La conmovedora cruzada del periodista Eduardo Puppo para lograr que Guillermo Vilas sea reconocido como número uno del mundo

Dedicó más de una década de su vida para investigar cada detalle de 280 semanas del calendario profesional de tenis con la intención de buscar los errores que le impidieron a Vilas ser número 1 del mundo oficialmente

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Guillermo Vilas y el periodista
Guillermo Vilas y el periodista Eduardo Puppo (Crédito: Julián Rousso)

Todo comenzó un Día de los Inocentes de 2007, tal vez, como una jugada propia del destino. “Ese día leí en el diario de Melbourne The Age la nota con la restitución del Nº1 a la australiana Evonne Goolagong y comenzó mi peregrinaje por conseguir la materia prima para lo que pretendía conseguir: los resultados de miles de partidos de tenis en los comienzos de la Era Open”, empieza a desmenuzar Eduardo Puppo, un periodista que con cuatro décadas de profesión en este deporte, y tres de ellas transitadas en familia, se lanzaba en una cruzada sin saber si podría completar aquello que buscaba. Pero, justamente, de eso se tratan estos desafíos, se emprende un camino que no se sabe adónde llevará.

Y esa labor es digna de destacar, de reivindicar a los luchadores por las causas perdidas, porque a las causas ganadas ya las defiende el sistema.

Una primera mirada al horizonte de la época, ya le proponía un arduo trabajo, el que le demandaría siete años recopilando toda la información de 280 semanas del calendario profesional (entre el 23 de agosto de 1973 y el 31 de diciembre de 1978), para poder hacerse de los 22.545 resultados de partidos de tenis, disputados en 542 torneos, en los que habían obtenido puntaje 1.117 tenistas. “Esto equivale a mostrar 313.000 filas y 50 columnas, en un archivo de Excel”, ejemplifica Puppo.

Recopiló información de 280 semanas
Recopiló información de 280 semanas del calendario profesional: 22.545 resultados de partidos de tenis, 542 torneos, y el puntaje de 1.117 tenistas (Foto: @puppotenis)

Un primer paso de la investigación fue su charla con el periodista británico John Dolan, “quien había descubierto lo de Goolagong”, y le ayudó a entender “cómo actuar frente a organizaciones tradicionales, que prefieren navegar en aguas seguras y no quieren mover muchos sus estructuras”.

El trabajo de Puppo se enfocó, directamente, en los N°1, pero está claro que este movimiento en esa posición también debe haberse producido en el resto de los casilleros que están por detrás del líder. Este punto podría ser la razón por la que la ATP tenga temor a reconocer sus errores de hecho y por omisión.

Al contrario de lo que muchos piensan, no había un interés personal del periodista para favorecer a Vilas: no mantenían ni un vínculo estrecho, ni una entrañable amistad. La pasión y la aventura periodística fue lo que en realidad lo movilizó a Eduardo a realizar la investigación, sin que el gran campeón estuviese enterado, por lo menos, hasta varios años después de iniciada.

La relación entre ellos había comenzado, allá por 1980, como la que existe entre un jugador y un periodista, no uno de esos que le hace los mandados. Pero, luego del retiro de Guillermo, con la llegada de Martina Navratilova para jugar una exhibición en la Argentina, de la que participó Puppo, hubo un distanciamiento provocado por el tenista. Pero esto no afectó el criterio profesional de Eduardo quien, casi tres lustros después, tuvo una activa contribución en el homenaje que se le realizó a Vilas, colocando una escultura del zurdo en el Náutico Mar del Plata, club en el que aprendió a jugar. “Allí comenzó a verme diferente”, recuerda Puppo.

Para ese momento, Eduardo hacía un lustro que estaba con la investigación en marcha, pero no fue hasta un año más tarde cuando se lo comentó al Gran Willy. “Ahí hubo otro avance en la relación y, en enero de 2014, me termina pidiendo que escriba el libro de su vida”. Guillermo tenía la certeza de que era Puppo la persona que él había estado esperando. “Vos sos un milagro en mi vida”, le dijo alguna vez. A partir de allí transitan una amistad que pasó de lo profesional a lo familiar. “Dejé de verle la vincha y el pelo largo y lo vi como una persona igual a mí. Hoy es alguien muy querido por mi familia”, se emociona Puppo al comentar los detalles de la esta relación. En diciembre de 2016, antes de irse a Mónaco, Vilas terminó dejándole en custodia todo su patrimonio deportivo.

Cuando comenzó esta cruzada, Puppo sabía que se estaba jugando a nivel personal los 35 años de casados con María Luz, tal vez, especulando con aquellas palabras que solía decir su esposa: “Si hay amor, te la bancás”. Sin embargo, y aún sabiendo que podía cometer errores con su familia, llegaron los días sin tiempo para hijos y nietos. En la búsqueda, siempre había un dato que faltaba y “fue duro para el matrimonio, porque era no a todo”, recuerda María Luz, pero decidió apoyarlo y “subirse al carro”. Y fue ella quien logró dar en las redes con el matemático rumano, Marian Gabriel Ciulpan, un fanático y obsesivo especialista que perseguía un objetivo similar al de Puppo, aunque no por Vilas.

Las jornadas de investigación se extendieron y terminaron haciendo difícil el sustento económico porque “una cosa es tener un trabajo y que te paguen por hacerlo y otra es que le dediques todo tu tiempo durante tantos años y no te paguen”, explica Eduardo.

El lugar de trabajo del
El lugar de trabajo del periodista (Foto: @puppotenis)

Su mujer se refugiaba en la cocina, ya había dejado de subir a ese Playroom convertido en oficina guarda todo, se juntó con sus hijos para ponerse la casa al hombro y ser los pilares para sustentar la investigación.

La vocación, la pasión y las ganas de justicia podían más que la desesperanza de algunos momentos en que algún dato parecía haber sido devorado por las fauces de las décadas pasadas o cuando el calor del verano era mitigado por una pequeña jarra de agua fresca, buscando dos resultados en una revista de hojas otoñadas por el paso del tiempo.

Y Puppo no llegó a colapsar ni física ni mentalmente, pero sí lloró de emoción y también de bronca. “Lloramos varias veces -recuerda María Luz-. La primera cuando descubrimos que estaban todos los datos confirmados. La segunda cuando la ATP nos dijo que estaba todo OK y, después, volvimos a llorar la tercera vez que desde la ATP dijeron que no". La búsqueda del reconocimiento a Vilas se convertía en una montaña rusa de emociones.

Su mesa de luz se transformó en una extensión de su escritorio, la noche en una prolongación del día y sus horas de sueño, simplemente, en instantes para seguir elaborando. Al lado de su velador, había siempre un block de hojas y una lapicera, para anotar aquella idea que no lo dejaba dormir o que lo despertaba en mitad de la noche. “Encendía la luz o me iba al baño a escribir. A veces, directamente, lo anotaba a oscuras”, recuerda Eduardo, como una de las fases de la obsesión por su labor.

El escritorio con la computadora estaba junto a su cama y las noches de investigación comenzaron a hacerse más largas, tanto que cuando el sueño lograba vencer, el día ya había nacido otra vez. El trabajo le había ganado espacio hasta en su habitación. Los papeles se sumaron. Recordatorios, fechas, puntos, nombres. El tamaño de las hojas se agrandaba para tener mayor claridad y los volúmenes anillados e impresos del denominado “Project V”, como decidió bautizar en clave a su búsqueda por el 1 del ranking de Guillermo Vilas, empezaron a apilarse sobre un estante. La frustración por un error o por un dato erróneo le hacía desgarrar papeles garabateados de las paredes para transformarlos en material reciclable.

Los tomos del Project V
Los tomos del Project V

Cuando Eduardo descubría un dato nuevo era como haber ganado un intenso peloteo desde el fondo de la cancha, en ese interminable game que le había impuesto la profesión. Nunca un ace. “Cada partido encontrado era como un botín de guerra para mí”, reconoce Puppo, y no lo escondía, lo compartía con sus colegas más cercanos y era muy común sentarse a hablar con él de esos temas, como también de cómo la ATP, que no tenía esos datos ni recursos, le aceptaba el material que le acercaba, lo verificaba y, posteriormente, lo incluía en su historial y estadísticas. Por eso, suponía que como la Asociación que había tomado todo ese trabajo realizado de manera gratuita haría lo mismo con el recálculo. “Nosotros pensábamos que la ATP iba a recibir esto diciendo ‘encontramos el Arca perdida’, pero no. Si antes había incluido todo lo que encontré en mi búsqueda, no entendía por qué no me aceptaban ésta”, cuenta con cierta desazón.

Las visitas a la casa de Guillermo se habían hecho más frecuentes. Comenzaron por el tema del ranking, “en no menos de quince oportunidades”, y continuaron aún con mayor periodicidad cuando el zurdo de Mar del Plata le encargó que le escriba el libro.

Eduardo no maneja, depende del transporte público, de su mujer que lo lleve o de algún amigo que lo acerque hasta “algún lugar”. “Me gusta este auto, a mi mujer no mucho por la forma, pero es como una camionetita, ¿no?”, decía sobre uno de los nuevos SUV, allá por 2013, haciendo alarde a su poco conocimiento de marcas y modelos de automóviles. Su centro, su interés estaba en otro lado. Siempre lo estuvo.

De paso apurado, como queriendo alcanzar a la ansiedad, las veredas del Bajo Belgrano lo vieron transitar sus baldosas, al menos, una vez por semana, para acudir a esas largas entrevistas que se extendieron a lo largo de esos 96 días de sus encuentros en casa de Guillermo.

En una de esas ocasiones, Eduardo llegó para confirmarle que la ATP había reconocido la autenticidad de los datos que lo encumbraban a Guillermo como N°1. El ídolo rompió en llanto de emoción, luego vino del abrazo. El periodista se dio cuenta de que la cámara con la que grababa las entrevistas había continuado grabando y le preguntó si quería que borrara esa imagen. "¡¿Estás loco?! -respondió Vilas- Este soy yo y mis sentimientos”. Guillermo estuvo de acuerdo en que se mostrara su felicidad por la noticia. Pero, después, la ATP se echó atrás por primera vez.

Desde fines de 2014, la Asociación de tenistas ya contaba con todos los elementos, las más de 3 mil páginas que documentaban la investigación que había descubierto cientos de resultados extraviados, duplicación de puntos a los mismos jugadores, colocación de tenistas en ruedas incorrectas, concesión de bonus que no correspondían, confusión de tenistas con el mismo apellido y puntajes invertidos. Sin embargo, y a pesar de haber ido tomando parte de esos datos la ATP a través de los años, llegó la respuesta en tono amable de Chris Kermode, por entonces CEO de ATP, con una frase que resumía las intenciones de la organización y casi a modo de advertencia: “No intente reescribir la historia”. “Pero, en realidad, lo que tratábamos era de escribir la parte que faltaba de esa historia del tenis profesional”, narra Eduardo de ese primer freno a sus aspiraciones.

Para entender el concepto de restitución, hay que comprender que el tenis se jugó siempre semanalmente y que hubo cientos de jugadores que no recibieron los puntos que les correspondía por fallas operativas y/o humanas, expuesto al controlar partido por partido.

Las reglas no establecían que el ranking no se publicaría o que se lo haría de manera aleatoria, de acuerdo a cuándo la ATP tuviera las intenciones o posibilidades de hacerlo. Las reglas decían que cada tenista sumaba y restaba puntos en cada torneo, o sea, por semana. Y eso establecía un orden semanal. De hecho, el tenis igual se siguió jugando, aunque no se publicara el ranking.

Pero la tecnología y la industria del tenis de la época conspiraban contra las intenciones de los fundadores de este deporte profesionalizado. No había computadoras capaces de procesar la sumatoria de todos los resultados. Anotarlos, archivarlos, agregar los bonus, sumar los puntos de rondas, los de semanas anteriores y dividir por cantidad de torneos. Sólo la NASA era poseedora de una tecnología con esta capacidad. Y uno de sus directores le permitía a un directivo del tenis a que utilice este procesador una vez a la semana, que podía ser sólo el día en que no lo utilizara la NASA. Este era otro de los elementos que conspiraba y provocaba que el ranking apareciera un día cualquiera o tarde para ordenar preclasificados en un torneo o, directamente, no aparecer, como descubrió Puppo que ocurrió en casi las dos terceras partes de las semanas en tres de los cuatro años en los que Connors figuró como líder del escalafón de manera consecutiva.

La ATP tomó sus estadísticas
La ATP tomó sus estadísticas pero rechazó darle el N1 a Vilas

“La ATP impone que ‘sólo tenían en cuenta las semanas con el ranking publicado’ para otorgar el Nº1, pero en la práctica le dan ese N°1 (N. de la R.: a Connors) en todas las semanas, incluso en las no publicadas”, comenta Eduardo sobre las respuestas esquivas e inconsistentes de la ATP.

Tan demostrable es lo de Vilas que no se necesita hacer mucho, con la simple activación de los resultados de los torneos que ahora posee y publica la ATP de las semanas previas al 22 de septiembre y al 20 de octubre de 1975 -fechas en que no se publicaron los rankings- salta que Guillermo Vilas es el Nº1. Sólo hay que hacerlo visible. Con estos datos, también se le restan a Connors semanas como líder del escalafón y deja de figurar como cabeza del ranking mundial durante cuatro años de manera consecutiva sin dejar ese sitial.

“El trabajo periodístico y científico está terminado”, asegura Puppo, “no lo quieren reconocer, pero no pueden demostrar algo en contrario a lo documentado y auditado”. Se le pidió a la ATP el reconocimiento de una manera cordial, se lo hizo de manera espontánea y amistosa, pero la institución continuó con estrategias dilatorias. Por eso se incluyó al abogado argentino Adrián Sautu de la Riestra, quien lleva adelante la parte legal de las mediaciones. No hay interés monetario de parte de Vilas y Puppo, en todo esto, por eso firmaron una documentación por el valor de 1 dólar como toda compensación económica.

Esto no es una guerra contra la ATP o alguno de los dirigentes de turno (NdR: el nuevo CEO es el ex tenista italiano Andrea Gaudenzi), sino un tema histórico con la institución. Esto es aceptar que el tenis se jugó con reglas que no fueron aplicadas con el mismo criterio para todos. Esa falla operativa perjudicó a uno de sus socios fundadores de la entidad, hay que aceptarlo y corregirlas”, dice el investigador

Tres veces nos dijeron que sí y tres veces armamos las valijas para ir a recibir la copa. Nos dijeron que estaba todo OK, que iban a poner la fecha, nos dirían quién iba a entregarla y adónde”, recuerda Puppo. La última vez había sido propuesto Montecarlo como lugar de encuentro, pero eso nunca ocurrió.

“Que la restitución se concrete me pondría muy feliz y por supuesto a Vilas y a su familia”, se sincera Eduardo ante Infobae y también reconoce que en lo personal le permitiría “cerrar una etapa de luces y sombras con la familia. Todos tuvimos que ceder algo en estos 13 años: tiempo juntos, salidas, vacaciones, reuniones con amigos o parientes. Ya les pedimos perdón a nuestros hijos y nietos, por todos estos años que María Luz y yo les robamos con nuestra escasa presencia. Nos entendieron, pero eso no se recupera”.

La lucha de Puppo por el reconocimiento no cesa, es algo de esas páginas en blanco en la historia del tenis que pertenece a Vilas y que la ATP se empeña en dejar sin escribir.

Guillermo y Eduardo durante la
Guillermo y Eduardo durante la grabación del documental

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