Durante el parate del fútbol argentino por la pandemia de coronavirus, seguramente, quien hizo sonar más veces el teléfono de Jorge Broun fue Diego Maradona. Para Pelusa, su continuidad en el arco de Gimnasia La Plata era vital; lo consideraba uno de sus grandes referentes del vestuario, junto con Lucas Licht y Paolo Goltz. La negociación se hizo extensa, el guardameta terminó cediendo en lo económico y se quedó en el Tripero para continuar bajo la tutela del director técnico y su equipo (Sebastián Méndez y Adrián González, sus lugartenientes).
Fatura, de 34 años, fue uno de los que más exteriorizó el dolor tras la muerte del entrenador, el pasado 25 de noviembre. Incluso se pintó la franja en el pelo que el ex capitán de la Selección transformó en símbolo en su último paso por Boca como futbolista.
La nostalgia incluso lleva al ex Rosario Central y Colón a imaginárselo todavía con vida, con la característica gorra y el inflador anímico a mano. “Uno siempre tiene la ilusión de que Diego aparezca en los entrenamientos, se lo extraña”, reveló en diálogo con el programa “Cómo te va”, por radio Colonia.
“En las charlas técnicas, con solo estar te motivaba, te arengaba siempre. La partida de Diego nos golpeó y caló hondo. Me saco el sombrero con el Gallego Méndez que decidió dejar el equipo luego de la muerte de Maradona”, agregó una de las figuras del Lobo, que ahora bajo la tutela de Mariano Messera ofrece batalla en la Zona B de la Fase Campeón de la Copa que lleva el nombre del astro (suma cuatro puntos, producto de una victoria, un empate y una derrota).
“Hubo varios jugadores que decidieron no venir por el momento de Gimnasia. Yo, cuando me llamó Diego, acepté rápido y le dije ‘¿cuándo arrancamos?’”, ilustró el vínculo que lo unía con el DT. Otro detalle era la afición compartida por los autos. A fines de enero, el ex enganche quedó impactado por la camioneta en la que se trasladaba el portero. “¡Es un auto de carreras!”, exclamó, ante las dificultades que le planteaba el ruido del motor a la hora de hablar con la prensa.
Ese feeling generó un ida y vuelta de anécdotas e historias. “Una vez, Diego me mandó una foto de él en el sillón de la casa con la Copa del Mundo. Nunca me quiso decir cuánto pesaba, porque decía que iba a usar esa información para algún chanchullo mío”, dejó una sonrisa.
El 30 de octubre, día del aniversario 60 de Pelusa, fue la última vez que fue al estadio de Gimnasia. En esa oportunidad, goleó a Patronato, pero el DT sólo se quedó hasta que finalizó el reconocimiento que le prepararon. Su imagen había dejado intranquilos a los fanáticos. “El día de su cumpleaños, después de que estuvo en la cancha, hablamos por videollamada con él y estaba bárbaro. Yo me quedo con esa última imagen y todo lo vivido antes”, concluyó.
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