El clásico que Boca le ganó 2-1 a Independiente en Avellaneda dejó varias jugadas polémicas, incluso en la acción que definió el pleito. Si, porque la conquista de Edwin Cardona, a los 46 minutos del segundo tiempo, debió ser anulada por mano de Sebastián Villa en el inicio de la secuencia.
Cuando el delantero colombiano se desprende de la marca de Bustos, el balón le rebota en la mano e inmediatamente se la cede a Cardona, que le pega al arco con precisión, logrando el gol. El reglamento indica que si el balón toca aunque sea de manera accidental en la mano de un futbolista atacante e inmediatamente su equipo marca gol o genera una ocasión de gol, se debe considerar infracción de mano (por “inmediatez”). Por supuesto que la jugada es tan rápida que el juez (Mauro Vigliano) no la llega a ver. Y si hubiera tenido la asistencia del VAR, seguramente lo pudiera haber corregido.
En la victoria de River 3-1 frente a Huracán hubo una jugada similar. Todo el plantel del Globo pidió una falta de Franco Armani a Briasco en la segunda parte, que existió. Pero antes, cuando desbordó por el sector derecho, la pelota rebotó en la mano de Cordero, antes de que enviara el centro al corazón del área. El árbitro Germán Delfino no advirtió ni una ni otra. El reglamento apunta que debió sancionar el tiro libre directo, mientras que el arquero mereció la tarjeta amarilla por la acción temeraria.
Volvieron al clásico disputado en el estadio Libertadores de América, Vigliano ya había fallado al no advertir un penal para Boca por mano de Lucas González, quien colocó el brazo de forma antinatural, ocupando un espacio. Fue en la previa de la infracción, también dentro del área, de Gastón Ávila a Jonathan Menéndez, bien sancionada por el juez (luego desperdició el remate Andrés Roa ante la buena respuesta del arquero Agustín Rossi). El lanzamiento, además, debió haberse repetido por invasión simultánea, de un futbolista local y de Zambrano y Mas, como lo establece la regla 14.
Otro error de la autoridad del encuentro en el estadio Libertadores de América fue el hecho de no haber expulsado a Sebastián Villa, por una dura falta a Fabricio Bustos, en una entrada por uso de fuerza excesiva en la que jamás contempló la integridad física del adversario.
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