Ser capitán a los 21 años de un seleccionado nacional no es para cualquiera. Solo para competidores con mucha personalidad y carácter. Lisandro Arbizu fue el capitán más joven que tuvieron Los Pumas. Apenas pasados los 20 años le tocó la difícil tarea de liderar al seleccionado de rugby: fue parte de tres mundiales con Argentina y compitió en 87 caps. Hoy, a los 49 años, vive en Francia con su familia y se dedica a trabajar en empresas como consultor y armador de equipos. No tan cerca del mundo de la ovalada, sueña en un futuro volver a involucrarse.
— Hace varios años que estás distanciado del Rugby, ¿te gustaría ser parte de algún staff técnico o alguna dirigencia?
— No lo descarto, jugué mucho al rugby, empecé de muy chico, terminé de muy grande y un poco saturado me alejé. Me dediqué a trabajar con empresas y todo lo que es trabajo en equipo y motivación en las empresas. Pero con el tiempo el bichito me fue tocando y empecé a hacer academias de rugby que anduvieron muy bien y quede involucrado de esa manera. Pero no trabajando en un club fijo, porque quería seguir trabajando en la consultora. El tema de involucrarme más es cuestión de tomar la decisión de entrar en el sistema profesional y ver cuál es el mejor rol para mí y para el rugby argentino o la federación que sea. Me encanta poder transmitir, he entrenado pero no en alto nivel y me gustaría tener la experiencia. Tengo diplomas hasta cierto nivel, pero no tengo el diploma de alto nivel internacional. Se aprende en la práctica y en la teoría.
— ¿Cuál era la función de las academias que armaste?
— Entreno a los chicos en destrezas individuales de rugby. Vienen chicos de toda Europa. Alemanes, italianos, belgas y por supuesto franceses. Además de destrezas también los chicos aprenden todo lo que es desarrollo personal del jugador. Siempre me interesó la parte mental y el desarrollo personal del jugador, para lograr confianza, que puedan tomar iniciativas y que se puedan dar cuenta de su potencial. Esa parte me gusta mucho y la involucro en los estímulos.
— ¿Crees que la UAR debería tener mas ex Pumas como dirigentes, como tienen la URBA o los clubes?
— ¡Si el dirigente es un ex jugador o un ex Puma mejor! Pero no es todo tampoco. Con el profesionalismo hay que prepararse. Ser ex jugador o ser ex Puma te da experiencia, pero para tener un cargo o un puesto hay que prepararse de manera organizacional, profesional, de managment y de comunicación. El dirigente que entra ahora a una estructura profesional tiene que prepararse, no basta con haber sido jugador de alto nivel. Mismo los entrenadores, no basta con haber sido Pumas. Es ahí donde ha cambiado mucho la preparación para formarse y dirigir un equipo profesional. No solo desde uno, sino el equipo, el staff y el rol específico de cada uno, pilotear lo que hace cada uno. El rugby va hacia eso y se va aprendiendo sobre la marcha.
— ¿Cómo ves la vuelta del rugby en Europa?
— Muy complicado para los clubes económicamente, los sueldos bajaron, pero por suerte hubo ayuda económica del gobierno, se reanudó el campeonato y siguieron los partidos. Algunos se suspendieron a causa de contagios y muchos jugadores que estaban afectados estuvieron aislados. A pesar de esta problemática, el nivel no bajó. Hay lindos partidos y se mantiene el fervor. En Francia los partidos son con cancha vacía, está todo muy disciplinado y se respeta.
— ¿Qué puede utilizar Argentina del protocolo que se está usando en Francia?
— Hay que adaptarse al mejor modelo posible, la prioridad es la salud. En Francia los partidos son con cancha vacía, no hay ninguno tipo de público, está todo muy disciplinado y se respeta, es la única manera en la que se puede jugar en este momento. El tema es no parar, que de alguna manera se empiece el campeonato y todo modelo que ayude a evitar el virus es una buena opción. Hay que adaptarse lo más rápido posible para seguir jugando al rugby. No queda otra, es contra un virus, una pandemia y la prioridad es la salud de la gente. En caso de contagios se debería suspender inmediatamente y jugar más adelante sin dudar.
— ¿Qué crees que tiene Argentina que compite de igual a igual con un país como Francia que estructural y económicamente es superior?
— Ellos están mucho más avanzados, está claro que la historia de Argentina no es la misma que la francesa y obviamente la estructura de la organización es mucho mejor. Pero en los últimos años se equiparó al haber entrado al SuperRugby y el Cuatro Naciones. Tenemos que seguir aprendiendo y creciendo. La verdad que hoy desde Francia ven otra Argentina con respecto al rugby.
— ¿Cómo crees que la creación de la Liga Sudamericana de Rugby y la fuga de jugadores a ligas de segundo nivel de Europa puede afectar al rugby de clubes?
— El formato del rugby argentino siempre se alimentó del amateurismo. El profesionalismo se alimenta del amateurismo. Creo que tiene que quedar insertado y ser un modelo nuestro, único. Pero bueno hay que ir evolucionando y mejorando año a año. No es fácil porque una vez que se inserta el profesional, equilibrar los dos sistemas requiere de organización. Además creo que es bueno para el amateur educarse de manera diferente a todo el rugby mundial, tenemos un formato muy interesante muy rico, muy bueno, que es vivir el club, mamar todo lo que es educación, valores y desarrollo personal. No hay que perder eso ni pervertirse con el profesionalismo desde chicos.
— ¿Cuál debería ser el objetivo de cada chico cuando comienza a jugar?
— Hay pasos fundamentales que todo chico debe hacer, pasar por todas las divisiones de su club, distintos seleccionados y que lo mas importante sea jugar en la primera de su club primero.
— ¿Crees que el rugby profesional y amateur pueden convivir?
— Hay que encontrar el equilibrio. Que los chicos que parten de su club y entran a un sistema profesional se enriquezcan y puedan volver a sus clubes con los mismos objetivos, el mismo sentido de pertenencia y que no se pervierta. Hay que trabajar en conjunto los dos sistemas, eso es lo más difícil porque siempre hubo contras y luchas entre el profesionalismo y el amateurismo. Los clubes tienen que estar acordes y tirar para el mismo lado. No es fácil porque cuando empieza a haber dinero los chicos se olvidan de la esencia y empiezan a pensar en contratos. Pero que tengan esa experiencia y volver al amateurismo sería lo ideal.
— ¿Qué hubieras hecho si hubiera pasado lo de los tuits de Los Pumas cuando vos eras capitán?
— Es un tema de juventud, de educación. Obviamente los hechos fueron totalmente repudiables. No hay ninguna duda de que eso no puede pasar nunca más. Es un antes y un después. Lamentablemente es así, aprendemos de esa manera.
— ¿Cómo crees que deberían haber actuado los dirigentes?
— Creo que los dirigentes tomaron decisiones muy rápidas, impulsivas y confusas. Primero jugaban y después no jugaban. Creo que se podría haber protegido un poco más a los jugadores, no exponerlos ellos mismos y tomar las decisiones con el organismo disciplinario de la UAR a la vuelta del torneo. Creo que se tomaron decisiones muy poco pensadas pero la realidad es que nadie estaba preparado para este hecho. Se aprendió mucho.
— ¿Ves posible que se vuelva a crear una franquicia de elite como fueron Los Jaguares?
— Creo que sí, es un tema estrictamente político, de muchas barreras. Sería ideal. Un equipo como Los Jaguares debe seguir compitiendo en altísimo nivel. Ahora son los Jaguares XV que van a jugar en la Liga Sudamericana, pero bueno no es del calibre de alto nivel. Pero es lo que hay y es importante que se adapten y sigan compitiendo. Pero repito, creo que es un tema político, de relaciones entre países y tiene que haber un profesional que pueda armarlo.
— ¿Cómo fue tu vida post rugby y cómo crees que se debe prepara y acompañar al jugador para esa vida?
— Es un tema muy importante acompañar a los jugadores. Y no solo cuando terminan, sino anticiparse y a cierta edad prepararlos para su post rugby. Creo que desde un cierto nivel, cuando los jugadores empiezan a entrar en los esquemas profesionales, centros de formación tienen que tener una opción de anticipación para preparar y ser consciente que un día se termina, tiene que ser parte del desarrollo.
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