Cuando parecía que los equipos se conformaban con dividir un punto por bando, la visita aceleró y casi da vuelta el tanteador. Los recién ingresados Federico Girotti y Bruno Zuculini estuvieron a punto de darle la victoria a River. El juvenil delantero desbordó a Marcos Rojo como extremo derecho y envió un buscapié rasante que se desvió en la cabeza de Carlos Izquierdoz. Y ahí arrancó el suspenso...
El reloj marcaba 43 minutos del complemento cuando el balón tomó un efecto rarísimo que complicó a Esteban Andrada. El arquero le erró al manotazo y el esférico se dirigió hacia la valla local, que había quedado completamente desguarnecida. La comba en el pique le dio algo de tiempo al guardameta (milésimas de segundo) y terminó rozando el poste. Zuculini fue al encuentro y llegó a conectar, pero la pelota dio en el palo y fue despejada por Andrada.
Las repeticiones mostraron a Izquierdoz con las manos en la cabeza viendo cómo estaba a punto de caer su valla a la vez que Juan Román Riquelme, vicepresidente segundo de Boca que presenció el encuentro desde uno de los palcos junto a amigos y compañeros se tapó el rostro con las manos, estupefacto por la maniobra que casi deja con las manos vacías al conjunto dirigido por Miguel Ángel Russo.
Fue la última jugada clara de gol del Superclásico disputado en la Bombonera por la fecha 5 de la Copa de la Liga (interzonal). Antes ambos arqueros habían tenido maravillosas intervenciones. Franco Armani le tapó un mano a mano increíble a Carlos Tevez en la primera mitad y en el segundo tiempo tuvo una doble atajada contra el Apache y Sebastián Villa antes de luchar en la línea con Gonzalo Maroni para evitar la segunda caída de su arco. Andrada, por su parte, tuvo una volada espectacular a falta de un cuarto de hora para el final contra Fabrizio Angileri, quien sacó un zurdazo seco que casi se clava en el segundo palo. Esa jugada pudo haber significado el 2-1 parcial para el Millonario.
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