La tercera fecha de la Copa de la Liga Profesional nos ofreció varias jugadas para analizar en profundidad. Elegimos dos, por su carácter peculiar y su incidencia en los resultados de los partidos. Una se dio en la victoria de un River alternativo (por las bajas y los jugadores cedidos a las selecciones que disputan las Eliminatorias) frente a Godoy Cruz.
A los 35 minutos del segundo tiempo hubo un penal correctamente sancionado por Darío Herrera, a partir de una mano de Milton Casco. El arquero Enrique Bologna adivinó el disparo de Tomás Badaloni, arrojándose hacia su derecha con mucha intuición. Pero, al mismo tiempo, cometió una infracción: se adelantó ostensiblemente para evitar la caída de su valla. Y la regla es taxativa: si tras adelantarse el guardameta evitara que el balón entrara en la portería, se repetirá el tiro penal y se advertirá al infractor. En conclusión, el Tomba debió ser beneficiado con una segunda oportunidad.
La jornada del certamen local entregó una situación por demás curiosa. Un futbolista debió ser expulsado dos veces en poco más de un minuto. Sucedió en la victoria de Argentinos Juniors 1-0 sobre Estudiantes en La Plata, en el partido que marcó el retiro de la actividad de Javier Mascherano.
Fue en el inicio del cruce en el renovado estadio Jorge Luis Hirschi de la ciudad de las diagonales. A los 55 segundos y a los dos minutos y 6″ de juego, Leandro Díaz, pasado de vueltas, cometió sendas infracciones que merecían el acrílico rojo. Y sin embargo apenas fue amonestado
El delantero del Pincha cortó a los dos centrales del conjunto dirigido por Diego Dabove. El primero que lo soportó fue Carlos Quintana, quien terminó un corte por un golpe con el taco del atacante. Mientras que, instantes después, le tocó a Miguel Torrén. El otro zaguero visitante fue a despejar con la cabeza un balón dividido y se encontró con los tapones del delantero, que finalmente se ganó la tarjeta amarilla por parte del árbitro Néstor Pitana, que fue contemplativo.
La regla es clara: no juzga la intención del agresor, sino la fuerza aplicada y sus consecuencias. Por la impetuosidad empleada por Díaz en ambas acciones, poniendo en peligro la integridad física de los adversarios, debió ser expulsado.
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