River derrotó 2-1 a Arsenal en el último turno del domingo por la Copa Diego Maradona. Y se encaramó, junto a Boca, en la cima de la Zona A de la Fase Campeón, en el umbral del Superclásico del próximo sábado 2 de enero. El partido resultó especial para el plantel Millonario, pero por otros motivos. Los jugadores y el entrenador lo expresaron con señales, actitudes que gritaron una despedida en secreto. La de Lucas Pratto, el delantero multicampeón que acordó su incorporación a préstamo al Feyenoord neerlandés, por seis meses y con opción de compra.
La transferencia del atacante, de 32 años, se cocinó en silencio. El Oso había quedado algo relegado en la consideración de Marcelo Gallardo, sobre todo después de la fisura en el sacro que le aquejó a mediados de 2019 y de la cual no logró volver en el nivel que acarreaba. En la actualidad, aparecía detrás de Rafael Santos Borré, Matías Suárez y Julián Álvarez en la pelea por un lugar en el elenco titular. Ante la posibilidad de volver a Europa, con un ingreso en euros y con promesa de continuidad (será compañero del argentino Marcos Senesi, ex San Lorenzo), aceptó. Y la Banda podrá recuperar parte de su inversión si rinde y es vendido. Mientras, se ahorra el sueldo.
Pratto se despidió de sus compañeros en el estadio Libertadores de América. De hecho, ya no concurrió al entrenamiento de este lunes. Eso sí, pidió reserva. Y toda la delegación cumplió. Los indicios tuvieron que ver con muestras de cariño. O gestos para cuidarlo en la previa de una nueva aventura.
En el 1-0, convertido por Ignacio Fernández sobre la línea del arco, tras un desvío de Suárez y el rebote del arquero Gagliardo, el mediocampista señaló al banco de suplentes y recreó el festejo “Modo Oso” de Pratto antes de permitir el abrazo de todo el equipo.
En el 2-0, una obra de arte del ex Belgrano de emboquillada, tras una cesión perfecto de Nacho; otra señal. Suárez fue hasta el sector de los relevos y se abrazó con Pratto. No con Sosa, que estaba al lado del delantero, o con el cuerpo técnico. Con Pratto. Símbolos que tuvieron otra lectura para los allegados al plantel luego de la confirmación de la noticia de la despedida del punta.
Sobre el final, el tercer indicio. Borré se vio obligado a dejar el campo por un golpe. El reemplazante natural era, claro, Lucas Pratto. Pero Gallardo le dio pista al juvenil Benjamín Rollheiser. La apuesta llamó la atención. Brotaron las especulaciones respecto de que, tal vez, lo estaba protegiendo para utilizarlo en el clásico ante Boca. Los hechos demostraron que en realidad lo cuidó ante una eventual lesión que pudiera arruinar el pase. Un gesto de gratitud del DT a su ariete, el que convirtió dos goles en la ya mítica serie final frente al Xeneize de la Copa Libertadores 2018.
El “modo Oso” dejó su huella en el corazón de los hinchas. Y también en el plantel, que blanqueó la transferencia, como solicitó su compañero, pero se encargó de brindarle una cálida despedida en idioma de señas.
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