El Pasaje Corbatta era su cancha. Y las paredes del Cilindro conformaban los arcos de esos partidos imaginarios en los que la defensora improvisaba su talento en las inmediaciones del estadio de Racing. Ella se imaginaba la gloria del otro lado del paredón. Soñaba con dar la vuelta como alguna vez lo hicieron Diego Milito y Lisandro López, sus ídolos de los últimos tiempos.
Luana Florencia Muñoz concretó el sueño de cualquier hincha: jugar para el equipo que ama desde su infancia. “Racing es mi vida. Es mi familia, mis amigos... Mi historia. Siempre estuve relacionada al club de distintas maneras”, le dijo a Infobae unos días después de firmar su contrato profesional con el club de sus amores.
Su bisabuelo fue el portero del estadio durante mucho tiempo. Su abuelo llegó a ser jugador profesional. Su tío participó en las inferiores, y su tía se desempeñó en el equipo femenino de básquet. No hay dudas: su ADN es celeste y blanco. Y lo manifiesta con orgullo: “Desarrollé un vínculo muy fuerte con la institución, porque viví mucho tiempo enfrente del estadio y tuve la posibilidad de tenerlo cerca. Todo el tiempo desarrollaba distintas actividades ahí. Durante el verano, de diciembre a marzo, iba a la pileta y recorría todos los rincones de los quinchos, el playón, los pasillos... Todo eso hizo que vaya creciendo mi amor por Racing”.
Las relaciones que forjó desde su adolescencia también influyeron en su pasión académica. “La mayoría de mis amigas son de Racing. Fui creciendo con un sentido de pertenencia que aumentó mi sentimiento por los colores y el escudo. No sé explicar lo que me sucede, pero cuando veo el escudo, el corazón me late más fuerte. Cuando iba a la cancha (antes de que se decretara la pandemia), me emocionaba con canciones que siento muy cercanas. Es como una droga”, explicó.
Yo no sé cómo explicar, que te llevo hasta en la piel.
Sos la droga que en las venas me inyectaron al nacer.
Se me parte el corazón, cada vez que vos perdés.
Me pongo de la cabeza y otra vez te vengo a ver….
Las estrofas del himno que caracterizó la campaña que lideró Diego Cocca en 2014 y luego se repitió con el ciclo de Eduardo Coudet en 2019 reflejan las sensaciones por las que pasa Muñoz cada vez que visita las tribunas. “Me siento identificada con la historia de Racing, porque es pasión y amor. Es dejar todo por un club que muchas veces no te devuelve todo lo que vos le das. Sin embargo, la gente siempre acompaña. Me siento muy identificada en eso de darlo todo, y a veces no esperar nada del otro lado, porque al fin y al cabo uno lo hace por el amor que siente por la camiseta. La mejor manera de explicar lo que significa Racing, es diciendo que es mi vida, porque no me imagino una vida sin Racing. Cuando estuve afuera me costó muchísimo, y ese fue uno de los motivos por el que decidí volver”, reveló.
Luana llevaba 3 años viviendo en Estados Unidos. Tras una experiencia en River y la UAI Urquiza (cuando todavía no se había profesionalizado el fútbol femenino y en Racing no existía dicha disciplina), la defensora emigró al país del norte para destacarse en el Texas Tech University. Sus producciones la llevaron a la Selección (disputó la Copa América) y recibió ofertas de otros equipos, pero optó por la Academia para cumplir el sueño que tenía desde chiquita. “Me encontré con un club ordenado, aunque siempre hay áreas en las que se puede mejorar para seguir creciendo. Veo un club que está aprendiendo a acompañar áreas en donde antes no lo hacía, que está intentando ser justo en un montón de lugares en donde antes no lo era. Y eso habla muy bien del crecimiento que está desarrollando Racing, no sólo como entidad deportiva, sino como club social. Es algo muy importante para cualquier futbolista y para los hinchas, porque al final uno quiere que el club gane hasta cuando juega al ajedrez”, analizó.
Ella es el refuerzo más resonante del último mercado de pases en el fútbol femenino argentino hasta el momento. Y su entusiasmo contagia a un plantel que aspira a dar el salto. “Veo un equipo que está trabajando muy duro. Es una disciplina que está tratando de crecer en otros aspectos más allá del profesionalismo, como por ejemplo la incorporación de nutricionistas, médicos, especialistas y contar con espacios propios que son cosas que al fútbol femenino en la Argentina le venía faltando. El hecho de tener una cancha propia es muy importante para todas las jugadoras. Estoy muy motivada e ilusionada, porque me gusta cómo acompaña el cuerpo técnico y la gente de otras áreas. Estoy muy segura de que habrá un apoyo mutuo entre todas las disciplinas”.
Muñoz está “ansiosa, nerviosa y orgullosa” por debutar. “Cuando fueron pasando los días, me fui dando cuenta de la repercusión que tuvo esto para mí y para otra gente que no esperaba. Fue un motivo de felicidad, porque Racing no es sólo un club. Es amor y es lo que más quiero en esta vida. Es algo que soñaba desde chiquita, cuando jugaba a ser futbolista profesional de la Academia. Creo que llegué en el momento perfecto, porque se dio de una manera especial”, confesó la defensora, quien tendrá “un plus” con la camiseta albiceleste, porque estos colores la movilizan por dentro. Como lo imaginó desde pequeña, la futbolista volvió a su hogar para jugar en el patio de su casa. Y ese patio ahora se llama Cilindro. O mejor dicho, Tita Mattiussi.
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