavirus. Infobae intentó comunicarse con el presidente del club para saber quién autorizó la fiesta y cuál es la posición de la institución ante esta situación, pero no obtuvo respuesta de un caso que une dos pandemias: la de los barras y la del COVID-19. Ojalá en breve la Argentina pueda librarse de ambas.
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