Cuando tenía 13 años, Andrea Ojeda le pedía prestado el documento a alguna compañera para poder jugar al fútbol. El reglamento decía -aún dice- que para jugar en AFA hay que tener 14 años cumplidos, pero su pasión por la pelota pesaba más que cualquier disposición y siempre encontraba alguna amiga dispuesta a darle el DNI para que pudiera salir a romper redes.
Casi 25 años después, la vida de Andrea sigue girando alrededor del fútbol. Es la goleadora histórica de Boca Juniors, lleva 22 títulos ganados en el club y el próximo martes buscará bordar una nueva estrella a su enorme palmarés cuando las Gladiadoras enfrenten a River en el estadio de Vélez por la final del Torneo Transición femenino.
Ojeda llegó a Boca a los 14 años. Ya había pasado una década de esos días en los que corría detrás de la pelota junto a su hermano y unos vecinos en una canchita del barrio en Glew. “En mis inicios no estaba bien visto que una mujer jugara al fútbol, pero a mí me gustaba más jugar que prestarles atención a los demás. A mi madre y a mi hermana mucho no le gustaba la idea, pero después siempre me alentaron a seguir”, contó la delantera récord a Infobae.
Tras conseguir el permiso de sus padres, empezó a jugar baby fútbol 6 en el club Sociedad de fomento Castelli de Longchamps. Luego dio el salto a Temperley, donde disputó aquellos partidos del torneo AFA con 13 años. Sus buenas actuaciones le valieron el interés por parte de Boca. Andrea, por recomendación de su papá, había ido a una prueba en el Xeneize dos años antes y había hecho un par de goles en la práctica, pero en ese entonces le dijeron que aún era muy chica para ficharla. Corría 1999 cuando los caminos de la delantera y del club de sus amores volvieron a unirse.
Por aquellos tiempos, Andrea ya era una delantera consolidada. A pesar de que en el barrio iba al arco, la tentación de hacer goles funcionaba con un imán. Fueron los entrenadores José Scalise (Temperley) y Raúl Rodríguez Seoane (Boca) quienes le enseñaron los secretos del puesto. Pero la potencia en ataque y la definición precisa no son las únicas características salientes de una jugadora que a lo largo de su carrera ha dado evidentes muestras de versatilidad cada vez que se la requirió en otras posiciones (ha llegado a jugar de doble 5, de enganche o de extremo por varias temporadas).
Las crónicas del fútbol dicen que Martín Palermo es el máximo goleador histórico de Boca, con 236 anotaciones. Sin embargo, esos documentos se olvidan de que en la rama femenina Ojeda ha superado ampliamente esa cifra. Desde 1999 (salvo un breve lapso de dos años en los que jugó en el exterior), la delantera ha marcado más de 400 goles con la camiseta Xeneize.
Hace algunos años, integrantes del medio partidario Gladiadoras Xeneizes junto al Departamento de Historia intentaron hacer un recuento de los goles oficiales de Ojeda en el club. Querían homenajearla antes de que se fuera a España. La tarea fue muy difícil debido a que había torneos en los que faltaban las planillas, mientras que otras eran ilegibles. Fue así como en el año 2015 contabilizaron unas 330 conquistas, razón por la que se cree que a la fecha superan las 400. El número real es un misterio, algo que agiganta la leyenda de una futbolista cuyo nombre es sinónimo de Boca Juniors.
“Boca es muy importante para mí porque estoy desde muy pequeña y porque es el lugar que permitió hacer lo que más me gusta, que es jugar al fútbol. Siento mucho respeto y gratitud. Ser una goleadora récord es gratificante, jamás pensé en algo así. Sé lo que significa esta institución y es un honor para mí”, destacó la futbolista de 35 años, que tampoco tiene en claro cuántos tantos ha marcado con esta camiseta. “Tenía un papel en el que más o menos los tenía contados, pero se me perdió”, admite.
Ojeda ya está mentalizada de cara al gran choque ante River: “El Superclásico es divino jugarlo y en una final, más aún. De todas maneras, un Boca-River siempre es una final. Los clásicos son partidos duros y hay que estar alerta todo el partido”. La delantera no se desvela por terminar como la máxima artillera del certamen (lleva siete tantos y pelea palmo a palmo con Carolina Birizamberri, de River, que suma nueve): “Lo principal es que gane el equipo, después si salgo goleadora bienvenido sea”.
Luego de la final del Torneo Transición será tiempo de pensar en la Copa Libertadores 2020, certamen que se disputará en la Argentina y al que Boca clasificó por ir primero en el torneo local que se dio por terminado a raíz de la pandemia de coronavirus. “Se está trabajando fuerte para llegar de la mejor manera. Las expectativas son buenas, pero la verdad siempre se ve en el campo de juego”, sostuvo la delantera.
Aún cuando Boca es su lugar en el mundo, ese lapso entre 2017 y 2019 en el que jugó en España (Albacete y Granada) la hizo crecer en su formación como jugadora y alimentó sus ganas de ser entrenadora en un futuro. La profesionalización del fútbol femenino en Argentina le ha permitido a ella y al resto de sus compañeras “dedicar más tiempo a la preparación y llegar de mejor manera a la competición”.
A sus 35 años, Andrea ha vivido todos los vaivenes del fútbol femenino en la Argentina. Mientras se ilusiona con ganar la Copa Libertadores con Boca y abrirse paso como entrenadora, la leyenda del Xeneize no se olvida de las que vienen detrás: “Sueño con que el fútbol femenino siga creciendo en el país”.
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