Fueron 12 minutos en el Superclásico que empataron 2-2 River y Boca en el que cambió la música funcional que reemplaza a los hinchas, ausentes por la pandemia de coronavirus. El rock and roll, frenético, vertiginoso, furioso, irrumpió sin pedir permiso. Cuatro acciones marcaron el clímax del duelo, que repartió muchas emociones: tres goles y una expulsión que le devolvió el aliento al dueño de casa.
28 minutos. River cercaba a Boca, que ya había perdido a Jorman Campuzano por expulsión. Gonzalo Montiel lanzó un centro desde la derecha al corazón del área, ya poblada por la visita. Y surgió Federico Girotti, el juvenil de 21 años, una de las apuestas de Gallardo, para conectar de cabeza y plasmar en el marcador la superioridad posicional de la Banda.
31 minutos. El ahogo del Millonario continuaba; sin embargo, segundos antes Villa casi convierte de tiro libre. Pero el balón llegó a la zona donde estaba ubicado Nacho Fernández, en el rol de wing izquierdo. Intentó un primer centro, falló, la pelota volvió a sus botines. Y allí soltó una sutileza, la colgó en el área para el ingreso de Rafael Santos Borré, quien anotó el 2-1.
Un gol de ventaja, un hombre de más. El clásico parecía asomar del bolso visitante. Pero... Enzo Pérez fue expulsado por doble amarilla a los 34 minutos del complemento. Y le inyectó esperanza a los dirigidos por Miguel Ángel Russo.
Y a los 40 llegó la igualdad. Tevez aplicó sobre el césped toda su experiencia. Acomodó el cuerpo ante Robert Rojas, fabricando el espacio y ejecutó el pase perfecto para la entrada de Sebastián Villa quien, a diferencia de otras ocasiones, definió sin apuro, con una sutileza por encima de la salida de Armani.
Con el 2-2, los dos intentaron, con más empuje y voluntad que claridad. Los dos habían tenido sus chances de martillar el resultado en su favor. Boca, con el 1-0 y la corrida solitaria de Wanchope Ábila, en la que no le dio el pase a un mejor ubicado Mauro Zárate, quien le cobró la actitud egoísta con una catarata de insultos. River, con el 2-1 y el hombre de más que entregó Enzo Pérez.
Los dos regalaron un Superclásico intenso. Y 12 minutos de furia para imantar a los fanáticos de un lado y del otro y a los admiradores del deporte más popular del mundo que vibraron con uno de los mejores partidos de la vigente Copa Diego Maradona.
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