En el Mundial de 1994, Ariel Ortega cumplió “el sueño del pibe” al entrar a la cancha para reemplazar a Diego Armando Maradona en el partido de la fase de grupos que la selección argentina jugó ante Grecia. Sin embargo, el Burrito ya había alcanzado su gran anhelo en los meses previos, cuando le tocó compartir habitación con su gran ídolo en las giras previas al torneo de Estados Unidos. Por haberlo tratado tan de cerca y por haber generado un lazo tan íntimo fue que el ex futbolista de River se mostró visiblemente emocionado por la muerte del Diez.
“Lo amo, lo amé. Él se portó con mucha humildad conmigo. No tengo palabras para describir lo que fue y lo que es para mí”, dijo Ortega en un adelanto de la entrevista que le concedió al programa Líbero de TyC Sports.
Sobre los tiempos que compartieron en las giras previas al Mundial del 94, el jujeño contó: “Somos pocas las personas que pudimos cumplir ese sueño de estar con él. El primer partido que estuve con él fue en Salta y yo pedía por favor que no me toque la habitación con él por la vergüenza. Cuando entramos parecía que yo era Diego y que él era yo por la humildad que tenía”.
“Me decía agarrá el control, hacé lo que quieras y yo estaba todo el tiempo mirándolo. Sonaba el teléfono me decía que atienda y yo no quería hacer nada. Yo tenía 19 años y estaba con el mejor jugador de la historia del futbol. No podía creer que estaba en la habitación con él”, recordó entre risas.
Ortega calificó a Maradona como “el máximo exponente del fútbol” y recalcó una y otra vez una cualidad que lo destacó: su humildad. Queda claro que el cariño era mutuo, porque el Diez solía tener siempre palabras elogiosas hacia el Burrito. De hecho, respecto de aquel encuentro en el programa Mar de Fondo, cuando el jujeño venía de ser campeón con Newell’s, relató: “Estábamos en el piso, llamó y preguntó si podía ir. Se apareció y yo no lo podía creer”.
Diego también supo empatizar con Ortega desde otro lado, desde las experiencias personales difíciles que les tocó compartir: “Él siempre me hizo sentir especial. Cuando yo no estuve bien me llamó. Le dijo a Gastón (Recondo) que ‘Si no viene, lo voy a ir a buscar yo’. Al final fui y fue un momento único. Por eso lo amo tanto como persona”
“Cuando sos pendejo y estás boludeando, chupando jodiendo, saliendo, son momentos que a todas las personas les pasa. Ahí uno necesita un abrazo, unas palabras, un cariño y él me lo dio. Por eso estoy agradecido eternamente”, concluyó.
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