Martín Palermo fue uno de los invitados en la mesa del programa ESPN FC y, en compañía de Oscar Ruggeri, abrió su anecdotario. Por ejemplo, tanto el delantero como el defensor recordaron sus enfrentamientos, algunos de ellos con mucha aspereza, con el ex arquero José Luis Félix Chilavert.
El Titán, entrenador con trayectoria en Argentina y el Exterior (en el país condujo a Godoy Cruz y Arsenal, y hoy suena para ocupar el banco de Olimpia de Paraguay), retrocedió en el tiempo hasta el 28 de noviembre de 2000, cuando el Boca de Carlos Bianchi le ganó 2-1 al poderoso Real Madrid de Luis Figo, Roberto Carlos, Iker Casillas y Raúl para quedarse con la Copa Intercontinental.
Fue Palermo, precisamente, el que anotó los dos goles del Xeneize, a los 3 y 6 minutos de partido; en el amanecer del mismo. El delantero expresó que el equipo empezó a ganar el duelo desde el mismísimo repiqueteo de los tapones en el túnel, por una cuestión de actitud.
El hombre surgido de Estudiantes de La Plata ofreció una anécdota curiosa, ocurrida instantes después de firmar el 2-0 parcial, ante la sorpresa de los jugadores y los aficionados del Merengue, además de todo el público presente en el estadio Nacional de Tokio.
El otro protagonista de la historia fue Oscar Ruiz, el árbitro colombiano de aquel cotejo. “Después del festejo, mientras caminábamos hasta la mitad de la cancha, se me acercó y me dijo ‘No te vas a olvidar más de estos dos goles, de lo que acabás de hacer’”, contó. “No te das cuenta de lo que hiciste, ¿no?”, insistió el juez del duelo, según el testimonio de un Palermo todavía sorprendido hoy por el reconocimiento en medio del juego. “¿Y qué le dijiste?”, le preguntó el resto del panel. “Nada, ¿qué le iba a decir?”, concluyó el relato el ariete.
En tren de anécdotas, Ruggeri no se quedó atrás. Y para respaldar a Palermo recordó el día que un árbitro le dio “10 minutos libres”. “Creo que era Loustau (padre), fue en cancha de Ferro. No me aguantaba más. Y me dijo: ‘Te doy 10 minutos libres para pegar desde ahora. Tocás a uno después de los 10 minutos y te echo’. Y me sentí como esos perritos de departamento cuando los sueltan en la plaza, iba de acá para allá. Pasaron los 10 minutos y me dijo ‘ya está. Una patada y te echo’. Y listo, no hice más nada”, cerró su aporte el Cabezón, con tono jocoso.
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