El realizador Emir Kusturica habló por primera vez para una audiencia latinoamericana sobre su experiencia en el documental de 2008 “Maradona by Kusturica”, y las razones por las que no habrá otro jugador de fútbol que se le asemeje o asemejará en la historia. También detalló sus sentimientos cuando la familia Maradona asistió al adelanto en Cannes y hablaron durante toda la proyección recordando lugares y anécdotas.
La entrevista fue realizada tras el fallecimiento de Diego Maradona el pasado 25 de noviembre, Kusturica ya había estado presente en el festival Basado en Hechos Reales, quien había sido entrevistado por el director de K&S Matias Mosteirín y la programadora cinematográfica Diana Sánchez para la cuarta edición del festival. Tras la muerte de Diego volvieron a contactarse con el realizador para dialogar sobre su obra dedicada al argentino. Infobae publica un adelanto exclusivo de la conversación con el director y guionista serbio.
Así lo cuenta Emir Kusturica: “Maradona” es mi primer documental real. Hice varios documentales pequeños, pero ninguno tan grande como “Maradona”. Podría decir que la inspiración para este film vino de lo que fue, para un director de tantas películas y tantos años dedicados al cine, tratar un asunto muy rico y controvertido. Cuando estaba comenzando la película, la comparaba con lo que hubiera tenido que hacer si el film era sobre otros jugadores de fútbol, como David Beckham, u otras estrellas. O si quieres hacer una película sobre Ronaldo hoy, o sobre… no diría Messi, pero todos esos jugadores no llevan el carisma, ni la autodestrucción ni tan buen material para un film, porque nadie más jugaba tan buen fútbol, pero además nadie tuvo una vida privada con tantas contradicciones. Si quieres hacer una buena película, y crear un héroe o un antihéroe, siempre debes buscar un espacio para mostrar una escala amplia, como en la música, de diferentes características.
Así que cuando lo conocí, descubrí el carisma y, diría, el cariño que generaba no solo en el fútbol, sino también como embajador de las zonas pobres de todo el mundo. Y cuando hablaba con él en privado, muy frecuentemente me contaba historias muy divertidas, y que glorificaban su sincera relación con la vida y con el fútbol.
Cuando estábamos en Cuba le pregunté si se daba cuenta de cuánta gente, cuando le ganó a Inglaterra, la gran explosión que llevó alrededor del mundo, cómo estaba de feliz el pueblo cuando anotó el gol, especialmente el primero, pero también el segundo.
Le dije: “Estoy seguro que no hubo ningún grito más fuerte que aquél”
Y él respondió: “No es verdad: yo fui el hombre más feliz del mundo, soy yo el que sintió la explosión más grande que podás imaginar”.
Nuestra relación correspondió con un momento de su recuperación. Muchas veces se me culpa por la duración de mis películas, pero yo siempre intento escarbar tan a fondo como puedo. Así que fui a Buenos Aires un par de veces y no pude encontrarlo. Pero cada vez que sí lo encontraba era generoso, tal como era en su vida: dando a cualquier persona lo que quisiera, incluyendo sus goles en los partidos de fútbol”.
“Una vez incluso estuvo hospitalizado por un problema del corazón. Como todas las grandes personalidades, nunca mueren de una vez, van muriendo varias veces. Su corazón, que estaba lleno de compasión, esparciendo la idea de un mundo injusto, que es la más grande característica de su vida social, yo tuve suerte de que ese período, que corresponde con el final de la película, mostró a un Maradona en muy buena forma. Cuando presentó el film en Cannes, no recuerdo que nadie más en el mundo o cualquier actor haya producido semejante explosión como su premiere en Cannes. ¿Por qué? Porque todos los hombres lo amaban por el fútbol que jugaba. No hay ninguna otra criatura en el mundo que haya sido creada por Dios al punto de ser inalcanzable, de conseguir gambetear lo que quisiera. Así que todo lo que pasó en la Grand Premiere en Cannes, fue de hecho un estallido de amor sin freno. Nunca lo olvidaré. Cuando la familia entera entró en la sala, empezaron a ver la película como si fuera la televisión. Dalma, Claudia y él, todos hablaban mientras se proyectaba la película:
“¡Mira, sí! ¡Me acuerdo de eso!” o “¿De dónde salió eso?”
Los cuatro, sentados en el centro del Grand Palais, hablando como si estuvieran en casa, mirando televisión. Y lo que me hizo feliz de ese período estando limpio [alejado de las drogas], fue el relanzamiento de su carisma de regreso a la vida como entrenador. Una vez que conocí a su abogado, estaba volando a Buenos Aires para dar un concierto, y le pregunté si estaba todo bien y me respondió:
“Cuatro”
Le dije: “¿Qué significa cuatro?”
“Cuatro millones”, que había ganado en Arabia Saudita.
Le dije “más que bien”. Porque su situación siempre era fluctuante, entre cero y un número grande. En el medio estaba su vida, sobre la que uno podía desear que pasara más tiempo en un estadio de fútbol que solo saliendo.
Kusturica recuerda la primera vez que vio a Maradona y lo compara con un dios de la Mesopotamia. El director insiste que no habrá un jugador igual por todas las facetas del astro argentino. La entrevista completa fue subida por Basado en Hechos Reales.
“No sé si alguna vez en la historia de la humanidad hubo alguien, aparte de Jesucristo como persona, como alguien del mundo de los vivos, que pusiera a tanta gente al mismo tiempo en un estado de aflicción y de emoción como él. ¿Por qué es así? Varios teóricos dicen que la danza fue el primer arte humano; que la danza fue la primera expresión. Hay una controversia al respecto, si fue el arte rupestre, en fin. Si esa teoría es cierta, él no jugaba al fútbol, él bailaba fútbol, y estas imágenes multiplicándose en los últimos diez o quince años, a las que todo mundo tiene acceso desde tantos ángulos distintos, Jesucristo no tuvo todas esas perspectivas, y nadie en el mundo ha tenido la oportunidad de aproximarse a las habilidades de este mago. Entonces, cuando reúnes a la magia y a la destreza física con una sonrisa, era como un verdadero virus humano, todos se sentían atraídos. Y a eso se suma cómo era él. Siempre me acuerdo de la primera vez que lo vi: pensé en el dios Gilgamesh de la Mesopotamia, al que cada año bajaban con cuerdas y hecho con arena. Así también Maradona implica muchas otras cosas socialmente relevantes para el resto de la humanidad. No solo una “gallina corredora”, como son los jugadores hoy en día; este es un personaje público con sus contradicciones, y una parte de ellas fue su sentido de relevancia social para la gente pobre alrededor del mundo. Y las otras clases se sentían atraídas por él porque era un jugador increíble. No habrá otro jugador igual. Pueden haber buenos jugadores, los habrá más rápidos, pero no tendrán esa magia en su gambeteo; ese poder antigravitacional que llevaba consigo. Cuando ponés todo eso junto, es como si los dioses se embarraran; como un dios embarrado alineando el planeta”
-Sí, como decís, tiene una sustancia increíble y, como puedes imaginar, Argentina está en un estado de duelo y tristeza. Es una pérdida de dimensión existencial, cultural, social, y estoy seguro de que tus palabras serán extremadamente valoradas. Contaste que conseguiste retratarlo en un momento de su vida, estaba viendo el documental, y él habla sobre vivir sin un libreto, vivir en el presente, y se lo ve en muy buena forma. Y también pudiste retratar la dimensión de su historia de amor con Claudia.…
-¡Sí! Todas las buenas películas al final... Es como con “Pepe”: pensábamos que íbamos a hacer algo que tuviera que ver con su humanidad, y al final, de hecho, la traza de humanidad siempre te lleva a una historia de amor. Lo que recogieron en el pasado, fue encauzado en esos videos 8mm, Super 8mm, todo ese tipo de material, para construir esa fuerte historia de amor. Pero él es la historia de amor, ese es el punto: Maradona es la historia de amor. Fuera de las diferencias políticas en el mundo, cuando colocas los fragmentos juntos, al final… Escribí un artículo sobre él en un periódico serbio, y todos estaban llamándome y agradeciéndome, pero día tras día voy y miro en YouTube los goles de Maradona. Y lloro. ¿Por qué? No lo sé. Quizá sea por el tipo de libertad que tuvimos en el siglo previo que nos deja paso a paso, y que él haya sido uno de los grandes promotores del mundo libre, en el que podías llamar desde Buenos Aires al hermano de Bill Clinton y decirle “Hijo de puta, ¿qué hacés en mi ciudad si a mí no me dejan entrar a Washington?” O, no sé, hacer lo que quisiera y ser amado al mismo tiempo. ¡Increíble! De algún modo hay un ingrediente o algo en una escala tan inmensa entre los gitanos, los indios, los indígenas norteamericanos, todos los pueblos que fueron sometidos y diezmados toda la vida, y aparece un talento que probó que son mejores que el resto del mundo. Y él era eso.
- Un héroe, un líder…
- Héroe, un héroe. Como Gilgamesh. Si no hubiera existido lo hubieran creado del barro.
-No hacía concesiones...
- No hacía concesiones ni consigo mismo. Y desde los tiempos de Goethe, de esos extraños, grandes antihéroes, en la vida normal no hemos tenido semejante performance. Nadie más ejecutó su vida como él lo hizo. Y nosotros le perdonamos todo, porque siempre hubo algo más importante -lo que en una vida humana es casi imposible-, algo más importante que nosotros amamos, por lo que podría haber sido criticado, incluyendo su orientación política. ¿Puedes imaginar hoy a algún jugador de fútbol tener idea de qué es justicia, qué es unionista, qué es esto o lo otro? Esta gente no tiene idea. Van a terminar como jugadores digitalizados. Eso es lo máximo que pueden hacer. El otro día estaba viendo al Bayern Munich, el modo en que entrenan, el modo en que comen, qué porciones reciben, cuántas veces entrenan por día. Todos juegan al fútbol, pero mientras más avanzan, eso menos se convierte en fútbol.
-Sí, una de las cosas que decís en tu documental es que parte de su vínculo emocional y su vínculo de amor con la gente fue porque él solía hablar desde el corazón y...
-Él traducía el juego desde el estadio a la vida. Y desafortunadamente, muchos aspectos de su vida no fueron muy buenos para él. Pero de hecho, incluso los superó. “Puedo hacer todo lo que quiera”. Ese era uno de los objetivos de mi vida, y yo de seguro no soy Maradona. Pero ese es un don de Dios: alguien tan libre que no hay nada que no pueda hacer. Ninguna otra persona tampoco ha conectado así los siglos, porque imagina las gambetas de Maradona si no viviéramos en esta era digital. La gente no tendría acceso a esas jugadas. Hay más millones de espectadores de sus acciones ahora que de la mayoría de los actores o actrices populares alrededor del mundo. Puede que no sea como MTV o ese tipo de estrellas, pero la relevancia social de esta persona, incluyendo todo lo que estaba haciendo: tirando dinero, conduciendo los mejores autos del mundo, comprando casas... Pero él no lo estaba haciendo para él, él lo estaba haciendo para su vida y la gente que lo rodeaba. Y una cosa es importante: él gastaba siempre mucho más de lo que ganaba. Él no cuidaba el dinero. Él no era prisionero de la vida como alguien que estuviera contando cuánto dinero ganaba. Pero por eso él también fue amado como nadie más.
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