Diego González se lució con un gran primer tiempo del partido de Boca contra Racing, en la vuelta de los cuartos de final de la Copa Libertadores de América que se juega en La Bombonera. Pero dejó la cancha por una lesión. Cuando arrancó el segundo tiempo el mediocampista Xeneize caminó con molestias. Hizo un gesto hacia el banco de suplentes y a los seis minutos del complemento fue reemplazado por Nicolás Capaldo. Llegó al banco y se quebró en lágrimas. Un auxiliar le colocó hielo, pero debió ver el resto del juego desde afuera.
El Pulpo hizo unos 45 minutos iniciales muy buenos y mostró sus cartas de por qué es el cinco de Boca. Tuvo mucho quite y entrega prolija de la pelota. Se lo vio con mucha confianza y fue el dueño del mediocampo al que ordenó de forma constante. Tuvo mucho diálogo con sus compañeros. Su actitud fue como si desde hace muchos años hubiese ocupado ese puesto en el equipo azul y oro. Fue un gran complemento para Jorman Campusano. Y le devolvió con creces la confianza que le depositó el director técnico, Miguel Ángel Russo.
Con este panorama, en los 45 minutos iniciales González fue una de las dos figuras de Boca junto con el Toto Salvio, autor del primer gol. El nivel que mostró el mediocampista fue una continuidad de lo que se vio en el cotejo contra Arsenal, en la Copa Diego Maradona. Allí convirtió uno de los tantos del triunfo, en su cuarto partido en el Xeneize, el segundo como titular.
González se pudo reivindicar luego de largos 15 largos meses luego de aquella lesión en septiembre de 2019, cuando se rompió los ligamentos cruzados de su rodilla izquierda, en ese momento jugando para Racing. Más tarde, cuando hizo todo lo posible para retornar a los campos de juego, la pandemia de COVID-19 obligó a la suspensión de la actividad.
Luego el volante central no fue tenido en cuenta en La Academia por el director técnico Sebastián Beccacese, que le explicó que no lo iba a tener en el plantel por su larga inactividad y porque tenía una gran cantidad de jugadores en su puesto. Justo ante su ex DT, en el partido más importante de Boca en el semestre, González apareció en todo su esplendor y por eso sus lágrimas cuando tuvo que dejar la cancha. Fue así que en octubre pasado quedó libre y el interés de Juan Román Riquelme fue clave para que llegue a Boca.
De momento, la lesión de González sería un desgarro y habrá que ver cómo evoluciona de cara a lo que viene. Lo más importante, es que Boca ratificó que con el Pulpo tiene un cinco que está a la altura de las circunstancias y que brilló en un partido que fue una final anticipada.
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