“Estuve a un solo partido de ser Top Ten y ésa es mi barrera personal a romper. Después hay otras que incluyen torneos, pero estar dentro de los 10 primeros es palabras mayores”, confesó Diego Schwartzman en una charla vía Zoom desde Roland Garros, torneo en el que se apresta a participar a partir del próximo domingo.
Schwartzman tiene muy en claro sus objetivos y trabaja cada día para ello, aún desde que era chico y no había seguridad de concretar su sueño de ser tenista profesional. Por eso, el próximo salto debería ser meterse en el privilegiado grupo de los 10 primeros del ranking mundial, un sitial del que estuvo cerca en varias ocasiones, pero al que aún no pudo acceder.
Hace pocos días, Novak Djokovic se interpuso ante una nueva oportunidad que le brindó el tenis. “Es muy difícil. Mucha gente ha tocado esos lugares y no lo pudo mantener, eso habla de lo complicado que es. Ahora estoy cerca, pero ojalá lo logre este año o el que viene”, expresa casi como contando el sueño de alguna de estas noches, en voz alta.
Roma fue una gran semana para él y, también, “un tanto sorpresiva, no por el nivel que mostré ni por los partidos que gané, sino porque tuve un regreso al tenis pos pandemia no bueno, me golpeé en el US Open, no encontraba el tenis y estaba en una nebulosa. Y, la verdad, Roma fue como un volver a sentirme bien con mi tenis”, comenta satisfecho.
“Yo creo que fue mi mejor torneo por muchas cosas. Rompí muchas barreras que uno no sabe si volverá a hacerlo. Es como sentir que uno puede seguir manteniendo y creciendo, porque le gané a Nadal y porque fue mi primera final de Masters 1000”.
“¿Es más factible ganarles a jugadores como Nadal o Djokovic jugando a tres sets que a cinco?”, le preguntó Infobae, lo que le permitió a Peque desplegar su análisis. “Creo que a tres sets, y teniendo el control del partido, como me pasó acá (en Roland Garros) hace dos años, las chances son mayores".
"Nadal, Djokovic o Federer tienen una estadística a cinco sets y una forma de jugar que te obliga a hacerlo a gran intensidad durante mucho tiempo y hay que estar muy preparado. Me siento preparado, pero la realidad es que también hay que mantener ese nivel durante cuatro horas y se hace difícil, porque uno tampoco tiene esa gimnasia de estar haciéndolo todo el tiempo. Por eso es que me parece que es mucho más posible ganarles en un partido a tres sets”.
También sintió que Djokovic no le quedó demasiado lejos y que desperdició sus chances, cuando las tuvo. “No me sentí lejos del juego de Novak, todo lo contrario. Me dio mucha bronca, mucha pena, dentro del partido, porque el arranque fue muy positivo. Él, jugando por debajo de su nivel, y yo respondiendo bien físicamente, a pesar del desgaste del día anterior. Me costó un poco el partido cuando él empezó a mejorar, pero tuve un montón de chances. Lamentablemente, no tengo un saque que pueda hacer una gran diferencia. En el segundo set él nunca paró de mejorar y a mí se me hizo más complicado, era ya todo más cuesta arriba. El primer set creo que determinó la final”, analizaba a pocos días de la definición del torneo romano.
La nota simpática que había dejado en el Foro Itálico fue la leyenda sobre el acrílico de la cámara cuando venció a Rafael Nadal. Era su primer match en la cancha central, estallaba de alegría por la victoria sobre el manacorí y escribía la palabra Argentina. “Se me ocurrió, porque es un momento duro para todos. Además, una vez puse Boca y los hinchas de River me mataron, así que decidí sólo poner Argentina”, confesó entre risas y agregó: “También porque sabía que era fin de semana y que habría mucha gente mirando y quería mostrar un poco ese pantallazo, que es por lo que uno juega. Fue como decirle gracias a todos los que me apoyan, yo soy recontra argentino, como ustedes saben, y quería decirles gracias.”
Luego del paseo de 10 kilómetros por Roma, llegó el momento de mudarse a París, para comenzar a entrenar de cara a Roland Garros y Diego había dicho que su primer temor no eran “los cinco sets, sino el mail con el resultado del primer test de PCR” que le realizarían.
— ¿Se te fue el cagazo del primer test?
— ¡Sí! Del primero sí, pero hoy nos hicieron el segundo y el resultado lo vamos a recibir, también por mail, mañana a la mañana.
A diferencia de la primavera, estación en la que se juega habitualmente el Abierto de Francia, la Ciudad Luz brinda otro marco y temperatura comenzado ya el otoño. “Está haciendo mucho frío en París y llueve bastante, de hecho, se espera que siga lloviendo. Eso hace que las canchas sean más lentas y las pelotas más pesadas. Pero me vuelvo a sentir bien”, ejercita un primer balance Schwartzman, quien tendrá como rival en el debut a Miomir Kecmanovic, un joven serbio de 21 años que llega de ganar un torneo y muy buena trayectoria en Juniors.
“Lo he visto jugar muchas veces, tiene mucho talento y mucho futuro, pero no lo enfrenté nunca. Así que me voy a tener que poner a buscar más información para enfrentarlo”, confiesa, sin signos de preocupación, tal vez, porque muchos lo dan como favorito. “Eso de sentirme favorito para avanzar en los torneos es relativo. En el US Open también era favorito y me fui en primera ronda. La verdad es que cuando entrás a la cancha no sabés cómo vas a salir. Si me siento bien sé que tengo muchas chances de avanzar. Y la primera ronda habla mucho de cómo te va a ir en el torneo y yo tengo un partido complicado. En el tenis, los únicos favoritos son Djokovic, Nadal y Federer”, destaca el argentino, que proyecta al español y a su amigo, el austríaco Dominic Thiem (finalistas de la edición 2019), como candidatos al título.
Aunque sabe que las condiciones climáticas no son las favorables para ellos, “porque les gusta que la pelota pique un poco más rápido y más alta, para mí siguen siendo los dos favoritos a ganar. Detrás de ellos vienen Djokovic y unos cuantos chicos que vienen jugando muy bien, como Tsitsipas, Zverev, Rublev”.
La vuelta a competencia en plena pandemia, plantea desafíos y adaptación a nuevas modalidades a las que cuesta habituarse, porque la creación de “burbujas” sanitarias para proteger a los jugadores requiere de muchas obligaciones, riesgos y confinamientos para los tenistas. “Esto es como una cuarentena en la que sólo te dejan ir a trabajar. Creo que nunca terminás de acostumbrarte”, dijo Schwartzman, luego de seis semanas del reinicio del circuito profesional de tenis.
A modo de ejemplo, Peque contó que había llegado del club “y ya no puedo hacer nada más que tomar unos mates en la habitación del hotel y no mucho más. No tenemos permitido salir, porque si lo hacés quedás afuera del torneo”. Por eso, cree que sería mejor para la mentalidad de los jugadores si pudieran tener los hoteles para ellos solos, porque de esa manera se podrían mover libremente. “Pero eso es muy difícil”, reconoce.
“Nosotros nos cuidamos al máximo -asegura Schwartzman-, porque podríamos quedar recluidos por algún tiempo, solos en una habitación y lejos de la Argentina. Por eso, en Roma, al otro día de la final caminamos como 10 kilómetros y no tomamos ni taxi ni Uber, no por miedo, sino por cuidarnos.”
Diego pasó por diferentes torneos y países, en estas semanas y reconoce que en cada lado se trata distinto el tema del control. “Hay mucha diferencia. En Estados Unidos teníamos un hotel que era exclusivo del torneo, con lo que sabías que todos los que estaban allí estaban testeados y podías ir tranquilo. En Kitzbühel no hubo nada, el barbijo sólo era obligatorio en la zona de jugadores, pero podías andar por la ciudad o hacer lo que querías sin ellos, fuera de esa zona. En Roma, el hotel era compartido y sólo podíamos transitar por algunos sectores, algo parecido a lo que está ocurriendo acá”, comentó respecto al hospedaje, pero también marcó las diferencias en los testeos: “En cada país hay una modalidad distinta. En todos es el PCR, pero en un lado era por nariz, en otro por boca, en otro lo hacíamos nosotros, todos diferentes.”
En definitiva, un protocolo guionado al mejor estilo de George Orwell (autor de 1984, entre otras obras). “Creo que estaría bueno que en los hoteles pudiésemos manejarnos más libres y no sólo dentro de una habitación, porque te volvés loco”, dijo con un dejo de agobio. Sin embargo, sabe que es la realidad que les toca vivir.
En esta nueva forma de seguir con el Tour, a Schwartzman no lo acompaña sólo su cuerpo técnico, sino también su novia Eugenia de Martino. En muchos casos se ha hablado de que esas compañías suelen ser un distractivo, otros dicen que desenfoca y en otros que es un cable a tierra. Sólo los resultados son los que marcarán, realmente, lo que suceda con esa compañía, y Diego lo tiene claro.
— “¿Cuáles son los pros y los contra de viajar con la novia?”, quiso saber Infobae.
— "La tengo acá al lado –dice mientras gira la cabeza para mirarla, en la habitación del hotel–, así que me vas a hacer responder bajo presión (se escuchan las risas de fondo). No sé si hay contras -continúa-. Más que nada para ella, porque con esta situación de burbuja, no puede salir y se la pasa acá adentro. La verdad es que se la banca mejor de lo que yo lo haría, porque no puede hacer otra cosa que ir al club, porque no tiene permitido salir. Sólo en Kitzbühel se pudo disfrutar, porque no existían estas restricciones o en Roma, cuando terminó el torneo, que tuvimos medio día para pasear”, contó de lo que viven durante la gira
Al mismo tiempo, agregó que la idea del viaje surgió “cuando empezó la pandemia, porque yo no sabía cuándo iba a poder volver, entonces decidimos arrancar el viaje. Si se llega a aburrir de la gira o de mí (vuelve a mirarla), sabe que ahora hay más vuelos y puede regresar, pero si no se aburre, la vamos llevando bien. Es como estar de viaje con un poco de competencia”.
Antes de culminar la entrevista por Zoom que concedió, Schwartzman se hizo un momento para alegrarse y felicitar a Nadia Podoroska, al haber atravesado la clasificación e ingresar en el cuadro principal femenino de Roland Garros. “¡Es un notición espectacular! La veníamos siguiendo desde que regresamos al circuito. Ojalá que pueda darle un buen empuje para el tenis femenino en la Argentina. Sería muy buena noticia para todo el tenis femenino y que en el futuro podamos volver a tener varias mujeres en el cuadro femenino”.
Por último, destacó que la nueva asociación de jugadores (PTPA) “es una realidad que está presente. Lo que buscamos no es confrontar, queremos tener una voz más escuchada o una mejor comunicación con la ATP, como se le ha comunicado. Porque al Board, que es el que toma las decisiones dentro de ATP y no la integra ningún jugador, son tres personas que tienen sus propios intereses. Los jugadores sólo están en un Council que hace llegar sugerencias. Hay varios jugadores que no les interesa esta asociación y quieren seguir como estaba. Lo que esperamos es que, en un futuro cercano, seamos más escuchados y mejor comunicados sobre las decisiones que se vayan a tomar”.
Comienza el último Grand Slam de la temporada y la esperanza argentina está detrás de la raqueta del finalista de Roma y número 13 del mundo, Diego Schwartzman.
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