El nuevo año trajo cambios en la seguridad deportiva de la Provincia de Buenos Aires. Tras la salida de Juan Manuel Lugones de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte, el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, confirmó como reemplazante a Gustavo Gómez, un hombre que viene de un ámbito distinto al de Lugones y que tiene otra mirada respecto a la que primaba en su antecesor. Y que si bien por ahora cuenta con el beneficio de que el fútbol se juega sin público, tiene un desafío grande por delante: reducir los hechos violentos en los estadios y seguir con el combate a las organizaciones delictivas que había encarado su antecesor.
Gómez llegó al cargo proveniente de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y su nombre no estaba en carpeta de ninguno de los actores del fútbol. “Trabajo en seguridad hace 24 años, soy licenciado en comunicación con orientación en ciencias políticas y también docente universitario. Y desde esos lugares investigo estos temas. Además el fútbol me apasiona y lo investigué y analicé mucho”, se presenta ante Infobae.
—Sin hasta ahora trabajo concreto con el fútbol y con esta visión que presenta es válido preguntarse desde qué lugar va a abordar la problemática.
—Yo trabajo estos temas desde el punto de vista científico y conozco mucho sobre la Policía y cómo se gestiona preventivamente. Y tengo el conocimiento de mi vinculación al fútbol como aficionado. Hay un diagnóstico que no se me escapa y que está auditado por la sociedad misma: la lógica de violencia en el fútbol está a la vista. El abordaje de eso requiere conocimientos que yo poseo y otros que posee la Policía. Y trataremos de encontrar las respuestas que aún no se encontraron para saldar este tema.
—¿Como cuales?
—En los últimos años… Lugones lo que hizo destacable fue poner al Estado al frente de la lucha contra la violencia en las canchas. Yo no vengo a dar un paso atrás en lo que hizo sino a sumar una mirada distinta. El barra tienen dos tipos de relaciones con la violencia, una es extorsionar a los actores del fútbol y otra su utilización para dirimir el poder interno. Nosotros vamos a pelear contra eso, pero después tenemos que entender que no podés instalar la idea de una guerra contra estas personas en el marco de un espectáculo donde el 99 por ciento del público va pacíficamente. Si yo por la excusa de combatir a los barras pierdo el espacio de disfrute del argentino con respecto al fútbol me estoy equivocando. Yo tengo que gestionar un espectáculo multitudinario y el espectáculo tiene que ser en beneficio de quién va a un estadio. Para eso la Policía debe entender que no va a la cancha a arrear animales sino a prevenir y custodiar. Y concomitantemente a investigar. Y también hay que tener en cuenta que para impedir que alguien entre al estadio eso tiene que estar justificado en acciones, no puedo ponerle derecho de admisión sólo porque a mí me parece violento.
—¿Cómo se gestiona el conflicto cuando hay 300 o 500 que quieren ingresar sin tickets y eso provoca que la Policía los reprima y en el medio quedan hinchas comunes?
—Me parece que estaba muy bien predicar con la imagen de yo vengo a combatir a las barras y soy inflexible, pero hay todo un aspecto con el diseño y la conducción de un operativo que requiere entender que la Policía es una institución jerárquica y me tiene que explicar a mí qué va a hacer y cuál es la alternativa si se le complica, y después deberá rendirme cuentas. Yo primero me tengo que preocupar por los 50.000 hinchas pacíficos que concurren, después veo cómo controlo a los 500 de la barra. Y hay que profesionalizar a la fuerza para que no reaccione a la primera de cambio.
—¿Esta lógica podría implicar darles beneficios a los barras a cambio de que respeten las reglas?
—Nosotros no vamos a negociar nada con ninguna barra. El que viene a lucrar con el fútbol utilizando la violencia no tiene lugar en el espectáculo deportivo. Lo que sí voy a hacer es lo que a Lugones le faltó trabajar, que es generar una batería de medidas a nivel cultural. El futbol es un deporte que entraña violencia, despierta pasiones, tiene la lógica de jugar contra, no con. Hay que trabajar eso con una campaña de concientización para enseñar que se puede ganar, perder o empatar y que no hay nada que nos relaciona con el hincha violento. El problema es que en la lógica del fútbol se admite cualquier cosa, por ejemplo que alguien vaya a apretar a un jugador para que gane es aceptado por la gente. Eso hay que modificar. El problema de la violencia en el fútbol no es sólo de los barras, sino de una lógica violenta que los excede por mucho.
SEGUÍ LEYENDO