La investigación por la muerte de Diego Maradona sigue sumando capítulos. La Fiscalía General de San Isidro (el equipo compuesto por Laura Capra, John Broyad, Cosme Iribarren y Patricio Ferrari) investiga un posible “homicidio culposo” y decidió allanar la casa y el consultorio de Leopoldo Luque, su médico personal.
Detrás del objetivo de determinar si el astro murió por una negligencia o una impericia médica, los fiscales no descartan que la psiquiatra del Diez, Agustina Cosachov, pudo tener algún rol significativo en los hechos que derivaron en el deceso. Por el momento, no hay pruebas en su contra, dado que la autopsia del ex entrenador de Gimnasia no ofreció indicios de mala praxis.
Por lo pronto, Cosachov tiene en sus manos un documento, al que accedió Infobae, que aporta nuevos detalles a la trama detrás de la muerte del Diez. Se trata del informe que la psiquiatra elevó al auditor de la empresa prepaga del ex enganche, en el que solicita una serie de requisitos para cuidar su salud. De todos ellos, sólo se cumplió la permanencia 24 por 24 de enfermeros, que rotaban en turnos de ocho horas cada uno.
Precisamente, uno de los disparadores de la investigación es que la fiscalía no encontró elementos que indicaran que el ex capitán de la Selección se encontraba en una internación domiciliaria, como suero o un desfibrilador.
“Por medio de la presente se indica internación domiciliaria del paciente solicitando como indispensable para llevar a cabo la misma: enfermeros preferentemente hombres con disponibilidad tiempo completo y especializados en problemática de consumo de sustancias, médico neurólogo y médico clínico. A su vez, contar con la disponibilidad para realizarse estudios médicos y una ambulancia por si se considera necesario el traslado”, indica el documento, firmado por la psiquiatra.
Vale recordar que la psiquiatra, junto con el psicólogo, fueron los que ingresaron a la habitación de Pelusa en el mediodía del miércoles 25 de noviembre y detectaron que no tenía signos vitales. En la casa se encontraban, además de los dos profesionales citados, la enfermera Dahiana Madrid, Jony Espósito (sobrino de Diego), Maxi Pomargo (mano derecha del ex jugador y cuñado de Matías Morla) y la cocinera.
El alta de Maradona, o la autorización para que fuera trasladado a la propiedad del Tigre, fue firmada por la familia y su círculo íntimo. El equipo interdisciplinario que lo trataba, la Clínica Olivos y la prepaga habían sugerido la internación en otro centro, con diferentes características, para mantenerlo monitoreado. Pero el Diez ya había pedido marcharse en más de una oportunidad. Y terminaron consensuando la salida alternativa del seguimiento domiciliario en una locación que les quedara cómodos a los familiares (tanto Dalma como Gianinna, hijas del campeón del mundo, residen en zona Norte).
Tras el allanamiento, Luque dialogó con los medios en la puerta de su casa en Adrogué y dio su versión de los hechos: “Se lo que hice y cómo lo hice. Tengo todo para mostrar. Estoy absolutamente seguro de que hice lo mejor que se podía hacer con Diego”.
“El alta neuroquirúrgica la tenía, el alta de la clínica la tenía, después fueron sugerencias sobre las que el paciente tiene que tener voluntad. Yo no puedo obligar a un paciente e internarlo en un manicomio si no tengo criterio psiquiátrico. Yo no puedo llevarlo a un centro de rehabilitación si el paciente no quiere. Después, el paciente se podía haber ido cuando quería”, agregó.
“Él ya estaba de alta, él tenía que convencerse de mejorar. ¿Cómo convences a un señor así? Cuando la Justicia o un médico cree que el paciente tiene un riesgo inminente de muerte, o de daños a terceros se hace algo. Pero el riesgo de Diego era el consumo, no era un ataque cardíaco”, concluyó su descargo.
La causa añadiría mañana nuevos querellantes: las hermanas de Diego le firmaron un poder a Matías Morla para que oficie como su abogado en pos de presentarse ante la Justicia.
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