Son muy pocos los equipos que no sufrieron alguna vez a Lionel Messi. El astro argentino, que no para de sumar goles a su registro, tiene una amplia lista de clubes a los que les convirtió encabezada por el Sevilla, la entidad que ve su nombre y sufre.
Este domingo, el Barcelona recibirá al conjunto Nervionense por la quinta fecha del campeonato español y será en el Camp Nou donde el capitán azulgrana podría ampliar aun más sus números.
Unas estadísticas que asustan, y es que en 39 partidos La Pulga convirtió en 37 oportunidades. Sin embargo, lo que más le duele a los ahora dirigidos por Julen Lopetegui es la cantidad de trofeos que no están en sus vitrinas por la culpa del referente culé.
Tres supercopas de España, una Eurocopa y dos Copas del Rey. En total, son seis trofeos que consiguió levantar el Barcelona gracias a los tantos de Lionel Messi, cuyos festejos contra el equipo sevillista comenzaron un 15 de octubre del 2006, en un duelo por liga que terminó con un 3-1 a favor de los barcelonistas.
En aquel entonces, un joven jugador de pelo largo con la número 30 en la espalda y de 19 años comenzaba a sorprender a más de uno por sus habilidades dentro de la cancha. Su talento era evidente, pero muy pocos imaginaban que 14 años más tarde iba a convertirse en el rey del fútbol español.
Desde afuera del área, de cabeza, de tiro libre, encarando hacia adentro... El rosarino convirtió de varias formas diferentes ante la fila de arqueros que pasaron por el Sevilla: Morgan De Sanctis, Andrés Palop, Javi Varas, Beto, Sergio Rico y Tomas Vacilik, fueron alguno de ellos.
Esos 37 gritos se dividen en 29 por Liga, 4 en la Supercopa de España, 2 en la Copa del Rey y otros 2 en la Supercopa de Europa. Sin embargo, lo llamativo es que logró meter de a tres en tres ocasiones (su último triplete fue el 23 de febrero del 2019 en el Estadio Ramón Sánchez Pizjuán en una victoria por 4-2) y de a dos en otros siete encuentros.
Además, de los 39 enfrentamientos que disputó con el Barcelona 29 terminaron en victorias y tan solo 6 fueron empates, curiosamente el último de ellos fue el 19 de junio de este año.
El último partido entre ambos acabó 0-0 en la casa del conjunto Blanquirrojo. Ese resultado obligó a posponer el festejo número 700 de Lionel Messi, de quien se creía que iba a poder marcar ya que se enfrentaba a su víctima preferida.
Si bien Sevilla está al tope de las víctimas que más veces sufrieron a Lionel Messi, la nómina se completa con Atlético de Madrid (32 goles en 41 partidos), Valencia (28 en 34), Real Madrid (26 en 43) y Espanyol (25 en 35).
Las estadísticas avalan a Leo contra el rival de esta jornada (desde las 16, hora Argentina), pero el último recuerdo cuenta con un sabor amargo. Más allá del agrio 0-0 que terminó conspirando contra la intención del Barcelona de apoderarse del título local, Messi mostró una de sus caras menos vistas: la enfurecida. Ocurrió cuando el brasileño Diego Carlos se lanzó con las dos piernas para adelante con riesgo de lesionarlo. El capitán Blaugrana no quedó conforme con el accionar de su colega y rápidamente lo fue a buscar entre insultos. El empujón que le dio lo puso al borde de la expulsión, pero el juez finalmente optó por no castigarlo.
El encuentro de este fin de semana tendrá otra tonalidad. Barcelona recién jugará su tercer partido por el torneo –postergó los dos primeros–, una situación similar a la del Sevilla. De todos modos, ambos acumulan seis unidades en el certamen. Messi se encontrará del otro lado con algunos viejos conocidos: Munir El Haddadi –surgido de La Masía–, los argentinos Lucas Ocampos, Marcos Acuña y Franco Vázquez, además del croata Ivan Rakitic, uno de los refuerzos estrellas de la entidad sevillana.
Semanas atrás, el mediocampista europeo se había referido a una supuesta mala relación con La Pulga durante sus seis años de estadía en el combinado catalán. “Yo digo lo mío. Mi relación con ellos no ha sido nunca de amigos íntimos. Creo que en un grupo de 23 ó 24 futbolistas eso es difícil. Mis amigos íntimos han sido Andrés Iniesta, Ter Stegen, Boateng o Junior en el último año. Pero yo los respeto. Ellos para mí han sido compañeros durante seis años y personas muy importantes. Yo con ellos me llevaba, de mi parte, de maravilla la verdad. Mi respeto hacia ellos es máximo. Con todo esto del coronavirus los he tenido muy cerca, éramos casi vecinos. Mi respeto hacia ellos es impresionante. Les agradezco el trato durante todos estos años”.
Estos rumores de una supuesta tensión entre las figuras no son, de todos modos, el centro de la escena para el rosarino. Tras su mediática pelea con la directiva blaugrana, Leo salió a plantar la bandera blanca para intentar que su estadía hasta el fin de su contrato a mediados de 2021 no sea caótica. “Debemos dejar las diferencias, yo particularmente asumo mis errores que si existieron fueron solo para hacer un mejor y más fuerte Barcelona. Pero ya está, todo pasó, debemos concentrarnos en hacerlo lo mejor posible y en conseguir todo lo que podamos lograr juntos, como equipo y como hinchada”, le dijo al diario catalán Sport para que las aguas vuelvan a su sosiego habitual.
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