Si hay algo que Miguel Ángel Russo supo transmitirle a su plantel desde que tomó las riendas a principios de año fue tranquilidad. No es sencillo lograr ese cometido en un club en el que, cuando llueve, diluvia. Sin embargo el entrenador refleja en sus dirigidos y cuerpo técnico su serenidad interior, esa misma que tuvo a flor de piel durante la victoria de Boca ante Libertad pese a no haber podido estar presente en Paraguay.
Por ser paciente de riesgo, el técnico xeneize tomó la determinación de no volar junto a la delegación a Asunción para el reinicio de la actividad oficial del equipo. Y lo mismo sucederá en el próximo viaje a Colombia para visitar por la Copa a Independiente Medellín. Hasta último momento puso en duda su presencia: su deseo era grande pero la recomendación del presidente Jorge Amor Ameal y el vice Juan Román Riquelme lo terminaron de convencer.
Miguel tuvo contacto con el cuerpo técnico y el plantel hasta último momento, pero no hizo lo mismo durante los 90 minutos del encuentro frente a los paraguayos, válido por la tercera jornada del Grupo H de la Copa, que depositó a los suyos en el primer lugar de la zona. El estratega boquense confió plenamente en la mano de sus ayudantes Leandro Somoza y Mariano Herrón, quienes tomaron todas las decisiones a lo largo del compromiso.
Muchos se preguntaron si Boca podría rendir de la misma forma sin la presencia de Russo en el banco y quedó a las claras que el planteo salió a la perfección. Lógicamente el trío de técnicos había evaluado todas las alternativas que podían presentarse en este particular regreso frente a un adversario que traía mucho rodaje y con la incógnita a cuestas por la respuesta física de los propios (sobre todo en el complemento), que finalmente fue satisfactoria. En esa área estuvo implicado el preparador físico Damián Lanatta.
Según pudo averiguar Infobae, no hubo comunicación alguna entre Russo, Somoza y Herrón a través de ningún dispositivo ni tecnología. Las modificaciones estaban estipuladas y los colaboradores tenían la total potestad de hacer y deshacer según las circunstancias que surgieran. Fue así que el banco visitante en Asunción se movió sin las indicaciones de Miguel: Nicolás Capaldo ingresó por Gonzalo Maroni en primera instancia y después hubo dobles variantes con Walter Bou y Edwin Cardona por Franco Soldano y Carlos Tevez, más las de Frank Fabra (entró para volantear por delante de Mas) e Iván Marcone por Eduardo Salvio y Jorman Campuzano. Utilizaron las cinco máximas en los tres tiempos permitidos. Todo fue digitado por Somoza y Herrón.
El fin de semana pasado Russo reapareció en el Centro de Entrenamiento que el club posee en Ezeiza luego de que la mayoría de los jugadores del plantel dieran negativo en los testeos. Antes, cuando estallaron los contagios dentro de la burbuja, el DT se protegió en su casa y todo quedó a merced de sus ayudantes durante varios días (Somoza tuvo COVID-19 y Herrón fue uno de los pocos que se salvó). Ya en territorio guaraní, el contingente no perdió la calma ni aún habiendo sido recibidos de forma hostil por la parcialidad local.
Las manos derecha e izquierda de Russo mantuvieron el bajo perfil tras el partido. El que tomó la palabra luego de la acción fue Carlos Izquierdoz, referente del plantel boquense, quien justificó la victoria y remarcó las bondades del sistema de Boca: “Creo que desde el planteo táctico que realizamos fuimos inteligentes. Sabíamos que Libertad iba a salir a buscar el partido y tratar de tener la posesión de la pelota y presionarnos cuando recuperáramos, entonces la clave era estar siempre bien parados y bien ordenados y cuando recuperáramos la pelota por intermedio de nuestros volantes, sacarla limpia y romper esa primera presión para después poder aprovechar los espacios que se iban a generar”.
Cali, bastión en la defensa y bien complementado con el peruano Carlos Zambrano frente a la baja de Lisandro López, quien se bajó a última hora por presentar síntomas de coronavirus, sentenció: “En el primer tiempo lo hicimos bien, sí el rival manejó la pelota pero en ningún momento nos sentimos que nos lastimaran o inquietaran, entonces el planteo lo desarrollamos a la perfección. Después una vez que abrimos el partido empezamos a generar más espacios y el segundo tiempo estuvimos mucho más cómodos”.
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