El 2020 quedará en las retinas y la memoria de todos como un año muy particular se lo mire desde donde se lo mire. La pandemia del COVID-19 se esparció de Asia a Europa, llegó a las Américas e invadió el mundo por completo en cuestión de meses y todavía no ha dejado de padecerlo la humanidad.
Y la pandemia fue el eje de las variaciones en el comportamientos de las personas, con las cuarentenas instaladas, el aislamiento, el distanciamiento social, las nuevas normas, los protocolos y las actividades, en este caso las deportivas, el fútbol, y en Argentina, totalmente trastocadas desde marzo último y con un reinicio, aletargado, en los albores de noviembre pasado.
Así, se sucedieron miles de particularidades y, entre muchas destacables, está la de un año calendario completo sin ningún Superclásico oficial disputado, después de 90 en los que ininterrumpidamente al menos hubo uno que se haya jugado “por los porotos”.
Desde el Torneo de Primera División de 1929, la anteúltima Liga Amateur antes de pasarse el fútbol a su actualidad profesional, que no se cerraban 12 meses sin choques entre los dos más Grandes de la Argentina. Aquella vez, el campeonato estaba organizado en dos zonas, Boca quedó colocado en la Par y River en la Impar, y como sólo el Xeneize accedió a las finales (previo desempate con San Lorenzo por el liderato de la zona), que luego perdería por la mínima ante Gimnasia de La Plata, justamente en el estadio de River, y éste, precisamente, acabaría apenas un punto por debajo del futuro campeón en su zona, no hubo cruce. Antes de ese 1929, y desde el primer choque oficial en 1913 (un 2-1 de River que correspondió a la Liga), hubo un lapso de interrupciones anuales debido a la separación de las Asociaciones y quedar Boca en la Argentina y River en la Amateurs. Fueron ocho años desde 1918 (uno de ellos, el de 1919, con un enfrentamiento que luego fue anulado) los que pasaron hasta volver a verse las caras en 1927, con triunfo 1-0 de Boca.
Luego, nunca más se produjeron parates del Superclásico y apenas fueron tres los años en los que solamente hubo un mano a mano. En mayo de 1930, River ganó 3-2, en septiembre de 1931 (el primero de la Era Profesional) terminó en cancha con empate 1-1, pero el Tribunal de Penas dio como vencedor a Boca por la suspensión del juego debido a incidentes. En esa etapa pasaron 504 días. Y en 1985, cuando el Millonario, manejado desde el banco por el Bambino Veira, se impuso 1-0 en el Monumental con aquel golazo del lateral Alejandro Montenegro, que venció al Loco Gatti. En todos los otros años calendario no hubo menos de dos cara a cara de enero a diciembre. Y vaya el dato del que tuvo más cruces: en 1970 fueron siete juegos (cuatro por Copa Libertadores y tres entre Metropolitano y Nacional). ¿El saldo? Tres victorias para los de La Ribera, dos se llevaron los de Núñez, y el otro par fueron igualdades.
Pero para que las sorpresas se renueven, a horas de iniciado el 2021 ¡ya se jugará el primer Clásico de clásicos del fútbol nacional! El 2 de enero, desde las 21.30 y en la Bombonera quedarán frente a frente por la penúltima fecha de la Copa Diego Maradona. Con la mirada puesta en las semifinales de la Libertadores que deberán afrontar la semana próxima ante equipos paulistas (Santos ante Boca y Palmeiras ante River), se sacarán la modorra de no verse desde el 22 de octubre de 2019. Se fueron 438 días sin un Boca-River o River-Boca. Ese antecedente que quedó tan lejano, también fue en La Boca, se lo llevó el local 1-0, pero la euforia fue toda del visitante por clasificarse a la Final de la Libertadores por segundo año consecutivo.
Que sea apenas en el segundo día del año que comienza también es una rareza que lo sitúa como el más tempranero de todos los oficiales que se hayan disputado. El dato más cercano es el del 6 de enero de 1932, con Boca ya campeón de la Liga (correspondiente a 1931 que se cerró iniciado el otro año) y dándose el lujo de festejar el título en las narices y la casa de su rival de siempre (disputado en Alvear y Tagle) y con una goleada de 3-0. No hay otro antecedente en el mes de enero de carácter oficial.
No es un partido por una Liga, tampoco lo es por una Copa Internacional, por lo que le suma además ser un enfrentamiento por una Copa Nacional. Partidos de esta índole entre ambos estuvieron “olvidados” de los calendarios por más de dos décadas desde los dos por la Copa Centenario de 1993 y la finalísima por la Supercopa Argentina de 2018. Ahora, tal como se empezó a hacer costumbre en el marco continental, volverán a dirimir fuerzas por este tipo de certámenes nacionales. El de 2018, fue para River, en Mendoza, y le valió levantar esa Copa. En este caso no se define nada, aunque es casi seguro que sea trampolín para adjudicarse la zona y acceder a la final de la Copa Maradona. No es flaca la recompensa si se la mira desde ese lado morboso de dejar al otro afuera de esa chance.
Por Copas Nacionales será el noveno choque, con saldo más que favorable a River. Así lo certifican los cuatro triunfos, tres empates y apenas una derrota (Boca lo venció en la Copa Competencia George VI, de 1946). La primera vez en esta modalidad se había dado en 1915 (dos veces en una semana) con festejo eliminatorio del Millonario sobre el Xeneize después de un empate y un 4-2.
La grilla está lanzada. La historia vuelve a enfrentarlos. La espera terminó. ¿Habrá otro en Río de Janeiro, el 30 de este mes por la Libertadores? Ese es otro capítulo que aún no tiene guión y habrá que ver si ambos están dispuestos a que lo tenga.
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