Fernando Rapallini estará al frente del Boca-River por la Zona Campeonato de la Copa Diego Maradona: dirigirá por segunda vez un Superclásico del fútbol argentino en la Bombonera. Sus asistentes serán Diego Bonfá y Gabriel Chade, mientras que Jorge Baliño oficiará de cuarto árbitro.
Platense, de 42 años, sus amigos lo llaman “Fefo”. Árbitro de Primera desde 2011, debutó dirigiendo un duelo entre Godoy Cruz y All Boys. Nominado internacional en el 2014, además de al referato se dedica a la construcción de piletas de natación, con reconocida experiencia en su ciudad natal.
Reside en City Bell, junto a su esposa Verito (su principal fan), y fue papá hace siete meses de una hermosa hija (Martina); a ambas las define como “sus amores”, junto a su pasión que es el arbitraje, en la que comenzó muy joven.
Rapallini fue justamente el juez del último clásico en el ámbito local, disputado el 1° de septiembre de 2019, anterior al cruce por las semifinales de la Copa Libertadores, que dejó un resultado de 0-0 en el estadio Monumental.
La decisión de designar a Rapallini hasta último momento pasó por dos árbitros, según fuentes de la Dirección de Arbitraje. El otro que contó con posibilidades fue Néstor Pitana, quien condujo dos clásicos oficiales, con un triunfo por equipo. El 30 de marzo de 2014, cuando ganó River 2-1 en La Boca y el 5 de oviembre de 2017, con triunfo de Boca por 2 a 1 en el Monumental. En aquel encuentro, el juez expulsó a Edwin Cardona y a Nacho Fernández.
Pero la determinación de las autoridades del arbitraje pasó por apostar por el platense, considerado, como el que está pasando el mejor momento arbitral y de reconocida experiencia en el campo internacional, para conducir este encuentro. Atención, porque puede llegar a ser la antesala de lo que ocurra en la Copa Libertadores de América.
Los que conocemos a Fernando desde sus comienzos sabemos los sacrificios que le ha demandado poder llegar a estas instancias, un árbitro que en sus comienzos tenía una lucha contra su peso y que lo llevó a esfuerzos para poder llegar a su ideal actual en la forma física para su desempeño profesional.
Por concepto de formación, es muy propenso al diálogo con los protagonistas, una estrategia que no siempre le ha sido útil para lograr un mejor control de los partidos.
Un saldo pendiente en su carrera: saber mutar según la temperatura del encuentro, sobre todo en los casos en los que el roce físico supera a lo técnico. Seguramente lo favorecerán los jugadores que presentarán los equipos y la falta de público.
Se trata de un árbitro que está propuesto internacionalmente para que ingrese dentro del proyecto al próximo Mundial, a jugarse en Qatar en 2022. En consecuencia, cada encuentro representa un desafío para reafirmar esa posibilidad. Su designación para este clásico luce acertada, porque lo encuentra en su mejor momento.
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