Mariano Dalla Libera está dispuesto a llevar sus locuras a la cocina de Masterchef. Desde su época de futbolista, el ex jugador de Racing, River, Newell’s y Platense, entre otros, se ha caracterizado por su enorme carisma y notable ocurrencia. En diálogo con Infobae reconoce que mostrará “una nueva faceta”, a la que considera “linda, distinta y llena de desafíos”.
Por un momento deja a un lado las sartenes, las cacerolas y las cuchillas para observar su celular y atender el llamado para contar algunas anécdotas cargadas de humor y simpatía.
Desde un principio se distancia de su amigo el Turco García, quien desconocía completamente el rubro gastronómico cuando incursionó en el popular programa de Telefé y reveló que en una ocasión utilizó el perfume importado de su pareja para prender el fuego para un asado. “Lo del Turco no lo puedo creer ¡Me vuelve loco! Yo soy distinto: manejo bien la parrilla, hago muy buenos asados a la cruz y me defiendo con las pastas y las pizzas. Soy de cocinar mucho en casa, aunque Masterchef no tiene nada que ver con todo eso, porque es mucho más técnico y profesional. Una cosa es cocinar para mi familia y la otra es seguir las pautas del programa, en donde tenés 3 minutos para ir al supermercado. Ahí en una hora hay que sacar lo que te pidan”, explicó desde el otro lado de la línea telefónica.
“Como todo italiano puedo amasar las pizzas que quieran. Pero vamos a ver cómo nos va con tanta presión. Es como jugar en la Champions League”, advirtió con entusiasmo antes de comenzar a recordar su pasado con el ex delantero de la Academia durante sus días en el Cilindro. “Siempre armamos muchos quilombos. Ahí no cocinábamos; sino que hacíamos maldades. Eso de rallar el jabón blanco para metérselo en un sándwich de miga a un compañero sin que se diera cuenta era muy habitual. El Turco era (y es) muy maldito”, confesó el Loco, brindándole toda la responsabilidad de las jodas al ex wing, porque él se consideraba “su discípulo y todas las maldades se les ocurrían al Turco”.
Sus travesuras no sólo se basaron en reemplazar el huevo duro con el jabón para que sus colegas sufrieran el mal sabor de boca. Cuando estuvo en Platense también improvisó un carnaval carioca con el presidente del club, aunque el dirigente nunca se haya enterado. “Por suerte esa vez me enganchó Marchetta, porque si hubiera sido un tipo como Rezza no jugaba más al fútbol”, reconoció entre risas.
La historia se remonta a la década del noventa, cuando Dalla Libera integraba un gran equipo en el Marrón con jugadores de la talla de Eduardo Coudet, Scotto, Cascini o Viqueira. El Calamar se había convertido en una de las sorpresas del torneo y su tercer puesto ilusionaba a los hinchas con la posibilidad de clasificar a una copa internacional. “Teníamos un tema con el presidente porque veníamos bien y no habíamos cerrado los premios”, argumentó.
El plan fue perfecto: los referentes del plantel se reunieron en una habitación con un balde lleno de bombitas de agua. En la planta baja, uno de los jugadores le pidió hablar al directivo en la vereda para que fuera un blanco claro en la mira de los tiradores. El balcón que daba a la 9 de Julio fue el lugar estratégico para que los jugadores descargaran sus municiones contra Miguel Ángel Lupi, quien se vio sorprendido por el ataque acuático. “Apenas lo vimos le tiramos 10 bombas de agua bien direccionadas que les cayeron todas en la cabeza y el saco”, recordó con alegría el ex volante, y aseguró que de no haber sido por su entrenador su destino (y el de varios de sus compañeros) hubiera sido lejos del club. “Nos salvó Pedro porque dijo que fueron unos pibes que tenían una despedida de solteros. Lo bañamos ese día. No lo ahogamos de pedo. Marchetta era uno más de nosotros. Un fenómeno que siempre nos perdonaba la vida. Y además sacábamos buenos resultados”...
Cuando Dalla Libera habla de Marchetta su voz se carga de emoción y nostalgia. Para él “hoy hay muy buenos técnicos, pero se extrañan a esos tipos como Pedro, Griguol, Basile, Solari o Babington”. Su experiencia se ampara en la convivencia que tuvo con los estrategas del pasado que tenían una visión distinta a la de la nueva generación. “Eran tipos que te dejaban un gran aprendizaje de la vida, que es lo que uno rescata. Ellos además de entrenadores, eran formadores”, subrayó.
El Loco aún se lamenta no haber sido parte del plantel que dirigió Diego Maradona en Racing, cuando la leyenda mundial daba sus primeros pasos como DT. Sin embargo, tuvo el privilegio de haber sido su heredero cuando Pelusa se fue de Newell’s. “Él jugó poco, pero pesaba la Diez. Igual formamos un equipazo con Bruno Marioni, Ricardo Rocha, Zamora, el Rulo París, Saldaña, Berti, Guiñazú, Manso, el Goyco... y terminamos subcampeones”.
En La Lepra también dejó su sello con sus locuras. “Ahí tuve dos compañeros que se cambiaron el apellido. Un día llego a la concentración y me dicen que me tocaba la habitación con Bruno Marioni. Discutí como 10 minutos porque creía que no me había tocado con él hasta que me di cuenta que era la misma persona que Jiménez. Y con Walter Luján, me pasó lo mismo. Tardé varios días en caer que era Samuel”.
Si bien su corazón está teñido con la franja roja, su estadía en Rosario le despertó algunos sentimientos con la entidad rojinegra. Del mismo modo que ocurrió con Platense y con la Academia. “El de Racing también fue un equipazo con el Turco, el Piojo López y Teté Quiroz… La verdad que tuve la suerte de caer siempre donde hubo grandes grupos, que es lo más importante. No existe eso de que se puede formar un equipo lleno de individualidades. Eso es mentira. Por más que tengas a 10 Maradonas, si no tenés un buen grupo nunca vas a lograr el objetivo final”, reflexionó.
Orgulloso de su carrera, Mariano Dalla Libera emigró al exterior cuando colgó los botines. Pero antes de irse del país dejó un momento televisivo histórico que involucra a Rocío Marengo, un 9 de River y un neandertal en la señal de TyC Sports.
“Era un programa deportivo y no entendía bien qué era lo que estaba pasando. Sospechaba si se trataba de una cámara oculta para Tinelli, porque me hacían unas preguntas insólitas. Después me di cuenta que de verdad no entendía nada y cuando le pregunté si conocía al nueve que había traído River, Neandertal, ella me dijo que sí y no supe cómo reaccionar ¡No lo podía creer!”.
Durante un tiempo el Loco se instaló en Estados Unidos, donde compartió vivencias con Claudio Caniggia. Y en la actualidad volverá a tener a su lado al hijo del Pájaro. “El otro día hablaba en el camarín con Alex y le preguntaba si se acordaba de todas las cosas que hizo de chiquito. Yo lo conozco desde que me fui a vivir afuera, porque estábamos todos los días juntos”, recordó.
“Vivíamos a dos edificios de distancia. Era como estar con Los Locos Adams. Nos encontrábamos en la playa y los pibes eran un desastre, aunque Mariana (Nannis) era una madraza. Le podrán decir lo que sea, pero siempre estuvo muy pendiente de sus hijos”, reveló el ex futbolista sin omitir ningún detalle de la convivencia con los Caniggia: “Íbamos a comer a lo de un tano que preparaba unos fideos espectaculares. Si a ella se le ocurría pedir un plato exótico, se lo tiraba por la cabeza. En cambio, el Pájaro vivía en una nube. Nuestros hijos no paraban de hacer quilombo y él pasaba de todo. La que estaba atenta a todo era Mariana con mi señora”.
A días de su debut en Masterchef (lunes 22 de febrero), Mariano Dalla Libera prefiere ir por el camino de la cautela. Es consciente de que si llegara a tener un pedido demasiado extravagante, su respuesta será darle la mano al jurado y retirarse sin chistar. “Lo más probable es que pelee el descenso, porque mi candidato es Alex. Él se hace el boludo, pero no es ningún boludo. La tiene clarísima. Se hace el que no entiende, pero nos va a matar a todos. En cambio, yo estoy para los repechajes, aunque capaz me vaya como a Platense y tal vez pueda sorprender con alguna receta guardada. Igual, más allá de cómo me vaya, cuando llego a mi casa mi familia me espera con una copa”. Lo que no dijo el Loco es si se refiere a una de tinto, blanco o un tradicional premio doméstico.
SEGUÍ LEYENDO