La definición de la Zona Campeonato A de la Copa Diego Maradona fue muy apasionante y la mayoría de los ojos estuvieron puestos en el partido entre Argentinos Juniors y Boca que se disputó en La Paternal. Luego de que Diego Sosa abriera el encuentro para el local, Mauro Zárate estampó el empate y el Xeneize tuvo una oportunidad muy importante para irse al entretiempo con la ventaja en el marcador.
Todo arrancó a los 41 minutos de esa primera etapa desde un córner desde la izquierda en el cual Edwin Cardona trianguló con Leonardo Jara y Eduardo Salvio hasta que el Toto decidió tirar el centro y, luego de un cabezazo de Carlos Zambrano, una mano de Carlos Quintana dentro del área no hizo dudar a Fernando Espinoza quien cobró penal.
Ramón Ábila tomó la pelota con confianza pero la resolución del delantero no fue la mejor ya que se patinó y tiró la chance por arriba del travesaño. No existe discusión alguna: la pena máxima estuvo bien sancionada por mano deliberada del defensor del Bicho.
Vale recordar que la última vez que a Boca le cobraron un penal fue frente a Racing en la vuelta de los cuartos de final de la Copa Libertadores en la Bombonera y Sebastián Villa fue el encargado de patearlo. De buena manera, definió fuerte a la derecha de Gabriel Arias para anotar desde los doce pasos y darle la clasificación a semifinales. Ante la ausencia del colombiano, Wanchope fue el protagonista y lamentablemente malgastó la oportunidad.
Pero ante la mala suerte de Ramón Ábila, los hinchas de Boca recordaron a un histórico del club por el parecido de la situación: Martín Palermo, en 1999, anotó un gol de penal luego de pegarle con las dos piernas frente a Platense en cancha de Vélez. El Titán también se patinó en el momento previo a la ejecución y, luego del doble impacto, la pelota ingresó por el centro del arco. Para mala suerte del actual delantero del club, su caso fue muy similar pero el resultado fue totalmente distinto.
Como si fuese una revancha del destino, cuando el reloj marcaba el cuarto de hora del complemento, Ramón tuvo su merecida revancha: quedó con la pelota mano a mano ante el arquero Lucas Cháves, lo gambeteó y definió para –ahora sí– poner el 2-1 de Boca en ese momento.
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