Daniel Osvaldo es uno de esos personajes que se extrañan en el fútbol. Su estilo descontracturado, rockero y polémico dejó una huella difícil de olvidar. En una de sus últimas apariciones públicas, el ex delantero visitó los estudios de ESPN y dejó varios conceptos.
Una de las sorpresas se amparó en su nuevo sueño. “Tocar en La Bombonera”. El es goleador reconoció que “sería pedirle demasiado a la vida”, aunque advirtió que se conformará con brindar un show en La Bombonerita. “Antes te dabas cuenta que una banda era buena cuando tocaba en Cemento. No la viví esa época, pero me hubiese encantado”, explicó.
Además, Daniel Osvaldo reconoció que tomó clases en el inicio de su nueva faceta, aunque las tuvo que abandonar porque es “muy vago”. “Hasta Mick Jagger toma clases, porque siempre se puede mejorar. A Keit Richard me lo crucé una vez en el Faena. Lo admiro mucho”, deslizó el ex goleador y regaló una anécdota imperdible que involucró a la legendaria banda internacional: “A los Stones sólo los pude ver dos veces, porque siempre coincidía con los partidos que tenía que jugar. Una vez, cuando estaba en la Roma y jugábamos contra el Pescara llegué tarde. De Rossi la hizo bien, porque se lesionó el día anterior y pudo ir antes. Yo fui en avión para Londres (porque tocaban ahí) apenas terminó el partido, pero como me tocó el doping me demoré. Había pedido el cambio cuando faltaban 10 minutos para ganar tiempo. Cuando me fui a duchar, hice pis ahí y cuando el doctor me dijo que me había tocado el doping me quise matar. Cuando llegué a Inglaterra, ya había terminado el show. Y Cristian Álvarez (el arquero) se quedó esperando en la puerta porque yo tenía los tickets. Terminamos en un bar que estaba pasando música de los Rolling y nos quedamos hasta las 6 de la mañana”.
El ex futbolista que vistió la camiseta de la selección italiana también reveló que extraña mucho “al vestuario, a los compañeros y los momentos de tomar mates con los utileros”. “Las comidas en las concentraciones también. Mi hijo se quedó con ganas de verme en Boca, porque era muy chiquito. De hecho cuando fui a Banfield, en ese partido y medio que jugué, estaba contento. No tenía que haber vuelto. Cuando volví se estableció una pandemia. No podía entrenar en el living de mi casa. El coronavirus me retiró. Si no hubiera pasado esto, seguramente hubiese seguido en Banfield”, agregó.
En este sentido, sobre su último desafío en el Taladro, el ex jugador que surgió de Huracán dio detalles de lo que fueron sus días con la camiseta del equipo del sur del conurbano bonaerense: “Estaba con ganas, pero no aguantaba todo el partido. Le quise dar el gusto a mi viejo que es fanático de Banfield. Estaba motivado y me banqué la pretemporada como el resto del plantel. Cuando entré con River me silbaron mucho, pero cuando la piqué se instaló un silencio de 10 minutos”.
Finalmente, el carismático personaje que se caracteriza por tomarse la vida con humor intentó evitar el dolor que le provocó la muerte de Maradona, por la admiración que siente por Pelusa. “Todavía no lo puedo creer. No me hagan hablar de Diego porque pinta el llanto. Tuve días muy duros. A los 15 días de su muerte me cayó la ficha y me encerré en el baño con todas las camisetas que tengo firmadas por él a escuchar todos los temas que le hicieron. Le hice un tango, que se lo iba a regalar, pero no llegué”, confesó.
Además, habló sin pelos en la lengua y no dudó en expresar lo que sintió en el recordado episodio del Superclásico que fue suspendido por el ataque que sufrieron los jugadores de River con gas pimienta. “Yo pensaba que se iba a volver a jugar, pero cuando entró D’Onofrio a la cancha me agarraron unas ganas de meterle una piña en los dientes. No me parece bien lo que hizo. Fue un maleducado. Él se tenía que haber quedado en la tribuna”, concluyó.
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