-Les reitero a todos los que vienen a buscar el helado acuérdense: camiseta de San Lorenzo. ¿De qué cuadro sos vos?. Porque para entregar el helado tenés que decir que sos de San Lorenzo.
-No, de Platense
Aquella charla entre Marcelo Tinelli y un atrevido nene que se negó a aceptar el helado sucedida en Videomatch ya lleva casi 23 años, pero aún es furor en Internet. Luego del histórico ascenso a Primera División logrado por el Calamar, la escena volvió a viralizarse en las redes sociales, pero esta vez el protagonista de aquel simpático momento contó su historia. Y dista de una escena divertida para reproducir en los programas de archivo.
“Era muy chico, no recuerdo muy bien por qué motivo fui. Lo que sí sé es que no fui para presentarme por ningún talento en particular, tampoco fui para pasar delante de cámara (al menos que yo supiera). Recuerdo que mi viejo me disfrazó de pies a cabeza de Platense. Y Tinelli me vio y me hizo pasar adelante de la cámara”, recordó en diálogo con Infobae Federico, quien hoy ya tiene 27 años.
Aquella noche, el joven Fede fue llevado por la pareja de su padre al estudio de televisión del programa más visto del país y fue presentado como un ferviente hincha del Marrón. La famosa escena siguió con el conductor insistiéndole para que dijera ser hincha de San Lorenzo, pero él se negó una y otra vez hasta que se hartó: “Entonces no quiero el helado”. Su contestación hizo estallar de risa a Tinelli y a millones de televidentes. Pero su rechazo al delicioso postre no estaba vinculado a su amor por Platense.
Es que este niño que se ganó el aplauso del estudio ni siquiera fanatizaba por el conjunto de Saavedra, sino que su respuesta había sido guionada por su padre. “Yo quería ser de River. Pero sabía que eso podía traerme un gravísimo problema con mi viejo. Entonces no me quedó otra que resignar el helado y los muñecos que me ofrecía Tinelli”, escribió hoy en Twitter, a casi 23 años de aquel momento.
La vida de Federico en aquel entonces era una pesadilla cuando los martes y los domingos le tocaba pasar el día con su viejo, porque sus padres estaban divorciados: “Sufría maltrato físico y psicológico. Obvio que no era solo por el tema fútbol. Eran golpizas muy fuertes y me amenazaba con que si yo abría la boca podía ser mucho peor”.
Ya de adulto, recuerda que las agresiones eran una constante de su infancia por parte de aquel hombre del cual no podía escapar ya que su madre, pese a estar al tanto del asunto, chocaba una y otra vez con la burocracia policial y judicial: “Mi mamá había presentado infinidad de denuncias, pero en ese momento no pasaba absolutamente nada”.
Durante años, este joven de Villa Urquiza padeció los golpes de su padre, quien de alguna manera se las ingeniaba para seguir ejerciendo violencia sobre su hijo: “Era tal la manipulación psicológica que me había hecho y el miedo que le tenía, que recuerdo haberle enviado cartas diciéndole que era el mejor papá del mundo. Y con eso él iba a la Justicia”.
“Yo me la pasaba volviendo con marcas en el cuerpo. Y mi vieja (quien también había sido una víctima de este hombre), cuando me preguntaba qué me había pasado, yo decía que me había golpeado solo. Hasta que no me quedo otra que pedir ayuda a gritos”.
A los ocho años, sufrió la última paliza de su vida: “Me rompió el páncreas a patadas”. Inmediatamente después, la Justicia intervino y, afortunadamente, perdió contacto con él para siempre. “En su momento creyeron que él podía matarme. Por eso dieron la restricción de 300 metros. Me pasé una gran parte de mi vida viviendo con un botón antipánico, por si él aparecía”.
Pese a que el maltrato acabó, las secuelas continuaron. El miedo constante, los ataques de pánico y el terror a quedarse dormido, siguieron por un largo tiempo: “Gran parte de mi memoria se había borrado. Había borrado muchos recuerdos. Hasta que de a poco fueron saliendo. Sobre todo cuando dormía. Los ataques de pánico y la depresión me invadieron. Tuve que suspender mis estudios en la facultad y durante un tiempo no pude salir de casa. No quería dormir por miedo a las cosas que recordaba durmiendo. Empecé a recordar cosas mucho más fuertes de las que yo creía que habían pasado. Pero sigo trabajando en eso y me cuesta mucho poder hablarlo”.
Hasta el día de hoy continúa teniendo el acompañamiento psicológico de Elvira, la especialista que trabaja junto a él desde los ocho años y que lo acompañó en un proceso de recuperación, que aún no ha culminado. Ella, junto a su mamá, Marcelo (quien fuese pareja de su madre) y su hermano Guido fueron pilares durante este tiempo en su vida.
Actualmente, Federico ha retomado los estudios de abogacía mientras trabaja en una fiscalía. Además, es feliz viviendo con su novia y sus dos mascotas, una perra y una gata, y está orgulloso de haber creado un vínculo especial con su madre: “La relación con mi vieja es más que fuerte. Con ella recorrí los tribunales desde muy chico, la oficina de violencia doméstica, dormimos en las salas de espera de las comisarías. Eso creo que hizo que hoy quiera trabajar en la Justicia”.
El maltrato que padeció por parte de aquel monstruo que a los ocho años lo obligó a decir ante toda la Argentina que era hincha de Platense no lo impide hoy disfrutar del fútbol y de su pasión por el verdadero club de sus amores: “Amo el fútbol, amo a River. Estoy orgulloso de poder decirlo, de tenerlo tatuado. Cada vez que puedo voy al Monumental, soy socio. Es lo más importante de las cosas menos importantes”.
Sin embargo, con su vida encaminada, aún le cuesta evitar que el pasado lo afecte: “Te soy sincero. Hoy soy más grande, tengo 20 años de terapia encima. Pero sigo hablando del tema y tiemblo”.
Además, al ser consultado sobre por qué en toda la conversación omitió el nombre de su padre, no duda en admitir que no fue una casualidad: “Es conocido en el ambiente de Platense. Mil veces pensé en decir su nombre, decir cosas terribles de él. Pensé en enfrentarlo ahora que soy más grande, muchas veces. Pero no vale la pena. Soy más fuerte que eso. La verdad, no quisiera decir su nombre porque esto no lo hice para cagarle la vida a él. Lo hice porque pensé que a alguien podría llegarle el mensaje. Supongo que la gente del ambiente sabe quien es, no es muy complicado”.
El ascenso de Platense este domingo, que le dio alegría a miles de hinchas, a él le revolvió el pasado, por eso decidió hablar por primera vez y contar su historia en público: “Ayer vi el partido de Platense y cuando terminó y ascendió, sabía que al otro día mucha gente iba a publicar el video del nene orgulloso. Cada vez que veo ese video siento frío en el estómago. Siento esa sensación de susto. Pero la gente no sabe que era un nene con mucho miedo”.
Por último, Federico eligió hablarle a todo aquel que esté sufriendo una situación similar a la que él le tocó vivir en su infancia: “Quisiera decir una sola cosa más. Me costó mucho poder hablar con vos. Pero ojalá le sirva a alguien que pase o haya pasado por una situación similar. Y la clave está en apoyarse en la gente que ama. Siempre se sale adelante”.
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