La muerte de Diego Armando Maradona conmueve al mundo del fútbol. La confirmación de la partida física del gran ídolo argentino marca un antes y un después en la historia del deporte mundial. Pero, más allá de sus hazañas dentro del campo de juego, a lo largo de su vida El Diez fue noticia en numerosas ocasiones por sus sucesivos problemas de salud.
Se supo que El Diez falleció este miércoles a raíz de un paro cardiorrespiratorio que se desencadenó en el interior de la casa del barrio San Andrés del partido bonaerense de Tigre, el lugar en el que se hospedaba desde que había salido de su última internación. Esa cirugía y tratamiento ocurridos a principios de noviembre se habían sumado a la larga lista de problemas de salud que el nacido en Villa Fiorito había sufrido a lo largo de sus 60 años.
El primer problema de salud de consideración que había tenido Maradona había sido en 1982 cuando fue diagnosticado con una hepatitis benigna del tipo A. Por ese entonces jugaba en Barcelona de España y esa condición lo tuvo fuera de la cancha por tres meses.
En cuanto a lo estrictamente futbolístico, su lesión más grave ocurrió un año más tarde, cuando Andoni Goikoetxea del Athletic de Bilbao, le dio una salvaje patada que le provocó una fractura del tobillo izquierdo y arrancamiento de su ligamento lateral interno. A pesar de los graves pronósticos, el argentino volvió a las canchas antes de cumplirse los cuatro meses de la lesión.
Según sus propias palabras, Maradona había empezado a consumir drogas a los 24 años en Barcelona. “Fue el error más grande de mi vida”, supo admitir. En 1991, dio positivo en un control antidoping cuando jugaba en el Napoli de Italia. La sustancia encontrada era cocaína y el castigo fueron 15 meses sin jugar. Solo unos días después, la Justicia argentina le ordenó someterse a un tratamiento terapéutico, luego de haber sido encontrado por la Policía con estupefacientes en su poder en un departamento del barrio porteño de Caballito.
Ya en 1994, y nuevamente en actividad, llegó el segundo control de antidoping positivo de su carrera. Fue en el Mundial de Estados Unidos 1994 y la imagen de Maradona saliendo del campo de juego junto a la enfermera camino a la prueba se convirtió en un ícono. Aquella vez le encontraron efedrina y, una vez más, lo inhabilitaron por 15 meses.
Las drogas seguían siendo un enorme fantasma en su vida. Dos años más tarde, se internó en Suiza para realizar una rehabilitación por su adicción a la cocaína, pero, en 1997, la AFA informó que Diego -que por entonces jugaba en Boca- había dado positivo nuevamente.
En el año 2000 ocurrió uno de los episodios que generó mayor preocupación hasta este momento respecto de la salud del Diez. El 4 de enero, cuando estaba de vacaciones en Punta del Este, tuvo un cuadro de hipertensión arterial y una arritmia ventricular a causa de una sobredosis. Fue ingresado de urgencia a un hospital y estuvo grave. Una vez que se recuperó, viajó a Cuba para realizar un nuevo tratamiento de rehabilitación.
Pero su situación no iba a mejorar y cuatro años más tarde volvió a estar al borde de la muerte a raíz de su consumo problemático. En aquella ocasión fue internado por una crisis cardíaca agravada por una infección pulmonar y estuvo en coma inducido. “Me acuerdo que estaba como en brea negra y me tiraban ganchos y yo tiraba la mano y no podía salir”, recordó en alguna ocasión.
El pedido desesperado y cargado de amor de sus hijas marcó un antes y un después: después de ese episodio, dejó la cocaína. “A mí me sacó Dalma”, dijo en más de una ocasión, aunque la joven siempre remarcó la intervención que también tuvieron su hermana, Gianinna, y su mamá, Claudia. “El problema más grande fue el de la droga. La droga mata. Yo soy muy afortunado, porque si continuaba así, hoy estaría muerto. Hace 13 años que no consumo. Hoy puedo levantarme a la mañana y ver a mis hijos y nietos”, contó Maradona en una entrevista en 2017.
Ya en 2005 viajó a Colombia para realizarse un bypass gástrico. Por esos tiempos había llegado a pesar 120 kilos, pero el tratamiento le permitió bajar 35. Sin embargo, esa voluntad de mejorar su salud se veía opacada por un nuevo consumo excesivo: el del alcohol y los ansiolíticos. Dos años más tarde ingresó a una clínica con una “hepatitis aguda” y posteriormente fue trasladado a un hospital psiquiátrico para tratarse.
Una cirugía reconstructiva del labio por la mordida de un perro, una intervención por cálculos renales en Emiratos Árabes, un segundo bypass gástrico -esta vez en Venezuela- para perder 25 kilos. Maradona entró y salió de diversos centros de salud en los años siguientes, aunque esas veces por motivos diferentes a los previos.
Las alarmas se encendieron durante el Mundial de Rusia 2018, cuando Diego se descompensó durante el partido que Argentina le ganó a Nigeria por 2-1. Los rumores respecto de un cuadro de extrema gravedad fueron muy fuertes, pero el propio Pelusa se encargó de desmentirlos. En 2019, en tanto, fue operado por una severa artrosis en su rodilla derecha que le impedía caminar con normalidad.
La última aparición pública de Maradona fue el pasado 30 de octubre, cuando cumplió 60 años. Ese día, el Lobo le organizó un sentido homenaje, pero Diego estuvo lejos de disfrutarlo. Se lo vio muy desmejorado y las imágenes de su endeble situación generaron honda preocupación. Solo unas horas más tarde, fue internado -en principio- por un cuadro de anemia y deshidratación.
Posteriormente, se le detectó un hematoma subdural crónico. Su médico personal, Leopoldo Luque, lo operó en la Clínica Olivos. Tras unos días de recuperación fue dado de alta y trasladado a una casa en un barrio privado de Tigre para continuar su rehabilitación. Dos semanas después su cuerpo dijo basta. Un paro cardiorrespiratorio puso fin a la vida del astro del fútbol.
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