El boxeo argentino recuperó a su campeón del mundo más destacado y con una actuación estelar: Brian Castaño le arrebató la corona Superwelter de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) al brasileño Patrick Teixeira con un triunfo unánime en las tarjetas en el Fantasy Springs Casino de Indio, California.
El pugilista argentino de 31 años había sido despojado del cinturón mundial de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) en los escritorios tras una polémica decisión del organismo, luego de que Castaño dilatara el combate obligatorio contra Michel Soro. Tras una larga espera, y con su pelea ante Teixeira reprogramada por la pandemia, finalmente pudo subir a un cuadrilátero a ganar dentro lo que perdió fuera. El Boxi –que portó un short homenajeando a Diego Maradona– se lució, ganó y mantuvo su invicto.
El primer round dejó en claro la táctica de pelea de ambos lados: Teixeira buscando movilidad alrededor del cuadrilátero con la intención de mantener una pelea de larga distancia, apelando al largo de sus brazos. Mientras que Castaño persiguió cada oportunidad de acortar los centímetros para meterse por debajo de su rival y desde allí castigarlo. En ese batalla, el argentino pareció más certero.
El segundo asalto fue apasionante. Los dos intercambiaron golpes a lo largo de los tres minutos casi sin cesar. Siempre tratando de ampararse en sus estrategias de combate, el Boxi dejó la sensación de equilibrar la balanza para su lado: los cruces constantes de golpes le daban la chance de acortar las distancias de manera más sencilla.
El resultado más contundente del tercer asalto es la marca que Castaño le dejó a Teixera en la frente, producto de los cruces vibrantes que mantuvieron. Es cierto que no fueron tres minutos tan lucidos para el argentino como en el segundo, pero sí que ambos protagonistas dieron un espectáculo a la altura de lo que se esperaba para esta velada. El argentino fue voraz cuando pudo e intentó lastimar, pero no encontró una mano sólida.
Cuando el aspecto físico parecía empezar a irrumpir, especialmente en el Boxi, apareció una mano a poco del final del cuarto asalto que dejó la sensación que Teixeira la sintió. Sin embargo, el brasileño se movió a lo largo de este apartado con astucia para evitar cada lluvia de golpes de su contrincante cada vez que pudo.
Teixeira encontró finalmente su distancia ideal en el quinto asalto, amparándose en un Castaño sin tanto empuje físico para arrinconarlo como en los cuatro anteriores. Dos manos interesantes al rostro del argentino en los primeros segundos marcaron lo que vendría: el brasileño utilizando la distancia de sus brazos para intentar filtrarse por el centro de los guantes.
La distancia fue tan larga en el inicio del sexto que ni siquiera el campeón defensor se sentía cómodo con lo ocurrido. Castaño, otra vez, pareció encajar una mano que padeció Teixeira, pero le faltó continuidad para poder certificar si su rival sufrió el golpe o solo fue una cuestión pasajera.
Las preocupaciones llegaron al rincón del dueño del título tras el séptimo asalto, con una pelea que en las tarjetas ya parecía favorecer al argentino. El octavo fue el más preocupante al menos en las señales que dio desde lo corporal el brasileño, que padeció un castigo continuo de su rival y por momentos parecía tener complicaciones. “Tira por tirar”, se le escuchó decir a Brian antes del 9°, entendiendo cómo se encaminaba el combate.
Y el 9° fue una delicia pugilista de Castaño: mostró estilo para esquivar los embates de su rival y estética para salir de las cuerdas, pero también castigó sin cesar el rostro de un Teixeira que parecía cada vez más desconcertado ante lo que había planificado.
Sabiéndose ganador en las tarjetas de manera holgada, Castaño insistió yendo al frente en los rounds de campeonato. Arriesgó a encontrarse una mano perdida de Teixeira que pudiera sacarle todo lo construido hasta allí. Priorizó el espectáculo, entendiendo que para estar en las grandes carteleras de Estados Unidos también necesita de este tipo de acciones. Enfrente, un rival notablemente ya abatido pero con una fuerza de voluntad envidiable para sostenerse de pie a pesar del castigo sufrido a lo largo de toda la velada.
Rozó el nocaut en el 12°. Lo tuvo ahí. Su rival deambuló casi de espaldas, a punto de caer, pero le faltó la última mano al argentino para llevarse lo que hubiese sido un merecido premio al combate que hizo. Su arrolladora presentación bien pudo quedar en su registro como un KO, pero el brasileño soportó como pudo hasta que la campana lo sacó del martirio.
Finalmente, las tarjetas fueron las que lo decretaron campeón del mundo nuevamente, tras ser despojado de su corona de manera injusta hace dos años. 120-108, 119-109 y 117-111 vieron los jueces para transformarlo en el propietario del cinturón y ¿próximo contrincante de Jermell Charlo? Algunos periodistas especializados ya empezaron a conjeturar con esa pelea para mediados de este año. El gemelo Charlo es, actualmente, campeón de AMB, el CMB y la FIB de la divisional.
Brian había conquistado el cinturón mundialista de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) a finales de 2016 cuando superó a Emmanuel de Jesus en Argentina. Logró defender en tres ocasiones su condición de campeón: venció a los franceses Michel Soro y Cedric Vitu, y luego empató en las tarjetas contra el cubano Erislandy Lara, pero meses después fue despojado del cetro.
Con este triunfo, el Boxi acumula ahora 17 triunfos (12 KO) y 1 empate en su carrera rentada. El logro es doble si se tiene en cuenta que la pelea iba a celebrarse en abril del 2020, pero fue postergada por la pandemia y el de Isidro Casanova subió al cuadrilátero con más de un año de inactividad: su última vez había sido el 2 de noviembre del 2019 con un triunfo por nocaut ante el nigeriano Wale Omotoso en la ciudad de Oxon Hill, Maryland, Estados Unidos.
El brasileño Teixeira, a sus 30 años, firmó su segunda derrota a las estadísticas (la anterior había sido en 2016 ante Curtis Stevens), pero ostenta 31 victorias (22 por KO).
Cabe recordar que el enfrentamiento fue el combate de semifondo de la cartelera principal que encabezaron Joseph Díaz y Shavkatdzhon Rakhimov, quienes disputaron la corona Superpluma de la FIB.
Estadio: Fantasy Springs Casino, de Indio, California
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