La enorme carrera que armó Martín Demichelis a lo largo de los años no quedó exenta del sufrimiento de algunos golpes deportivos. En 2006, uno de los picos máximos de su carrera, José Pekerman lo dejó afuera de la lista mundialista de la Selección para el Mundial. En 2010 besó la lona contra Alemania con Diego Maradona como entrenador. Y en 2014 perdió la final nuevamente contra los teutones en Brasil. El actual entrenador de la cantera del Bayern Múnich se animó a repasar cada uno de esos episodios (y otros más alegres) en TyC Sports.
“Si bien el dolor del 2014 dura para siempre, el peor vestuario fue el del 2010. No estábamos preparados, no creíamos que nos íbamos. Teníamos a Diego (Maradona) y Leo (Messi) juntos. Ver a Diego llorar como un chico fue tristísimo”, fue la pésima imagen que se le vino a la mente. Igualmente no cambiaría por nada esa experiencia con Maradona: “Es un ídolo eterno, haber convivido con él en un Mundial lo llevaré acá (en el corazón) siempre”.
Cuando daba sus primeros pasos en la Primera de River, Ramón Díaz lo mandó a hacerle marca personal nada menos que a Juan Román Riquelme en un Superclásico en el que tuvo que reemplazar a Guillermo Pereyra, de quien heredó esa tarea como volante central (su puesto natural antes de hacerse zaguero). “‘Pibe, olvidate de la pelota y de todo’, me dijo Ramón. Cuando entré, a Riquelme lo molestaba, lo soplaba, le hablaba... Terminó el partido, quedamos cerca y le tiré la mano, pero me miró, ni siquiera me contestó y no nos saludamos”. Y remató: “Ya en la Selección, Román me dijo ‘vení, pibe’ y me hizo contarles a todos los compañeros los empujones y las cosas que le había hecho en aquel partido para ponerlo en dificultades. Se acordaba como si tuviera una computadora en la cabeza”.
De su estadía en Alemania con el Bayern Múnich le quedaron un par de anécdotas un tanto violentas. Es cierto que al técnico holandés Louis van Gaal lo definió como “un loco divino y muy capacitado” pero también que lo cruzó en pleno entretiempo de un partido y casi se van a las manos. Él explicó: “Un día ganábamos 3 a 0 y entró al vestuario haciendo un escándalo que en mi vida le vi hacer a un entrenador. Los alemanes estaban aterrorizados, pero yo, que venía de Argentina y tenemos otra cultura, lo encaré. ¡¿Para qué?! Jugué un segundo tiempo horrible. Al otro día me dijo ‘¿usted sabe por qué jugó mal el segundo tiempo? Porque se mete en cosas que no tiene que meterse’”.
La otra, aún más fuerte, fue con el brasileño Lúcio: “Perdí una pelota y empezó a gesticularme. Fue raro porque veníamos de hacer unos años bárbaros juntos en la zaga central. Yo le hacía los relevos cuando él agarraba la lanza y encaraba. Me mandó en cana, entonces me acerqué a hablar y mientras la pelota seguía, nosotros discutíamos. Me puso la mano en la cara y me empujó como diciendo ‘seguí’. Ahí solo pensé en que el referí pitara para el final del primer tiempo”. La historia siguió: “Me fui al túnel a esperarlo, yo estaba ciego. Sentía los ruidos de los tapones de los jugadores deseando que fuera él. Y sabía que por la altura que tenía, debía anticiparlo. Él jamás pensó que le iba a pegar y así fue. Le lancé la primera y todo el mundo enseguida se vino encima para que eso no empeorara. Después de su retroceso vino hacia mí y me tiró una patada voladora en el hombro. A mí me hicieron un tacle de atrás y cuando me di cuenta era Klinsmann, el entrenador. Tenía una fuerza...”.
OTRAS FRASES DE MARTÍN DEMICHELIS
· La final con Alemania en 2014: “Recuerdo haber hecho un buen partido. El equipo hizo un partido muy inteligente con un equipo que le había hecho 7 al anfitrión. Nunca nos vimos superados, tuvimos 3 o 4 chances claras. Faltó poco. No pude volver a ver completo ese partido. Solo lo haría si un día mi hijo me dice de hacerlo para ver de qué se trata”.
· La ilusión de dirigir a River: “Quiero que Gallardo se quede 25 años más en River. Ahora, si me preguntás si lo sueño, sí, sueño entrenar a River algún día. Quién que elige esta profesión no sueña con dirigir al club de su niñez, en el que jugó, creció como jugador y salió campeón”.
· Por qué no volvió a jugar en River: “Me sentí muy cerca de volver a River cuando vendieron a Ramiro Funes Mori porque tenía el mismo representante. Yo hablé en Manchester City en ese momento para decirles que si ellos venían por mí, me iba. Pero en ningún momento se dio. Marcelo (Gallardo) apostó por Álvarez Balanta y después lo entendí. No me necesitaron. A los 6 meses vinieron por mí y yo ahí era titular en el City con Otamendi, no me dejaban salir. Al semestre siguiente se terminó mi contrato y yo me recuperaba de una operación de hernia inguinal en Marbella. Hablé con Marcelo, pero al otro día se hizo la revisión médica (Luciano) Lollo. Lo llevaron a él”.
· Daniel Passarella: “Con todo respeto para lo que significa para el fútbol argentino, encima un grandísimo referente en mi posición, el día que lo conocí, que River quería que yo vuelva al club, me llevé una enorme desilusión. Su mano derecha se había juntado conmigo y no sabía mi nombre ni mi apellido y si tenía posibilidad de volver a River”.
· Su titularidad en el Mundial de Brasil: “Es verdad que en 2014 pensé en golpearle la puerta de la habitación a Sabella para decirle que me pusiera. Se me estaba pasando el Mundial y yo me seguía entrenando muy bien. Ruggeri había salido a decir que, en mi lugar, le tumbaba la puerta a Sabella para que me pusiera. Evité hacerlo y cuando terminó la cena Leo (Messi), que había hablado con Alejandro, me dijo que iba a hacer dos cambios y me advirtió que me preparara porque iba a entrar. Alejandro le había dado la información y él cuidadosamente vino y me contó. Creo que intuyó que iba a tirarle abajo la puerta”.
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