Cuando llegó fue la nota de color, el músico conocido que se sumó al automovilismo nacional. Pero poco a poco David Adrián Martínez, más conocido como “El Dipy”, se fue ganando su lugar en el Top Race Junior, la división menor del Top Race, que es una de las cuatro categorías más importantes de la Argentina junto al TC, Súper TC 2000 y Turismo Nacional. El cantante tuvo su debut con un octavo y noveno puesto cuando la especialidad retomó su calendario 2020 en octubre pasado. En las carreras siguientes mejoró su performance hasta conseguir un podio en la penúltima competencia de la temporada donde terminó décimo (con una fecha ) en un campeonato con 20 participantes.
La especialidad donde corre es una monomarca donde todos los autos son iguales y esto hace que resalte el factor humano en la conducción del corredor. Aunque también es una división formativa donde participan muchos novatos y suelen verse errores. Por ejemplo, en la largada en Paraná, El Dipy se vio involucrado en un accidente donde un auto quedó destruido, pero el corredor aseguró que el artista no fue responsable de la maniobra. Sin embargo, los comisarios deportivos decidieron sancionarlo con un recargo de cinco lugares para la grilla de partida de la carrera siguiente.
A diferencia de sus participaciones en las redes por temas políticos (asegura que hubo partidos que le ofrecieron meterse en la política, pero no quiere) o cuando es invitado al programas de debates, en el automovilismo se muestra con un bajo perfil. Nunca chapeó por ser famoso y siempre se mostró como uno más con otros pilotos. Fue invitado por el Top Race para poder participar y lo hizo con un prototipo de Mercedes en el equipo SGB Racing a cargo de Juan José Monteagudo.
En una pausa de la actividad en unas de las fechas disputadas en el Autódromo de Buenos Aires Oscar y Juan Gálvez, El Dipy le contó a Infobae sobre su lado fierrero y esta posibilidad de competir por primera vez a nivel nacional.
-¿Cómo nace la pasión por el automovilismo?
-Desde muy chico. Cuando tenía siete años mi papá y el padre de un amigo nos traían acá al Gálvez a ver carreras de TC y de otras categorías. Cuando te podías quedar un fin de semana y vinimos un viernes a la noche y nos quedamos en una carpa, al otro día subimos a la tribuna y escuché el primer auto pasar y me volví loco. Desde ese día tengo locura total por eso. Amo el automovilismo, la familia de este deporte, amo todo esto.
-¿Y por qué no corriste de una?
-Por un tema económico y con la música me fue y me está yendo muy bien. Hoy Alejandro Levy, el dueño de la categoría me da la oportunidad de estar en el equipo SGB Racing y la verdad no la voy a desaprovechar. Antes, cuando pude, corrí en algunos zonales.
-¿Cómo fueron esos inicios?
-En la Asociación Standard Mejorado y en la Fórmula 07 (ambas con un Fiat 600), luego corrí algunas en la Copa Bora (monomarca). Lo que pasa es que esto es un auto de carrera pura sangre, no es un auto de calle preparado para correr.
-¿Por qué el automovilismo fue el primer deporte en volver a competir y en recibir público?
-Porque los protocolos están bien hechos. Las distancias están en un autódromo con espacios muy grandes y abiertos. Porque la gente que está a cargo de la categoría está todo el tiempo pregonando en que todo salga bien. El automovilismo una vez más se adecúa a las consecuencias que estamos viviendo en el país. Y todas las carreras en las que se volvió lo ha demostrado.
-Acá un hincha de Ford se cruza con uno de Chevrolet y el tema no pasa de una cargada ¿A qué se debe eso?
-Porque por ejemplo en el fútbol hay una rivalidad muy grande de ver quién la tiene más grande. Acá (por el automovilismo) somos todos amigos. Yo soy hincha de Ford y me he ido a “La 15” (hinchada de Chevrolet) y todo el mundo me saluda. O comes un asado a la noche y compartís un momento con la hinchada de Dodge, Torino, Chevrolet o Ford. También porque hay mucha gente grande, la familia viene, es muy difícil ir hoy a la cancha con los hijos. Creo que eso es lo lindo de esto. Aparte de que estamos enamorados de esto, lo que más nos gusta es saludar gente, estar con amigos.
-¿Qué disfrutas más, la música o el automovilismo?
-La música la disfruto y vivo de eso, pero soy un apasionado del automovilismo. Amo hacer música y cantar, pero esto es una pasión. La música es trabajo y esto es amor sin explicación.
-¿Cómo se compatibilizan ambas actividades?
-La música y los autos de carrera van de la mano, siempre. La música es un sentimiento que uno lleva adentro. La vida sin música no es vida. Y para mí estar sin automovilismo no es vida. Son las dos cosas más importantes que hice. Estos fines de semana de carreras a nivel nacional son soñados algo que pensé que jamás me iba a ocurrir. Es un sueño hecho realidad. El tren pasa muchas veces en la vida, solo hay que subirse. Hoy me subí a un auto de carrera, estoy muy contento y no me quiero bajar.
-¿Qué te parece el Top Race Junior?
-Me gusta mucho. Es una gran comunidad y eso es lo que tiene esta categoría y el automovilismo en general que es una gran familia. Lo más lindo es la esencia de este deporte y que se cuide.
-¿Es un desafío mayor que todos los autos sean iguales?
-No es un desafío ni le tengo que demostrar nada a nadie. No soy un piloto profesional, vengo a divertirme y no tengo tantas vueltas en el auto como los otros muchachos. Apenas corrí en otras categorías que eran zonales. Estoy tratando de adaptarme al auto, de encontrarme con el auto.
-¿Viniste a divertirte o a dejar todo arriba del auto?
-Soy muy competitivo en el automovilismo, pero repito, no le vengo a demostrar nada a nadie. Me vengo a divertir y a hacer las cosas bien.
-Cuando arrancaste en la categoría, ¿con qué resultado te ibas conforme?
Con ser décimo era feliz.
Lo consiguió. No sólo eso ya que en diez carreras ya consiguió su primer podio en el Top Race Junior Como en la música, en el automovilismo el Dipy tiene ritmo y sintonía.
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