Las locuras del Turco García en la cocina antes del debut de MasterChef: “Una vez le gasté un perfume importado a mi señora para prender el fuego para un asado”

El ex Racing y Huracán destapa la olla para descubrir su faceta gastronómica. Dice que le pone sal al agua para hacer huevos duros y que se niega a pelar mandarinas por el recuerdo que le genera la fruta cuando fue detenido por robarle a un verdulero. Su objetivo: no ser eliminado en la primera gala

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El Turco García es uno
El Turco García es uno de los participantes de MasterChef Celebrity

Era una mañana primaveral como cualquier otra. El sol invitaba para un almuerzo en el jardín al mediodía y al Turco García se le había ocurrido hacer un asado para sorprender a su familia y terminar con las burlas constantes que recibía de sus amigos por su ignorancia en la parrilla. El ex delantero nunca le había cocinado a su círculo más íntimo, y en aquella jornada intentó terminar con el mito que lo acosaba por su inexperiencia en las brasas.

El día anterior había ido a la carnicería con la ilusión de agasajar a los suyos. Había comprado de todo: tira de asado, vacío, achuras, morcillas, chorizos… Pero su entusiasmo se diluyó cuando intentó prender el fuego.

Sin decirle nada a nadie, juntó unas ramitas del parque, hizo unos bollos con el papel de diario y acomodó el carbón. Primer intento. La humareda que comenzó a salir de la parrilla se terminó cuando el fuego consumió el periódico. “La puta madre”, pensó. Volvió a enrollar diarios y agregó madera para que el mineral agarrara de una vez. Pero en su segundo intento también fracasó. “Necesito alcohol”, concluyó.

Enojado por los intentos fallidos, el Turco fue hasta el baño en busca del líquido que le sirviera para encender la hoguera, pero el botiquín estaba vacío. Fue a la cocina y encontró una botella de whisky. La graduación alcohólica pudo ser la solución a su problema, pero aquella decisión representaba un sacrificio enorme. Fue entonces cuando se dirigió a la habitación y vio en la cómoda el último perfume importado que le había regalado a su pareja tras un viaje al exterior. “Fue lo único que se me ocurrió. Mi señora casi me mata porque le gasté la botella entera. Como nunca hice nada y no sabía prender el fuego, no tuve mejor idea. Fue el asado más caro de mi vida”, le confesó a Infobae antes de comenzar su participación en MasterChef Celebrity.

Él será uno de los aspirantes a quedarse con el premio que entrega el programa que se emitirá por Telefé de lunes a jueves a las 22:30 y los domingos a las 22, cuando se produzcan las Galas de Eliminación. “No quiero ser el primero en irme. Creo que no va a ser así, porque se encariñaron conmigo. Mi objetivo es durar lo máximo que se pueda y hoy te firmo ser el cuarto o quinto al que echen a la mierda”, aseguró con la consciencia que le impone su falta de experiencia en el rubro gastronómico.

“Nunca cociné. Trato de combinar los condimentos para hacer platos aceptables, pero tengo en claro que me puedo mandar alguna cagada. Le meto inventiva y mucha garra, porque soy muy competitivo. Antes de empezar con las grabaciones hice unas pruebas que me ayudaron, pero en la tele es distinto porque tenés una hora y te está viendo mucha gente. Los jurados son exigentes y ponen caras muy raras cuando prueban los platos que les cocino. La verdad es que no sé cómo convencerlos”, explicó el ex delantero que defiende sus delicadezas como si formara parte de la selección italiana en el Mundial del 90.

Su esposa, Mariela, se convirtió en su coach personal para dar batalla en el show. Ella heredó el don de su madre, Celia, “una tana hermosa que hacía unos platos tan abundantes que los tenías que comer de parado”. “Recién nos podíamos sentar cuando estábamos terminando. Era una fenómena. Una vez me pidió que pusiera a hervir unos huevos y le puse sal al agua como un salame. Soy tan burro que no se distinguir la clara de la yema”, recordó.

La faceta desconocida del Turco García en la cocina 3

En su cuenta de Instagram cada tanto muestra cómo se prepara para la competencia, aunque a veces la colaboración que recibe de su pareja excede los límites. Como la vez que se mostró cocinando un risotto que lo había hecho Mariela. “Si lo ves en el video, ya lo habíamos comido. La porción que quedaba era para media persona. Con la cebolla me pasó lo mismo. Soy un hijo de puta, porque en realidad el artefacto que usé tiene una perilla verde en el que se apoya a la mesada, pero cuando lo usé yo parecía que estaba arrancando una lancha”.

La faceta desconocida del Turco García en la cocina 1

Así como alguna vez casi provoca una explosión por olvidarse unas salchichas en el fuego, el ídolo de Racing reconoció que siempre comió bien gracias al fútbol. Una situación muy distinta a la que vivió de chico, “porque cuando era pibe comía salteado”. “Si en MasterChef me llegan a pedir que haga el plato de mi infancia, va a ser lo más fácil del mundo: tres fideos moñitos, tres litros de agua, un poco de aceite y sal. Probablemente me descalifiquen porque es horrible, pero era lo que comía de pendejo”, subrayó.

En la misma sintonía, también tiene otro pedido para los organizadores basado en sus recuerdos nostálgicos que vivió en Lugano. “Si hay que hacer una ensalada de frutas, voy a pedir que otra persona pele las mandarinas, porque no las quiero ni tocar. Cuando era pendejo le había choreado a un boliviano un cajón y cuando vino la policía nos llevó adentro. Estaba con un amigo y habíamos llegado a esconder la fruta, pero cuando nos sintieron el olor en las manos nos mandaron a limpiar los baños de la comisaría”.

Desde su llegada al programa estableció un vínculo especial con El Polaco, Sofi Pachano, Rocío Marengo, Vicky Xipolitakis, Claudia Villafañe y el Mono de Kapanga, pero con el que verdaderamente se parte de risa es con Roberto Moldavsky. “Es un crack. Un gordito que tengo de hijo. Lo cargo mucho, porque le digo que cocina como come. A todo le mete panceta y le da más prioridad a la abundancia que a la decoración”.

Con los jurados también tuvo sus cruces. Donato De Santis es su referente, pero Germán Martiteguies más jodido que Polino en el Bailando”. “A veces me dan una mano, pero también se hinchan los huevos muy rápido. Cuando me hacen las devoluciones me matan, y hubo un par de veces que me calenté mal. No sé cuánto voy a durar en el programa, porque estoy vendiendo un humo escandaloso. A todos les digo que mis platos están riquísimos, pero mucho no me creen”...

El ídolo académico asegura que
El ídolo académico asegura que su fuerte son las cuchillas y su comida favorita son las milanesas a caballo

El Turco considera que las candidatas a ganar son Iliana Calabró, Patricia Sosa, Claudia Villafañe y Sofia Pachano. Una confianza similar a la que deposita en su Racing en la Copa Libertadores. Considera que el equipo de Sebastián Beccacece “se está formando de a poco” y que “a partir de octavos de final se va a ir acomodando”. “Creo que los que van a llegar más lejos son Boca, River, Racing y los brasileños, aunque esta vez van a dar más pelea los argentinos antes que los brasileños”, sentenció el ex delantero que se entusiasma cada vez que lo ve a Benjamín Garré. “Me gusta porque es encarador y siempre propone algo. Sabés que te puede sorprender en cualquier momento y va para adelante como loco. No te tira ese pase para atrás que no sirve para nada”.

Así es él. El multifacético personaje que se abraza a su carisma para meterse en el corazón de sus seguidores. El pibe de Fiorito trasciende los colores de Huracán o de Racing, porque su personalidad lo convierte en un ídolo popular bancado por la opinión pública. El que jugó al fútbol por obligación para poder comprarle la casa a sus padres, y que llegó a la Selección gracias a su perseverancia. La misma que le permitirá dar pelea entre los cocineros que buscarán consagrarse en la pantalla chica.

A la espera de su regreso al Tita Mattiussi para continuar como coordinador en la captación de jóvenes talentos, mientras aguarda por una nueva reunión entre los embajadores de la Conmebol (cargo que ocupa gracias al apoyo de Chiqui Tapia y Gonzalo Belloso) Claudio García destapa la olla y se sumerge en un mundo desconocido. “En este tiempo conocí la paz que te da la cocina. Cuando no estoy en competencia, son momentos que sirven para relajarme. Lo más probable es que después de todo esto siga cocinando para mi familia. Es algo que nunca había hecho, y descubrí que me da mucha satisfacción cocinar para mi mujer, mis hijos y mis nietos. La verdad es que me abrió la cabeza”.

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