El fin de semana el mundo del fútbol se vio sacudido por la impactante noticia de la muerte de Santiago Morro García, el futbolista de Godoy Cruz que fue encontrado sin vida en su departamento junto a un arma, motivo por el cual desde la fiscalía apuntan al suicidio como la principal hipótesis. Debido a esto, varios jugadores y ex jugadores se han manifestado sobre la depresión que suele existir en el deporte profesional mundial y que muchas veces es ignorado.
Este lunes, Oscar Ruggeri aprovechó su espació en el programa F90 de ESPN para reflexionare sobre la vida particular que suelen llevar los futbolistas y apeló a recuerdos suyos anteriores a su retiro. El ex defensor de la selección argentina, campeón del Mundial de 1986 recordó que la contención que tenía en aquel momento era mínima: “Nosotros no tuvimos la posibilidad de tener psicólogos cuando éramos pibes, ni nutricionistas, porque no existía nada”, motivo por el cual aplaudió que en la actualidad los clubes se preocupen por estos aspectos.
El ex Boca y River aseguró que los jugadores de fútbol no pueden disfrutar de las cosas más sencilla de la vida por culpa de la fama: “¿Sabes las veces que mis hijos fueron con mi señora al Parque de la Costa y yo me quedé en casa?”. El panelista del ciclo conducido por el Pollo Vignolo contó que él tuvo que dejar de lado el amor por sus hijos debido a la pelota: “¿Qué haces con los chicos cuando suben a la calesita? cuando pasan vos lo mirás, lo saludás... yo no hice eso”.
Ruggeri dejó en claro que él, como muchos otros atletas, no pueden salir a la calle porque de inmediato una multitud de gente los rodea para pedirles autógrafos y fotos: “Si llego a ir, mis hijos van a subir al juego y yo me voy a quedar sacándome fotos”. De esa manera se pierden la oportunidad de disfrutar junto a sus seres queridos una tarde en una plaza, en un centro comercial, un cine o en cualquier lugar como el resto de las personas.
“Cuando te conocen, lidiamos con eso y nos quedamos en casa, en el living, sentados, esperando que lleguen los chicos. Y cuando llegan te dicen: ‘Hola, no sabés cómo la pasamos’ y yo por dentro, ‘Qué pedazo de hijo de puta, me pierdo estas cosas por esto’. Y estos chicos me verán a mí y dirán: ‘Y éste qué hace que no viene con nosotros’. Porque ellos no entienden cuando son chicos”. De esta manera, señaló que lo ocurre después es peor: “Nos vamos aislando. Al menos a mí me pasó. Me voy aislando, voy saliendo y de pronto te encontrás en un encierro...”.
Es por eso que agradeció a su familia, que siempre lo apoyó en todo momento, incluso yendo en contra de los intereses de sus hijos, quienes cada un par de años debían cambiar de colegio y de amigos porque su padre era contratado por un club de otro país. “Siempre estuve bancado por mi familia, que aceptó todo lo que yo hacía, aunque era negativo para los chicos porque no disfrutaba prácticamente nada”.
“Si yo no tuviera hoy el respaldo tan grande que tengo de mi familia yo no sé qué hubiese pasado conmigo”, señaló.
Ruggeri aseguró que gracias a ese cariño pudo afrontar sin mayores dificultades este tipo de situaciones e incluso el retiro, el cuál no le costó demasiado, aunque sigue siendo un enfermo del fútbol y un obsesionado de la pelota, como él mismo admitió.
Sus palabras llegaron en el marco de un debate sobre los efectos psicológicos que causa el deporte de alto rendimiento. Tanto es así que figuras como el arquero de la Juventus Gianluigi Buffon o el medallista olímpico estadounidense Michael Phelps han reconocido públicamente haber sufrido de depresión.
Con respecto a la muerte de Santiago García, delantero de Godoy Cruz que estaba bajo tratamiento psiquiatrico la fiscal Claudia Ríos detalló en las últimas horas que su cuerpo fue encontrado sin vida en su departamento, “sobre la cama y por lo que ha adelantado científica con un disparo de arma de fuego en el parietal derecho, y junto a él un arma calibre 22″.
Ríos señaló que, a partir del análisis del informe de los forenses, arribaron a la conclusión de que el delantero de 30 años “falleció durante la madrugada del 4 de febrero, es decir, 48 horas antes de ser hallado en el piso 11 del Complejo El Bosque de la calle Hipólito Yrigoyen 148 del departamento mendocino de Godoy Cruz. A su vez, aseguró que “en la escena no hubo participación de terceros”.
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