Moisés, futbolista de Inter de Porto Alegre, había sido amonestado al minuto por una dura falta a Julio Buffarini en el cruce ante Boca por los octavos de final de la Copa Libertadores.. Y a los 3′ debió haber sido expulsado por una brutal patada a Carlos Tevez a la altura de la rodilla. Así de rápido. Sin embargo, el árbitro Roberto Tobar no le mostró la segunda amarilla (o la roja directa incluso), tal como debía haber resuelto la acción.
El infractor y el capitán local fueron a disputar un balón en el que el visitante se anticipó. Sin embargo, dejó el botín en alto, que impactó con dureza en la rodilla del Apache, que quedó tendido en el césped y visiblemente dolorido. La jugada siguió en un ataque para el dueño de casa, que no prosperó. Recién ahí el chileno se acercó para ver cómo estaba Carlitos, quien protestó, demandando la expulsión.
Pero Tobar no le exhibió la segunda amarilla -ni la roja- a Moisés. En cambio, sí amonestó a Andrés D’Alessandro, quien reclamaba airadamente desde el banco de suplentes.
El jugador brasileño empleó uso de fuerza excesiva. Por su temeridad. el VAR tranquilamente pudo haber llamado al árbitro a revisarla (OFR, On field review) cuando terminó la jugada. Si efectivamente el chileno lo consideraba, entonces tenía la posibilidad de enmendar su error. Nada de eso ocurrió.
El número 16 del elenco de Porto Alegre permaneció en el campo de juego, en un encuentro que mostró fricciones desde el inicio, tal vez como consecuencia de lo que ambas escuadras se jugaron, ni más ni menos que un lugar en los cuartos de final del certamen continental más importante de Sudamérica.
Una particularidad: en el segundo tiempo, lo que debió haberse dado en la patada de Moisés, se dio en el golpe de Obando a Edenilson. El juvenil también sometió con temeridad a su rival, en una infracción que pudo haberlo lesionado, porque lo tomó con la pierna afirmada al césped. Tobar lo amonestó, pero la Asistencia Arbitral por Video lo convocó a revisar. Al ver la pantalla, el chileno no dudó: anuló la amarilla y cambió por cartulina roja.
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