Se trató de un gesto, que toma fuerza a partir de un sentimiento expresado en continuado por el protagonista de la historia. El Consejo de Fútbol de Boca que encabeza Juan Román Riquelme, con Alfredo Cascini y Marcelo Delgado como representantes, se apersonó en el predio del Xeneize en Ezeiza, aprovechando que San Pablo, rival de River mañana por el Grupo D de la Copa Libertadores (desde las 21.30 en el estadio de Independiente), se entrenó en el complejo auriazul. Y allí los ex jugadores le obsequiaron a Dani Alves, la gran figura figura del elenco brasileño, dos camisetas de Boca: la tradicional azul con la franja amarilla y el flamante diseño en homenaje la Bombonera por su 80 aniversario. Ambas, con el nombre de la estrella en la espalda. Y el dorsal 10, el de Román.
No se trató, claro, de un mero regalo de camaradería: el mítico lateral del Scratch, multicampeón con Barcelona y PSG, se confesó hincha de Boca en más de una oportunidad. Por eso el Chelo, el Mosquito y Alejandro González (relaciones públicas de la institución) se trasladaron hasta Ezeiza antes de concurrir al estadio Alberto J. Armando para ver al conjunto dirigido por Miguel Ángel Russo frente a Olimpia, por el Grupo H del certamen continental más prestigioso.
Las fotos, además, funcionan como un doble mensaje: el experimentado marcador de punta, de 37 años, se medirá justo ante el Millonario, con el que el San Pablo batalla por una plaza en los octavos de final de la Libertadores. Y además en los últimos días crecieron las versiones de que está a disgusto por varias circunstancias en el equipo brasileño y podría marcharse.
Hace una semana, ante la consulta de Infobae, fuentes de la dirigencia aseguraron que su nombre no está en carpeta, al menos en el corto plazo. Alves Tiene contrato con San Pablo hasta diciembre de 2022 y la cuestión económica parece inalcanzable para el mercado argentino: percibe unos 4 millones de euros por temporada.
Fueron varias las escenas en las que el lateral exteriorizó su cariño por Boca. Se expresó públicamente por primera vez en noviembre de 2015, cuando visitó la Bombonera con la selección brasileña y grabó un video en el que dejó al descubierto su simpatía por la entidad de la Ribera: “Señoras y señores, presento a ustedes un templo del fútbol para los apasionados de esta profesión. Damos una vueltita por acá, en la Bombonera. La c... de su madre, uno de los más grandes templos”.
Y previo a la final de la Copa Libertadores pasada entre Flamengo y River, comentó durante un vivo de Instagram: “Soy de Boca, joder, la c... de su madre, qué River, ¿somos locos? ¿Qué les pasa? Cuidado con lo que hablan porque es una polémica después, pero a mí no me importa nada, soy de Boca”. A través de la misma vía, afirmó en otro momento cuando le preguntaron si le gustaría jugar en Boca: “La verdad que no estaría mal, la gente sabe el cariño que tengo por Boca. Y normalmente no es porque la gente dice: ‘Boca, es un grande y bla bla bla’. Siempre ha sido porque me despertó algo diferente. Hay algunas situaciones que te identifican con ellos, me pasó como cuando fui a Barcelona”.
La recepción con camisetas de dos referentes de la historia de Boca como Cascini y Delgado, ¿servirá como el inicio de una estrategia de seducción?
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