La muerte de Diego Armando Maradona generó una catarata de análisis en torno a lo que significó el Diez para la cultura argentina. Las reflexiones respecto de las distintas aristas de la figura de Pelusa llegaron hasta la prestigiosa universidad de Harvard, en Estados Unidos. Desde allí, el argentino Mariano Siskind hizo un recorrido de diversos aspectos de la vida (y la partida física) del campeón del mundo en México 1986.
En primer lugar, Siskind, que es profesor de Lenguas Romances y de Literatura Comparada, trazó un paralelismo entre la dimensión del velatorio de Maradona y el que tuvo Eva Perón en 1952. Luego, aseguró: “La gente lloró la muerte de una figura pública a la que amaban profundamente, pero también estaban haciendo un duelo de su juventud y de su pasado, porque la presencia de Maradona en nuestras vidas está atada a momentos muy felices”.
El profesor habló con The Harvard Gazette también del rol político y social que tuvo el Diez: “Él estaba en su mejor momento en el Mundial de 1986 y Argentina estaba en los comienzos de su transición democrática con Raúl Alfonsín como presidente. Él fue capaz de crear, por breves momentos, un sentido de comunidad, una comunidad de personas asombradas por lo que estaba haciendo”.
Para Siskind, Maradona fue el artífice que creó desde dentro de la cancha “una experiencia secular divina” y comparó sus cualidades futbolísticas con el arte al asegurar que Diego para él era “Beethoven; John, Paul, George y Ringo en sus ensayos en los estudios de Abbey Road al grabar el album Blanco; Picasso al pintar el Guernica; Shakespeare, Cervantes, Joyce, Borges o Miles Davis y Bill Evans tocando juntos y un poco de Antígona”.
Respecto de aquel gol ante los ingleses conocido como La Mano de Dios, consideró: “Hay dos interpretaciones geopolíticas de esa conquista: la típica moralista de Estados Unidos y de los británicos, que decían que eso era hacer trampa, pero en Latinoamérica, África y los países del Tercer Mundo lo veían como una forma de humillar al antiguo poder colonial y la máxima expresión de astucia, que es fundamental para una concepción lúdica del juego (y de la vida) que queda por fuera del ámbito de la moralidad”.
“Los argentinos somos complicados y casi nunca acordamos en nada. Pero, en el mejor momento de su carrera, había un consenso y amor universal por Maradona. Sin embargo, desde su retiro, se volvió una persona más polémica y muy política, no tenía miedo de elegir un bando y de expresar sus opiniones políticas”, recalcó Siskind.
El académico habló del significado que tenía la figura de quien fuera DT de Gimnasia La Plata para las clases más postergadas de este país y señaló: “Muchas de las críticas que se le hacían tienen un tono elitista y son muy moralistas”. “Hay muchos en las élites que nunca le perdonaron a Maradona el ser desafiante y su condición de plebeyo”, agregó.
Consultado sobre las adicciones a las drogas de Maradona y de los hijos e hijas que reconoció tardíamente, indicó: “A la pregunta sobre cómo nos amigamos con esos aspectos de su vida, respondemos: no lo hacemos. Porque no necesitamos hacerlo. Maradona era el más imperfecto de los dioses humanos. No hay necesidad de reconciliarse con la contradicción interna que nos crea su amor por él. Solo se vive con la contradicción de la misma manera que se vive con contradicciones en nuestras propias vidas. No te amigas con eso: la moral y el amor no van juntos”.
Siskind reveló que quiso invitar a Maradona a una de sus clases de Harvard en el 2017 pero que no pudo hacerlo debido a que al astro argentino no le otorgaban la visa para entrar a Estados Unidos. “Maradona era un hombre increíblemente inteligente y una de las muestras de esa inteligencia era que era capaz de tener una profunda forma de autocrítica. También era un observador muy preciso de las relaciones de poder en el fútbol y en la sociedad. Además, era extremadamente gracioso”, comentó sobre las razones que llevaron a considerar que sería un buen exponente.
Finalmente, consultado sobre el legado del Diez, el profesor no dudó: “Será recordado como el mejor jugador del deporte y de la práctica cultural más importante que existe en el mundo. Espero que con Maradona, como ocurrió con otras grandes figuras históricas, el paso del tiempo ayude a la gente a tener una perspectiva sobre sus defectos muy humanos y que sea reconocido como la significativa figura histórica que fue”.
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